El Instituto de la Viña y el Vino de la ULE aspira a convertirse en centro de excelencia mundial de las cuatro variedades autóctonas de León

El nuevo director del Instituto de investigación de la Viña y el Vino de la Universidad de León, Enrique López, presentó una reflexión estratégica para esta nueva etapa con el objetivo de “establecer a la ULE como el centro de excelencia mundial para la viticultura de variedades autóctonas en climas de transición, con un horizonte de cien años dedicado a enaltecer la Mencía, el Prieto Picudo, la Godello, el Albarín y su terroir único”.
El documento fue dirigido al vicerrector de Investigación y Transferencia de la ULE, Santiago Gutiérrez, y en él plantea un plan integral que toma como inspiración el modelo del Catena Institute of Wine (Argentina), una entidad que ha demostrado cómo la investigación científica rigurosa y a largo plazo puede transformar la percepción y el valor de una región vitivinícola a nivel global y que supone “un ejemplo a seguir por ser una perfecta integración de la ciencia en su estrategia de marca y negocio”.
Tres retos clave para el sector vitivinícola leonés
La propuesta parte del análisis del “patrimonio único” que constituye el sector vitivinícola de León y El Bierzo y el diagnóstico de los tres retos principales a los que, según López, se enfrenta, como son “el impacto del cambio climático, la baja rentabilidad de la uva y la necesidad de diferenciarse en un mercado global saturado”.
Cuatro pilares fundamentales
Para afrontarlos, su propuesta de Plan Estratégico del Instituto de investigación de la Viña y el Vino se articula en cuatro pilares fundamentales. El primero de ellos, denominado ‘El Viñedo Laboratorio: mapeo y caracterización de Micro-Terroirs’ pasa por la creación de una red de parcelas piloto para el estudio de micro-terroirs (Proyecto Vitis Legionensis); el segundo es ‘Adaptación climática y resiliencia: selección clonal y prácticas de viticultura adaptativa’ que plantea, ante el cambio climático, realizar una selección clonal y genética y seguir estrategias de viticultura adaptativa.
El tercero de los pilares se denomina ‘El suelo como ecosistema vivo’ y propone realizar una investigación del microbioma y protocolos de viticultura regenerativa. Finalmente, el director del Instituto de la Viña y el Vino plantea realizar ‘Innovación en bodega y mercado’ a través de estudios sobre la longevidad y el potencial de envejecimiento de los vinos de Mencía, Prieto Picudo, Godello y Albarín, la valoración de variedades minoritarias ancestrales y realizar un análisis de consumidores conjuntamente con el sector “para entender las preferencias de los consumidores y posicionar los nuevos productos de forma efectiva a nivel nacional e internacional”.
Además, el informe subraya la importancia de convertir la investigación en “un relato científico de autenticidad y excelencia, capaz de generar un valor añadido para los vinos de la provincia”. Entre las herramientas planteadas figuran experiencias de enoturismo innovador, realidad aumentada, trazabilidad mediante blockchain y colaboraciones estratégicas con gastrónomos, sumilleres y expertos internacionales.
Tres fases para alcanzar el liderazgo
La implementación de esta estrategia se estructura en tres fases, que pasan por el lanzamiento a través del establecimiento de la estructura y financiación inicial, del primer al tercer año, la consolidación y transferencia, del cuarto al séptimo, y el liderazgo global, a partir del octavo año, cuando las investigaciones “se habrán traducido en el desarrollo de nuevos productos y en un aumento tangible del valor medio de la uva de la región”.
El informe concluye que “solo a través de la inversión conjunta y un compromiso firme con la investigación científica será posible asegurar la sostenibilidad, la rentabilidad y el prestigio internacional de las Denominaciones de Origen de León y El Bierzo en los próximos cien años y que ocupen un lugar destacado en el panorama vitivinícola global”. Según López, “la enología de los tintos y claretes León y Bierzo, junto a los blancos Godello y Albarín, podría pasar de ser un oficio a ser una ciencia, un terroir que se puede demostrar y monetizar”.