Un bombero forestal berciano expone las "abusivas" condiciones laborales que sufren
Nadie mejor que un bombero forestal de la Junta de Castilla y León basado en El Bierzo para poner luz sobre las más que precarias condiciones en las que se ven obligados a trabajar aquellos que se dejan la piel para salvar montes, viviendas y, en definitiva, vidas. Sergio Fidalgo es uno de los profesionales basados en El Bierzo y este viernes ha aprovechado los micrófonos de TVE para explicar algunas de las circunstancias que considera "abusivas" y que muchas veces rozan la ilegalidad laboral a las que se suma una "nefasta" organización de los mandos al frente del operativo.
Muchas de las denuncias que ha realizado Fidalgo no son nuevas, ni mucho menos. Bomberos y brigadistas llevan años denunciado las condiciones en las que se encuentran trabajando y realizando labores básicas para la conservación del medio ambiente y de la vida rural, pero en mitad de esta gran crisis, con hasta 18 incendios forestales simultáneos este jueves arrasando la provincia, retumban más fuerte si cabe. Aunque eso sí, Fidalgo echa en falta un sindicato fuerte dentro del gremio en la Comunidad para que sus denuncias no caigan en saco roto al llegar a los despachos. "Algunos sindicatos grandes nos están empezando a apoyar" desde el incendio de Sierra Culebras (en Zamora) hace tres años, "pero no tenemos uno propio".
Jornadas interminables y con descansos recortados
Fidalgo es claro a la hora de exponer que las cuadrillas de forestales se enfrentan en su día a día a "condiciones abusivas", significadas en el hecho de que el máximo legal de horas de trabajo está fijado en jornadas de 12 horas, "pero nunca baja de 14, llegando incluso a 21 horas consecutivas" de duro trabajo en los montes y campos tratando de apagar las llamas y proteger a la población. Además, "no se cumplen los descansos", asegura, que deberían ser de un mínimo de 10 horas, "pero vemos que en la práctica ese tiempo no computa los desplazamientos" por lo que el tiempo de parada, vital para retomar fuerzas y poder seguir trabajando con garantías, se reduce generalmente a "unas 6 horas" en provincias tan extensas geográficamente como León.
Tampoco las comidas y el "avituallamiento" están funcionando como debería, de hecho, según el bombero berciano "en los primeros días fue de vergüenza" y los vehículos de apoyo que se dedican a abastecer a los luchadores con las llamas en los frentes no llegaban. "Hemos comido y bebido gracias a los voluntarios de los pueblos, que son los que nos acercaban comida y agua", asegura.
"Nefasta coordinación"
Todo ello, en mitad de un cruce de acusaciones y desorganización institucional evidente, que Fidalgo califica de "coordinación nefasta" que ha llevado a situaciones como que "haya cuadrillas paradas porque no se sabe a dónde enviarlas mientras se queman pueblos y casas". Ante esa falta de definición, casi siempre son "voluntarios" de los pueblos los que corren a salvar sus campos y casas en condiciones precarias... "y ya van dos muertos".
Fidalgo ha relatado cómo las contrataciones están igualmente lastrando al gremio. Se apuesta por contratos fijos discontinuos para cubrir la campaña estival, la de mayor proliferación de incendios, "y más del 60 por ciento de gente se va a la calle al acabar la temporada". La Junta ha privatizado la mayoría de las cuadrillas, que pertenecen a empresas privadas y cuyos contratos se renuevan "cada tres años", en busca de las ofertas más baratas y la categoría profesional, aunque existe sobre el papel, en la práctica "no se reconoce".
Temporalidad y abuso
Así, en invierno, en la época en la que todos los expertos coinciden en señalar que es cuando realmente se apagan los incendios con el cuidado de los bosques y montes, en la que Fidalgo recuerda que "no paramos de trabajar aunque no haya incendios", aquellos bomberos que tienen la suerte de encontrar acomodo en alguna de las menguantes plantillas, por ejemplo, "los días que llueve, como no se puede salir, no se pagan". "Te mandan un wasap el día antes según ven el tiempo y te dicen que no vayas a trabajar y eso luego dice que es una ausencia injustificada nuestra", asegura.
Lo que se suma al hecho de que las contrataciones invernales se hacen como "peón de montes" que "es una categoría todavía más baja" en la que, por ejemplo, "no se cobran el mismo plus de peligrosidad".
Nóminas bajas
¿Y cuánto cobran? Quizá sea la gran pregunta y la respuesta que causa más indignación. Según Fidalgo, que habla sobre su nómina personal, "en verano entre 1.200 y 1.400 euros" pudiendo subir sobre la base de sumar horas extra. Pero, "en invierno he tenido nóminas de 800 euros", lo que está muy por debajo del salario mínimo.