Pollán llama a abandonar el discurso pesimista sobre León y apostar por la prosperidad de la provincia
El presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, ha asistido este domingo al 'Día de León', celebrado en el marco de la 68º edición de la Feria Internacional de Muestras de Asturias, que tiene lugar estos días en el Recinto Ferial de la ciudad asturiana de Gijón.
La Feria Internacional de Muestras de Asturias reúne cada año a expositores y visitantes de todo el país, siendo un escaparate privilegiado para la promoción económica, el desarrollo territorial y la proyección cultural.
Se trata del cuarto año en el que presidente de las Cortes asiste a esta cita, convertida ya en un punto de encuentro de los tejidos económicos, sociales y culturales de la provincia de León y de otras zonas de España. En este sentido, al comienzo de sus palabras, Carlos Pollán ha agradecido la invitación y la hospitalidad recibida. “Es del género absurdo no querer volver donde te han tratado bien y, por qué no reconocerlo, donde has sido feliz”, afirmó.
Mensaje de positividad respecto al futuro de León
En su intervención, Pollán ha querido mandar un mensaje de positividad respecto al futuro de la provincia de León, pidiendo que se dejasen atrás ciertos discursos negativos que solo van en contra de la prosperidad: “Como leonés, me atrevo a decir que cansa ya el discurso de lo mal que marcha todo en León. De tanto repetirse, va a terminar calando hasta en el último de mis paisanos y en el resto de compatriotas”.
Sobre el conjunto del país
También, en una perspectiva más nacional, ha reflexionado sobre los retos comunes que afronta el conjunto del país, señalando que la causa principal de los males que aquejan a leoneses y al resto de españoles reside en la elevación de anécdota a categoría de los hechos diferenciales y la multiplicación por 17 de muchas estructuras administrativas. “¿Quieren que le ponga nombre a esto que denuncio? ¿Qué tal ‘Estado de las Autonomías’?”.
Para finalizar su discurso, el presidente de las Cortes puso en valor el papel de las empresas y del comercio como motor de desarrollo económico y social, señalando que el deber de la política es ayudar y colaborar para que esa prosperidad sea mucho más rápida y efectiva: “Que la política marque las reglas del juego, cuanto más justas y ventajosas para todos mejor. Y que sean los jugadores -empresarios, trabajadores, proveedores y clientes- quienes jueguen”.