Fuego en León: los héroes de cada día
La tarde del domingo terminó con la muerte de un brigadista conductor tras volcar la autobomba que conducía en una pista forestal de Espinoso de Compludo, en la comarca del Bierzo. El vehículo regresaba de las labores de extinción del incendio de Yeres-Llamas de Cabrera cuando se precipitó por una ladera de gran pendiente.
El acompañante, un peón forestal, resultó herido leve y continúa ingresado en el Hospital del Bierzo, donde evoluciona favorablemente. “Estamos desolados por el fallecimiento; el resto queda en segundo plano”, declaró Marcos Blanco, vecino de Compludo, en declaraciones a TVE.
Brigadistas agotados, pero firmes
El accidente ha golpeado de lleno a las unidades que trabajan sin descanso en León. La Brif de Puerto del Pico, como otras cuadrillas de refuerzo, reconoce sentirse “agotada”, pero insiste en que “no nos rendimos”. Otros compañeros han expresado su solidaridad con la familia del fallecido y han recordado que “esta es una labor de máximo riesgo y debe de ser reconocida”.
La directora de Protección Civil de Castilla y León, Irene Cortés, explicó que la jornada del domingo fue “especialmente complicada, con rebrotes en varios frentes”. Advirtió además de que las previsiones de Aemet apuntan a fuertes rachas de viento y descenso de temperaturas que podrían complicar aún más la extinción.
Denuncias de precariedad en el operativo
La Asociación de Trabajadores de Incendios Forestales de Castilla y León (ATIFCYL) rompió su silencio con un duro comunicado en el que denuncian “deficiencias terribles” en la organización del operativo: falta de avituallamiento, lugares indignos para el descanso y jornadas interminables.
“Basta ya de este funesto modelo de operativo de lucha contra incendios”, afirman en el escrito, en el que reclaman la destitución inmediata del director general de Patrimonio Natural y Política Forestal, José Ángel Arranz Sanz, y del consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones.
La cara más amarga del heroísmo
Mientras los vecinos de localidades cercanas, como Posada de Valdeón, organizan sus propios dispositivos de resistencia y cortafuegos improvisados, los brigadistas siguen en primera línea, muchos de ellos con sensación de abandono. “El pueblo es nuestra vida y la vamos a defender hasta el final”, resumía un habitante de la montaña leonesa.
La muerte del brigadista en Espinoso es un recordatorio brutal de que, detrás de cada incendio sofocado, hay vidas en riesgo y un operativo que trabaja al límite.