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Aparece un vehículo en la balsa de Ribadesella en la búsqueda de María Trinidad y su hija

La Policía Nacional y la Unidad Militar de Emergencias (UME) despliegan este martes un amplio dispositivo en la laguna de la antigua mina de El Frondil, en la parroquia riosellana de Berbes, con el objetivo de localizar los cuerpos de Trinidad Suardíaz y su hija Beatriz, desaparecidas en 1987 en León.
La Policía Nacional y la Unidad Militar de Emergencias (UME) despliegan este martes un amplio dispositivo en la laguna de la antigua mina de El Frondil, en la parroquia riosellana de Berbes, con el objetivo de localizar los cuerpos de Trinidad Suardíaz y su hija Beatriz, desaparecidas en 1987 en León.
La Policía Nacional y la Unidad Militar de Emergencias (UME) despliegan este martes un amplio dispositivo en la laguna de la antigua mina de El Frondil, en la parroquia riosellana de Berbes, con el objetivo de localizar los cuerpos de Trinidad Suardíaz y su hija Beatriz, desaparecidas en 1987 en León.
La Policía Nacional y la Unidad Militar de Emergencias (UME) despliegan este martes un amplio dispositivo en la laguna de la antigua mina de El Frondil, en la parroquia riosellana de Berbes, con el objetivo de localizar los cuerpos de Trinidad Suardíaz y su hija Beatriz, desaparecidas en 1987 en León.
La Policía Nacional y la Unidad Militar de Emergencias (UME) despliegan este martes un amplio dispositivo en la laguna de la antigua mina de El Frondil, en la parroquia riosellana de Berbes, con el objetivo de localizar los cuerpos de Trinidad Suardíaz y su hija Beatriz, desaparecidas en 1987 en León.
Imagen de la zona en la que se está realizando la búsqueda.
La Policía Nacional y la UME continúan drenando la charca para inspeccionar los turismos sumergidos desde 1987

Los trabajos de extracción de agua en la balsa de Berbes, en Ribadesella, han permitido que uno de los dos vehículos vinculados a la desaparición de María Trinidad Suardíaz y su hija Beatriz, ocurrida en diciembre de 1987, aflorara parcialmente. La operación, dirigida por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Gijón, cuenta con la participación de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y el Grupo Especial de Operaciones (GEO).

El drenaje del depósito, que contiene más de 15.000 metros cúbicos de agua, ha requerido el uso de bombas hidráulicas de gran capacidad, capaces de extraer hasta 300 metros cúbicos por hora, y otras cinco de menor potencia. Hasta mediodía de este miércoles, los técnicos estiman haber retirado aproximadamente 2.000 metros cúbicos de agua y lodo. La acumulación de sedimentos, sin embargo, ralentiza el avance hacia los vehículos, que permanecen parcialmente cubiertos por barro, dificultando la aproximación de los especialistas.

Inspección directa en la charca

El estado de deterioro de los turismos tras más de tres décadas sumergidos desaconseja su traslado a tierra firme. Por ello, los agentes de la Brigada de Policía Científica realizarán la inspección ocular directamente en la balsa. Se trata de una operación delicada que busca preservar cualquier evidencia posible en el lugar donde se encuentran los vehículos.

Los expertos consideran que la intervención debe desarrollarse con criterio técnico y profesional, priorizando la seguridad y la integridad de los restos materiales, así como la eventual localización de restos humanos. Las labores continuarán durante toda la jornada hasta lograr acceder al segundo vehículo, que aún permanece completamente sumergido.

La investigación y el papel de Antonio da Silva

La desaparición de María Trinidad Suardíaz, de 24 años en 1987, y de su hija Beatriz, de 13 meses, ha centrado la atención de la investigación durante casi cuatro décadas. Todas las sospechas recaen sobre Antonio María da Silva, apodado “el Portugués”, entonces esposo y padre de las víctimas. Da Silva, actualmente de 81 años y residente en una residencia de ancianos en Zamora, siempre negó su implicación, alegando que ambas se habían marchado a Portugal.

La reapertura del caso se ha basado en hallazgos en dos propiedades del sospechoso, situadas en Matadeón de los Oteros y Berbes, donde se encontraron documentos y enseres relacionados con las desaparecidas, aunque no se localizaron restos mortales. Además, vecinos de Ribadesella han aportado información clave que apunta a que los coches fueron arrojados a la balsa, convirtiéndose en el principal eje de la investigación actual.

El caso

Las autoridades continúan trabajando de manera coordinada, con la esperanza de esclarecer un caso que permanece abierto desde hace 38 años, combinando drenaje de la charca, inspección de los vehículos y análisis técnico de las evidencias encontradas en el lugar. El hallazgo del primer coche supone un paso importante, aunque el segundo vehículo y los posibles restos siguen siendo el objetivo prioritario de la operación.