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Actuarte. Madre no hay más que... muchas

La compañía está integrada casi en su totalidad por mujeres, dos de las cuales, Nuria V. Martín y Sara del Río se han ocupado del guion original de la obra, encargándose de la dirección la propia Sara

Me acerco al Auditorio Hermanos Quijano en Azadinos, notable espacio promovido por el Ayuntamiento de Sariegos. Un sitio que no te esperas por lo accesible y bien dotado, con una platea como para doscientas y pico personas. Hay buena entrada. El público ha acudido para ver en escena a la compañía Actuarte en su representación de “Madre no hay más que muchas”, que gira desde hace unos meses por la provincia de León. 

La compañía está integrada casi en su totalidad por mujeres, dos de las cuales, Nuria V. Martín y Sara del Río se han ocupado del guion original de la obra, encargándose de la dirección la propia Sara. El resto del elenco lo forma Virginia Jaular, Vanesa Monroy, Ana Pedriza, Leticia Rodríguez, Margarita Santamarta y, único hombre, Julián Jaular.

Y vamos a la obra, que, por no hacerles “spoiler”, les diré que refleja la realidad diaria de muchas madres de este siglo XXI que nos ha tocado en suerte. Pero son distintos tipos de madre, cinco en concreto, de las muchas que puede haber… siempre decimos que “cada persona es un mundo”, pues con las madres pasa igual. 

Desde la presión social previa porque “se te pasa el arroz”, cómo se recibe la noticia de la próxima maternidad (deseada o no), los miedos ante el parto… y lo que no es el parto. La pelea diaria para que el niño coma, obedezca, se duerma, estudie, respete a sus mayores, no beba, no fume… ya en la adolescencia. Todas esas situaciones, descritas con humor, que atraviesan estas cinco madres, estereotipos puede ser, pero bien representativas. Como lo importante son los diálogos y las situaciones, disfrutamos de una escenografía minimalista, pero cuidada.

Los colores

Y cada madre, representada por un color. El azul de la tecnológica “influencer”, que cría a dos mellizos a golpe de “like” y hace de la maternidad espectáculo digital. El verde de la “intensita”, tan preocupada por la crianza que cada paso es una duda permanente entre gluten, “bio” y grasa insaturada. El morado de la veterana, al que la llegada de un ¡cuarto! hijo le descuadra los planes de tranquilidad en un matrimonio anodino en el que se había propuesto ya sólo sobrevivir. 

El rosa de la “pija”, que cría al vástago a base de extraescolares, náuticos inmaculados y suegra insoportable. El rojo de la ejecutiva que ve cómo su embarazo no deseado da al traste con la que se prometía carrera profesional brillante.

Por el medio se cruzan dos personajes que dan mucho juego. Una monitora de ejercicios preparatorios al parto con extrañas e inasumibles teorías sobre el dolor, que forman parte del “leitmotiv” de la función, y el único padre al que conocemos, con sorpresa incluida.

Madre no hay más que muchas...

“Madre no hay más que muchas” es una comedia descarada, algo descarnada, sin consejos ni moralina y, desde luego, sin piedad ni filtros.

Bueno… sí hay un filtro para proteger los deseos de aquellos que, aun viendo la obra, mantengan ganas de reproducirse: todos los llantos infantiles han sido sustituidos por canciones, con intención como no podía ser menos.

Recomiendo encarecidamente que no se la pierdan. Las risas en la platea me revelan que la obra acierta.

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