León, corazón vivo de la Ruta 66 ibérica

La Vía de la Plata, conocida hoy como la “Ruta 66 ibérica”, es más que un viaje por carretera: es un trayecto que conecta Gijón y Sevilla siguiendo en gran parte la traza de la antigua calzada romana que unía Astorga (Asturica Augusta) con Mérida (Augusta Emerita).
Son más de 800 kilómetros que cruzan cuatro comunidades autónomas y siete provincias, y que permiten al viajero sumergirse en paisajes cambiantes, vestigios arqueológicos y ciudades monumentales. Entre todas las paradas, León se erige como uno de los tramos más especiales, no solo por su patrimonio, sino por su papel como enlace entre la meseta castellana y la cornisa cantábrica.
León, puente cultural de la ruta
Entrar en León por la N-630 es llegar a un punto de cruce de caminos: aquí la Vía de la Plata se encuentra con el Camino de Santiago, y el viajero puede optar por desviarse hacia el Atlántico o continuar hacia el sur.
La ciudad de León es, por sí sola, un motivo para detenerse: la Catedral gótica con sus vidrieras medievales, la Basílica de San Isidoro y su Panteón de los Reyes, o la modernista Casa Botines de Gaudí son parte de una lista que se completa con un casco antiguo repleto de bares de tapas y vida nocturna.
A escasos kilómetros, Astorga añade un encanto extra al recorrido, con su Palacio Episcopal diseñado por Gaudí y un legado romano visible en museos y yacimientos.
Etapas y paradas imprescindibles
De Gijón a León
El viaje arranca junto al Cantábrico, en Gijón, ciudad abierta al mar con playa urbana y sidra en cada esquina. El descenso hacia el sur atraviesa el puerto de Pajares, donde las curvas se suceden entre montañas, para llegar a la meseta leonesa.
León a Salamanca
Tras descubrir León y Astorga, la carretera se abre hacia la Tierra de Campos y el sur de la provincia de Zamora. La parada en Salamanca, con su universidad más antigua de España y su Plaza Mayor, es obligatoria.
Salamanca a Mérida
La ruta sigue hacia Cáceres, cuyo casco histórico es Patrimonio de la Humanidad, y termina esta etapa en Mérida, donde el teatro romano revive cada verano en su festival internacional.
Mérida a Sevilla
El tramo final, entre dehesas y campos andaluces, lleva a Sevilla, ciudad monumental que despide al viajero con la Giralda, la Torre del Oro y un ambiente único.
Consejos para disfrutarla
El tiempo ideal para recorrer la “Ruta 66 ibérica” es de una semana, permitiendo detenerse en pueblos pequeños y en enclaves naturales como Los Barruecos en Cáceres o los viñedos del Bierzo si se hace un desvío desde León.
En la provincia leonesa, la gastronomía es parte de la experiencia: los embutidos, el botillo berciano o un cocido maragato en Astorga son tan importantes como las piedras milenarias que marcan el trazado de la ruta.