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Lo de Tsacianiegas. Por fin

Acudimos al reclamo de la presentación del esperado disco de “Tsacianiegas” en el Museo de los Pueblos Leoneses en Mansilla de las Mulas

Acudimos al reclamo de la presentación del esperado disco de “Tsacianiegas” en el Museo de los Pueblos Leoneses en Mansilla de las Mulas. Salón abarrotado de numeroso público que quiere oír de la voz de las hermanas Álvarez Alonso, Raquel y Laura, los porqués, las razones y vicisitudes que han rodeado la realización del disco. Antes, teniendo en cuenta que nuestras artistas son Premio MT Joven Valor 2025 bien merecido, asistimos a la presentación por parte de Arlafolk de la edición 2026.

La consecución de este primer CD en solitario no ha sido cosa fácil. De esa idea primera que podemos tener de lo que es grabar un disco: llego, toco, me graban y ya, te saca rápidamente un productor como Ángel Rodríguez del Amo que, junto a su hermana Laura, lleva el timón del estudio Music Center de León. Ángel lleva años sonorizando a “Tsacianiegas” y sabe lo que ellas pueden dar. Nivel de exigencia de productor e intérpretes aparte, la distancia y los respectivos trabajos en Oviedo y León de las hermanas han hecho que la grabación del CD se prolongase entre abril y octubre del año pasado y miren ustedes a qué alturas estamos. Cuando decimos “por fin” es por algo. El lanzamiento de “Pa bail.lare” de “Tsacianiegas” es un hito para Raquel y Laura. Y ya les decimos que también para los que disfrutamos con la música de raíz.

Y no es sólo lujo para el oído, sino también para la vista la esmeradísima edición del estuche y libreto con letras y créditos, elaborada por Ricardo Escobar (donrecaredo) por inspiración de las artistas, con el narciso como emblema recurrente, el paisaje montañoso de Laciana y esas dos parejas de la portada, los danzantes y las pandereteras. Ver, escuchar, bailar… lo mismo no nos hace falta más.

Raquel y Laura

O sí, porque Raquel y Laura se arrancan y nos deleitan con varias piezas del disco. Aclaran, tan cercanas y espontáneas ellas, que no nos lo van a tocar todo, que son veinticinco las canciones del CD, más una colaboración de Chelu, padre de las artistas, que se marca un buen párrafo en “patsuezu” al inicio del disco. Y es que les ha quedado la cosa muy familiar, que es su madre, Araceli (Retumbietsa), también la que ha fabricado buena parte de los instrumentos empleados: pandero, pandero cuadrado, pandereta, también castañuelas y esos otros objetos de ajuar casero que tanto juego dan en la música pegada al terreno: sartén, lata, botella y mortero.

Uno no es de bailar, que estropea la vista la torpeza que me adorna, pero se me van los pies sin remedio cuando empieza a sonar la “Xota de L.lumaxu”. Y ya vamos viendo cómo se anima el personal y se deciden a bailar hasta cinco parejas en lugar tan solemne y regio, pero que se convierte en festivo y desenfadado. Maravilla.

Tenemos que agradecer a “Tsacianiegas” el valor de haberse lanzado a la edición de este disco. Ya no hay excusa para dejar de bailar. Ellas también agradecen, modestas y sinceras, toda la dedicación de mucha gente por que la música tradicional no se pierda. Desde sus padres que han cimentado ese orgullo por lo propio, por la lengua, por la indumentaria, por enseñarles a bailar y tocar. Pasando por el jurado de los Premios MT Joven Valor del reino de León 2025, los artesanos fabricantes de instrumentos, todas aquellas personas que decidieron “perder su tiempo” enseñándoles canciones de raíz, otros artistas con los que han colaborado (casi nadie al aparato: Héctor Álvarez-Tsuniegu-, Xuacu Amieva-Dobra-, Rodrigo Martínez-Tarna- o Kepa Junquera) y al público, claro, esa gente anónima e imprescindible, ese chute de autoestima, esa alegría y calor.

Y me voy, habiendo comprado el disco imprescindible “co’l Rabudixiu metío nel sesu”:

Que soy minero, que nada debo,
porque la mina nos da dinero.
Que soy minero, que no lo niego,
Porque la mina nos da dinero.