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San Andrés del Rabanedo, atrapado en el caos: ni servicios públicos ni solución política a la vista

Reventones en las tuberías de suministro, basura acumulada, obras cerradas, sin respuesta administrativa y abandono institucional marcan el día a día de un municipio sin rumbo con 30.000 habitantes
Basura acumulada en el municipio de San Andrés del Rabanedo este fin de Semana.
Basura acumulada en el municipio de San Andrés del Rabanedo este fin de Semana.

San Andrés del Rabanedo, el segundo municipio más poblado de León y su alfoz, vive sumido en un colapso institucional, político y administrativo que afecta a la totalidad de sus servicios públicos y a la calidad de vida de sus casi 30.000 habitantes.

"Todo funciona mal", resume un exconcejal del municipio. Y no parece una exageración. A los reventones constantes de la red de agua potable se suman el hundimiento de colectores, problemas en la retirada de residuos urbanos, una limpieza deficiente de calles y un servicio de jardines y parques prácticamente inexistente. 

Las piscinas municipales, al igual que otros espacios públicos, no se mantienen en condiciones adecuadas, y el nuevo vial del puente San Juan de Dios lleva cuatro años cerrado, sin previsión de apertura. Otro ejemplo es el Edificio Araú, cuyas obras están finalizadas desde hace más de una década, pero no ha sido abierto al público y no hay fecha para su entrada en servicio.

Una parálisis institucional que bloquea cualquier avance

La situación no solo es preocupante en la calle. Dentro del Ayuntamiento, el caos es igual o mayor. La plaza de interventor ha sido recurrida, lo mismo que la del nuevo jefe de Policía Local, nombramiento que ha sido denegado tras un recurso. Además, desde 2020 el municipio no aprueba nuevos presupuestos, lo que impide cualquier planificación o inversión.

Mientras tanto, la tasa de Gersul (gestión de residuos) sigue sin cobrarse por segundo año consecutivo, lo que obliga al Ayuntamiento a asumir un millón de euros anuales que impiden destinar recursos a otras áreas clave. "En dos años se han perdido dos millones de euros, y se sumará previsiblemente uno más", se admite sin reparos desde el consistorio.

A todo esto se suma la ausencia de un cuerpo de voluntarios de Protección Civil, el abandono del polígono industrial, y la huida de empresarios e inversores, que consideran inviable establecerse en el municipio. Servicios esenciales como la escuela infantil o el centro de día presentan importantes carencias. Y la lista no tiene fin.

Un Gobierno débil y una oposición sin voluntad de actuar

El equipo de gobierno, encabezado por la Unión del Pueblo Leonés (UPL), gobierna en minoría con solo seis concejales en un pleno de 21. La oposición, que suma 15, se mantiene inactiva y no impulsa una moción de censura (a excepción de Ciudadanos, con un único representante) ante la certeza de que gobernar es liderar un barco a la deriva.

“La calidad de los servicios no existe, los impuestos son altísimos y nadie asume responsabilidades”, denuncia el mismo representante municipal. Muchos consideran que el equipo de gobierno carece de preparación técnica para gestionar la administración pública, mientras que la oposición no quiere asumir el coste político del caos actual.

El malestar ciudadano se refleja incluso en lo simbólico: llamar al Ayuntamiento se ha convertido en una odisea. "O no contestan, o si contestan, bloquean la llamada", lamenta un exedil.

La 'inútil' administración

Todo en este municipio tiene un aire de caos indescriptible. La administración está gripada, tanto que por ejemplo nadie sabe qué ha sido de la deuda que un exalcalde tiene con el propio municipio y que supera ya los 100.000 euros. Y no es el único asunto oscuro. 

Las ausencias laborales están disparadas, la atención al ciudadano es de baja calidad y los procedimientos administrativos se hacen imposibles. Con una digestión tan lenta que "si vas a hacer una obra es preferible no pedir la licencia. Luego, si tienes suerte, te multan, pero lo normal es que no pase nada", sentencia un funcionario del propio Ayuntamiento. Así están las cosas.

Un municipio sin salida visible

San Andrés del Rabanedo está, según denuncian muchos de sus vecinos, en una situación límite, sin presupuesto, sin dirección política clara, sin proyectos viables y con una estructura administrativa desgastada y paralizada.

Lo que antes eran problemas puntuales se ha convertido en una crisis estructural sin solución visible, y la frustración crece entre los ciudadanos que, pese a todo, siguen pagando elevados impuestos a cambio de servicios públicos deteriorados o inexistentes.

La conclusión, para quienes conocen la casa desde dentro, no admite duda: 'No hay hoja de ruta. Y si la hay es imposible de realizar".