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'So' en Cerezales. Lo de estos no es normal

Última y grandiosa cita musical del Festival Tropos 2025 en la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, después de la suspensión del concierto de 'Carabela' el pasado día 16 por consejo de Protección Civil ante la ola de incendios en la provincia de León
 
'So' es el proyecto musical conjunto de tres artistas de ya larga trayectoria. Fotografía: Archivo FCAYC
'So' es el proyecto musical conjunto de tres artistas de ya larga trayectoria. Fotografía: Archivo FCAYC

Última cita musical del Festival Tropos 2025 en la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, después de la suspensión del concierto de “Carabela” el pasado día 16 por consejo de Protección Civil ante la ola de incendios en la provincia de León. Tocaba resarcirse un poco del chasco, y vaya que si hemos sido satisfechos los que por Cerezales nos acercamos.

“So” es el proyecto musical conjunto de tres artistas de ya larga trayectoria. Por un lado, reúne a “Los Sara Fontán”, dúo formado por la gallega Sara Fontán y el catalán Edi Pou, girando ya desde hace más de seis años, después de una dilatada carrera por parte de ambos, y a Iban Urizar, etnomusicólogo, investigador de raíz y multiinstrumentista, conocido su proyecto personal como “Amorante”.

Sara Fontán es violinista, con más de treinta años explorando el instrumento desde la música clásica al post-rock. Ha pasado por la electrónica con “Árbol”, la videodanza con “PIÑA”, la improvisación más libre en “La Orquesta del Caballo Ganador” y el Pop de “Manos de Topo”.

ZA!

Edi Pou es, junto a Pau Rodríguez, integrante de ZA!, grupo referente del “Underground” que, por ejemplo, tiene anunciadas actuaciones en Cerdeña, Copenhage, Barcelona y Tarragona acompañando a un tipo tan inclasificable como “Perrate”, un flamenco disruptivo. La percusión en manos de Pou toma otra dimensión, por instrumentos utilizados y por su empleo.

Iban Urizar, “Amorante”, homenajea con su nombre al brasileño Rodrigo Amarante y al desaparecido Enrique Morente, de los que se confiesa admirador. Experimentado trompetista, investiga también con la guitarra, el ukelele, jugando con la electrónica de teclados y sintetizadores.

Entenderán ahora que, viendo este historial, nos acercáramos a Cerezales con curiosidad, sabiendo además que los tres músicos se dejan llevar completamente por la improvisación, de manera que cualquier referencia anterior no iba a ser del todo válida para saber qué íbamos a ver y, sobre todo, escuchar finalmente.

Y la primera en la frente cuando vemos al llegar que el escenario para la actuación está situado en el centro, con el público alrededor, y que el sonido va a acercarse a la cuadrafonía con un doble estéreo. Penumbra por la hora y por la escenografía. La entrada de los músicos por entre el público, deambulando y haciendo sonar desde sus dispositivos móviles sonidos de cantos tradicionales gallegos y de exhibiciones de deporte vasco, en especial “aizkolari”. 

Ataviados con faldas rojas de folklore gallego, iluminadas con unos pequeños focos que cuelgan de la cintura, un efecto luminoso notable. Atmósfera muy sugerente y, a partir de ahí, un auténtico derroche de energía haciéndonos viajar entre los cantos tribales, la música de raíz y tradicional, los estándares de Jazz como “Summertime” de Gershwin, o una salmodia elaborada a partir de la partitura de Nino Rota para “El Padrino”. 

Un buen trabajo

Sara, Pau e Iban se lo trabajan, corren por entre el público tañendo cencerros, buscan la complicidad pidiendo que encendamos las linternas de nuestros móviles, contagian, sudan, difícil que no se nos vayan los pies detrás de algún ritmo conocido. Pero todo en casi total oscuridad, con dificultad para ver con claridad a los intérpretes.

Y es que se trata de eso, según nos explican: practicar la escucha acusmática. Una audición más atenta porque no está pendiente de otras distracciones. Y el caso es que hace buena falta, que todo lo que estamos oyendo tiene que integrarse y comunicarse con nuestros propios recuerdos y sentimientos. Cada uno de los oyentes ha escuchado un concierto distinto, porque lo oído se vincula a las propias experiencias y recuerdos. De ahí el viaje desde lo tribal a lo más reciente, pasando por lo tradicional y por los sonidos familiares, como los cencerros o alguna banda sonora.

Agradecemos una vez más a la Fundación Cerezales Antonino y Cinia que nos brinde la oportunidad de experiencias como la de este pasado sábado. No son espectáculos para mayorías, pero desde luego sí son experiencias sobresalientes y un auténtico lujo.

Nos vamos esperando ya la edición del año próximo con la idea de que nunca defrauda… Bueno, y también con Nino Rota metido en la cabeza por obra y gracia de “So”.

Por cierto, un pequeño juego. “So” tiene significado en el idioma de cada miembro de la banda: Euskera, Gallego y Catalán. Respectivamente: entonces, soy, sonido. No está mal.