El Astorga roza la gloria: cae como un héroe ante el Mirandés (penaltis, 3-4)
Un Astorga enorme, brillante, entregado y con un aplomo digno de admirar se queda fuera de la Copa del Rey ante un Mirandés que vivió un partido agónico.
Solo en el último lanzamiento desde el punto de penalti encontró el conjunto visitante el trampolín a la próxima eliminatoria copera (3-4).
Antes, estuvo contra las cuerdas ante un equipo, el maragato, que forzó la prórroga en el minuto 90 con un gol de locura de Adri Álvarez.
La Eragudina fue una fiesta de ilusión y coraje. El conjunto maragato, con el apoyo incondicional de su afición, plantó cara desde el inicio a un rival de Segunda División. Aunque el Mirandés dispuso de algunas ocasiones aisladas, el dominio y la intensidad del Astorga marcaron el ritmo del primer acto.
Llamazares sostuvo al equipo en los pocos sustos visitantes, mientras Ceínos, Sergio Peláez y Aleixo lo intentaban con ahínco en ataque.
El golazo que llevó el partido a la prórroga
El Mirandés se adelantó en el minuto 56 con un disparo lejano de Petit, que sorprendió a Llamazares desde casi el centro del campo. Parecía el golpe definitivo, pero el Astorga no se rindió. Lago movió el banquillo, y la entrada de Adri Álvarez cambió la historia.
A dos minutos del final, cuando la eliminación parecía inevitable, un córner mal despejado cayó a los pies de Adri en la frontal. Sin pensarlo, conectó una volea sensacional que se coló junto al palo. La Eragudina estalló: 1-1 y prórroga.
Las tres claves del partido
El conjunto maragato no se rindió nunca. Pese a ir por detrás en el marcador tras el golazo lejano de Petit, el equipo de Lago mantuvo la intensidad, creyó en sus opciones y acabó empatando en el minuto 90 gracias a una genialidad de Adri Álvarez. La mentalidad competitiva del Astorga volvió a hacer temblar a un rival de Segunda, como ya ocurrió hace dos años.
Su entrada cambió el rumbo del partido: aportó frescura, liderazgo y el gol que llevó a la prórroga. Sin embargo, el fútbol volvió a mostrar su cara más cruel cuando falló el penalti decisivo. Fue el mejor del encuentro, símbolo del espíritu de un Astorga que rozó la hazaña.
El conjunto burgalés sufrió durante todo el encuentro, pero mantuvo la calma en la tanda. Su portero Juanpa detuvo un lanzamiento clave y, finalmente, Tamariz asumió la responsabilidad del penalti definitivo con sangre fría. Esa serenidad, en un ambiente hostil y ante un rival desatado, fue la diferencia que le dio el pase.
Una prórroga tensa y sin riesgos
Los treinta minutos extra fueron un pulso de nervios y cansancio. El Astorga tuvo la ocasión más clara en las botas de Adri Álvarez, cuyo zurdazo se marchó rozando el poste.
El Mirandés, más conservador, pensaba ya en los penaltis, introduciendo cambios para asegurar piernas frescas. Sin goles, el destino se selló desde los once metros.
La cruel lotería de los penaltis
La tanda comenzó con emoción desbordada. Ivi falló el primero del Astorga, pero Llamazares detuvo el lanzamiento de Eto’o para mantener viva la esperanza. Canito, Sellés y Mario marcaron para los maragatos, mientras Marino, Pica y Barea hicieron lo propio para los rojillos.
Con el marcador 3-3, llegó el momento decisivo. Adri Álvarez, el héroe del empate, tomó carrera, pero su disparo se marchó por muy poco. En el lanzamiento final, Tamariz engañó a Llamazares y selló el pase del Mirandés por 3-4.
Lágrimas en el césped, aplausos en la grada y una ovación cerrada para un Astorga que, una vez más, demostró que el fútbol no siempre premia al más grande.
Un adiós con orgullo
El Astorga se despide de la Copa del Rey dejando una imagen imponente. Compitió de tú a tú con un equipo de categoría superior, empujado por una afición que creyó hasta el final. Su actuación, más allá del resultado, refuerza la idea de que La Eragudina sigue siendo un escenario donde los sueños se rozan con la punta de los dedos.