Forestalia: otra oportunidad casi perdida en Ponferrada

El cierre de la planta de Forestalia en Ponferrada no es solo un casi un hecho empresarial, también es un síntoma más de la deriva que sufre el Bierzo y el occidente leonés. La promesa de generar empleo estable y dar salida a la biomasa como recurso local se ha quedado en humo, dejando atrás a decenas de trabajadores despedidos y un proyecto que se desmorona entre la indiferencia política y la falta de visión empresarial.
El Gobierno central, que había comprometido su apoyo, nunca llegó a cumplir del todo con lo prometido. En paralelo, las empresas públicas y consorcios regionales llamados a garantizar el futuro del proyecto se han mostrado incapaces de conseguir que Acciona desembolse su parte de dinero público. A falta de nuevos socios o de reestructurar la iniciativa para que sobreviviera la Junta de Castilla y León ha salido a apagar este otro incendio en clave empresarial. El resultado, si mamá Junta no lo remedia, es el fracaso de un plan que pudo haber sido un punto de inflexión frente a la desindustrialización que arrastra la comarca desde el cierre de las minas y de Endesa.
Se trataba de aprovechar un recurso autóctono, la masa forestal, generar valor añadido y, sobre todo, evitar que Ponferrada quedase reducida a un enclave de servicios precarios. Hoy esa promesa yace en la UVI
Forestalia nació como un alivio parcial a la pérdida de tejido industrial. Nacida desde el mundo privado del señor Samper, antes ganadero porcino, cambió su grupo empresarial aliándose con las administraciones públicas. No era una panacea, pero sí un balón de oxígeno para una zona castigada por la despoblación y el desempleo. Se trataba de aprovechar un recurso autóctono, la masa forestal, generar valor añadido y, sobre todo, evitar que Ponferrada quedase reducida a un enclave de servicios precarios. Hoy esa promesa yace en la UVI, con una sensación de engaño y de oportunidad perdida que resulta difícil de digerir.
Más allá de la quiebra empresarial, insistimos, por parte de Acciona, lo que se evidencia es la falta de un plan real para el Bierzo. Se anuncian proyectos a bombo y platillo, se inauguran con fotos y titulares, pero a la hora de consolidarlos se esfuman. El Estado asume responsabilidades claras y esperemos que Junta de Castilla y León termine por articular medidas eficaces. Mientras tanto, el territorio sigue perdiendo músculo y la gente sigue haciendo las maletas.
No basta con anunciar proyectos y cortar cintas: hacen falta políticas serias, socios solventes y voluntad de permanencia. El Bierzo no puede seguir siendo un laboratorio de promesas incumplidas
El fracaso de Forestalia es un fracaso compartido: de los políticos que no cumplieron sus compromisos, de las instituciones que no buscaron alternativas y de un modelo económico que sigue sin reconocer que el oeste de León necesita algo más que palabras. Si no hay estrategia, las inversiones se marchan, las empresas cierran y la desindustrialización se cronifica.
Lo ocurrido en Ponferrada debería servir de advertencia. No basta con anunciar proyectos y cortar cintas: hacen falta políticas serias, socios solventes y voluntad de permanencia. El Bierzo no puede seguir siendo un laboratorio de promesas incumplidas ni un escaparate de fracasos. Forestalia era (es) una buena idea, pero sin respaldo real y sin gestión responsable, ha acabado sumándose a la larga lista de oportunidades que se nos escapan de las manos.