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Tú a Filología, yo a Biotecnología

El coyantino Diego Contreras (mejor nota de la PAU) y la capitalina Esther de la Hera (mejor nota total) explican cómo han vivido la noticia de sus calificaciones y los diferentes caminos académicos que quieren recorrer a partir de ahora
Diego Contreras y Esther de la Hera
Diego Contreras y Esther de la Hera

Pasados los protocolarios nervios por la PAU, este jueves tocaba madrugar a la espera de la publicación de las notas que marcaran el futuro de miles de leoneses. Una mañana de especial intensidad en dos casas separadas por apenas 50 kilómetros en la provincia de León.

Así, mientras en la capital leonesa Esther de la Hera esperaba "llena de nervios" y en compañía de su hermano a que la pantalla se actualizara ; en Valencia de Don Juan, Diego Contreras se mostraba "bastante tranquilo".

La primera, alumna del Colegio San José-Agustinas, dudó por un instante de lo que estaba viendo cuando por fin se desveló el misterio: "No me lo creía", explica. No es para menos: con un 13,940 sobre 14, había conseguido la mejor nota total de León. No solo eso, su 9,940 era la mejor nota definitiva (sumando fase general y expediente) y su rendimiento en la PAU, calificada con un 9,850 era el segundo mejor. Lógico que, tras comprobar un par de veces la veracidad de los datos, comenzara "a dar saltos de alegría".

En ese mismo instante, Diego, alumno del Fernando I de la capital coyantina, recibía sus calificaciones: un 9,913 en la PAU, que le reconocía como el alumno con mejor nota en la exigente prueba de acceso a la universidad del distrito de León.

Caminos diferentes

Dos talentos que, sin embargo, tomarán caminos bien diferentes en la nueva etapa educativa que ahora comienzan a transitar. Diego tiene claro que su futuro pasa por las Humanidades y estudiará Filología Hispánica, mientras que Esther se decanta por convertirse en Biotecnóloga. Ambos, eso sí, tendrán abiertas las puertas de la Universidad de León para comenzar sus prometedoras carreras.

La "pasión y la vocación" del coyantino por las letras viene de lejos. Fue el ganador de la Olimpiada Nacional de Geografía y ahora, reconoce que "aunque parezca algo revolucionario" apostar por las humanidades en su opinión son "fundamentales para comprender el mundo", especialmente en la época actual en la que existe una "deificación de las ciencias".

Diego asegura que en adelante "irá poco a poco, decisión a decisión" a la hora de ir moldeando su camino. Duda todavía entre tirar por el camino de la Literatura o de la Lingüística, aunque si parece decidido a buscar un hueco en la investigación y la docencia. "Quizá hacer algún pinito en el periodismo", bromea.

Casi en las antípodas se encuentra Esther, decidida a enfundarse la bata blanca y convertirse en "investigadora". "Me gusta mucho la investigación, especialmente temas como la ingeniería genética, las plantas... Es un mundo que me ha gustado desde hace años, desde que lo descubrí en la asignatura de Biología".

De los nervios a la tranquilidad

Es precisamente esa diferencia de futuros académicos la que ha llevado a ambos a vivir la ya felizmente superada prueba de la PAU de formas más bien opuestas. Mientras que Esther "no podía dormir por las noches" y no lograba tranquilizarse "hasta estar ya sentada frente al examen" por la necesidad de un buen rendimiento para lograr abrir las puertas de Biotecnología; Diego afrontaba la cita solo con "algunos nervios pero bastante tranquilo", no solo por su "mentalidad fuerte" y su experiencia en pruebas de gran exigencia como la Olimpiada, sino porque "no necesitaba una gran nota de corte".

Sin embargo, haber logrado la mejor nota de la PAU desde un centro de Valencia de Don Juan frente a miles de compañeros le sirve ahora para hacer un alegato en favor de las escuelas rurales: "Somos pocos y hay más atención personalizada, aunque es verdad que existen problemas administrativos y de presupuesto, por eso es importante que apostemos por las escuelas rurales y no nos carguemos una de las mejores virtudes de nuestros sistema".