El Papa Francisco quería "morir en casa"

El Papa Francisco falleció en la residencia de Santa Marta, en el Vaticano, cumpliendo su voluntad de no ser trasladado a un hospital en sus últimos momentos. Así lo ha confirmado el doctor Sergio Alfieri, médico del hospital Gemelli de Roma y coordinador del equipo que atendía al pontífice.
“Entré en su habitación y tenía los ojos abiertos. Comprobé que no tenía problemas respiratorios e intenté llamarle, pero no contestaba”, relató Alfieri. “Sabíamos que quería morir en casa. Siempre lo decía cuando estaba en el Gemelli. La hospitalización habría sido inútil y el traslado, un riesgo”, añadió.
El pasado lunes, hacia las 5:30 de la mañana, el enfermero personal del Papa, Massimiliano Strappetti, alertó al equipo médico. “El Santo Padre está muy enfermo”, dijo. Apenas veinte minutos después, Alfieri ya estaba en el Vaticano. Francisco fallecería poco después, rodeado de su entorno más cercano.
Un funeral bajo máxima seguridad
Mientras se ultiman los detalles del funeral, el Vaticano ha desplegado un amplio operativo de seguridad con más de 4.000 agentes y sistemas de vigilancia con drones para garantizar la protección de autoridades y fieles. A ello se suma la acreditación de más de 4.000 periodistas llegados de todo el mundo para cubrir el evento.
La ciudad de Roma, epicentro de la despedida, ha visto incrementos de hasta el 75% en los precios de alojamiento y un alza significativa en los vuelos, especialmente desde España, donde los precios superan los 200 euros por trayecto.
Reposará junto a la Virgen que veneraba
El cuerpo del Papa Francisco será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, cumpliendo su deseo de reposar junto al icono de la Virgen ‘Salus Populi Romani’, a la que visitaba habitualmente antes y después de cada viaje apostólico.
El cónclave comenzará en mayo
Con la muerte de Francisco, se abre un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia. Los cardenales ya han comenzado las reuniones preparatorias del cónclave, que se celebrará entre el 6 y el 12 de mayo para elegir al nuevo pontífice.
La figura de Jorge Mario Bergoglio quedará como símbolo de una Iglesia que apostó por la humildad, la cercanía a los más desfavorecidos y la reforma interna, marcando una era de profundos cambios y desafíos.