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Tragedia en la mina

Más dolor para Laciana cuando la herida de Cerredo aún sigue abierta

Efectivos de la Guardia Civil en la bocamina momentos después del suceso en la explotación.
Villablino vuelve a vestir de negro tras confirmarse que uno de los mineros fallecidos en Vega de Rengos era vecino de Caboalles, apenas siete meses después de perder a otros cuatro trabajadores en la tragedia de Cerredo

La comarca de Laciana vuelve a sacudirse entre la incredulidad y la pena. Uno de los dos trabajadores fallecidos este viernes en la mina de Vega de Rengos —en el concejo asturiano de Cangas del Narcea— era vecino de Caboalles (Villablino), originario de Cabo Verde, según confirmaron fuentes municipales a Ical. 

Su muerte reabre un duelo que en Villablino aún no había cicatrizado desde la tragedia de Cerredo, donde murieron cuatro mineros lacianiegos el pasado 31 de marzo.

El accidente de este viernes se produjo tras un desprendimiento de carbón a unos 1,5 kilómetros de la boca de la explotación. 

El aviso llegó al Centro de Coordinación de Emergencias del Principado a las 16.58 horas, alertando de que dos mineros habían quedado atrapados en la planta dos. Las primeras informaciones llegaron a elevar a tres el número de desaparecidos, aunque finalmente se confirmó que solo dos permanecían en el interior.

Rescate contrarreloj con la Brigada de Salvamento en plena crisis interna

El SEPA movilizó de inmediato a los Bomberos de Cangas del Narcea, al Grupo de Rescate en el helicóptero medicalizado y a otro helicóptero multifunción encargado de trasladar a la Brigada de Salvamento Minero. 

Paradójicamente, los integrantes de la unidad especializada habían presentado la jornada anterior su renuncia tras acumular más de 9.000 horas sin cobrar, pero aun así acudieron sin dudar al operativo.

La Guardia Civil y el SAMU también fueron activados mientras los equipos trataban de acceder al punto del derrumbe, donde no se conseguía establecer comunicación con los atrapados.

Una explotación marcada por los precedentes

La mina donde se produjo el accidente está gestionada por TyC Narcea, cuya actividad ya fue paralizada el pasado abril por el Principado de Asturias tras el siniestro ocurrido el 31 de marzo en Cerredo. Aquel derrumbe dejó cinco mineros fallecidos —cuatro de ellos de Villablino y uno del Bierzo— además de cuatro heridos.

La Dirección General de Minas suspendió entonces el Proyecto de Investigación Complementario (PIC) para verificar si la actividad cumplía las condiciones del permiso. Tras semanas de protestas de los trabajadores por la pérdida de unos 60 empleos, la administración autonómica autorizó la reanudación en junio al constatar el cumplimiento de los requisitos.

El accidente de Vega de Rengos revive inevitablemente aquel episodio, todavía doloroso en una comarca que ha acumulado demasiados nombres en su memoria negra.

Villablino vuelve al luto por séptima vez en siete meses

La capital lacianiega ha vuelto a sumirse en el luto. En apenas siete meses, el municipio pierde ahora a otro de sus trabajadores mientras la cicatriz de Cerredo sigue sin cerrar. Aquella tragedia de marzo segó la vida de cuatro mineros de Villablino, de entre 32 y 54 años, además de un quinto operario berciano, y dejó a otros cuatro compañeros heridos.

Hoy, Laciana vuelve a enfrentarse al silencio y al peso de una realidad que se repite: la mina sigue marcando la vida —y la muerte— de un territorio que no acaba de dejar atrás su historia de sacrificio.