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Sobran los despropósitos con la fauna autóctona

Una osa parda adulta fue arrollada en la noche del pasado sábado por un vehículo en la carretera que va de Villablino a Rabanal de Arriba...

Una osa parda adulta fue arrollada en la noche del pasado sábado por un vehículo en la carretera que va de Villablino a Rabanal de Arriba. El cuerpo del animal fue localizado en la cuneta de la calzada por el vecindario. Una vez personados en el lugar los agentes medioambientales y agentes del Seprona,  se tomaron las diligencias oportunas. 

El alto Sil, donde ocurrió el accidente, es uno de los ámbitos comarcales que sirven de territorio al oso pardo cantábrico. La imagen del animal muerto impresiona y duele a quienes admiramos a estos plantígrados tanto por lo impactante de su presencia sin vida como por ser una hembra de una especie protegida sobre la que se deberían tomar medidas que hasta ahora siguen estando pendientes de aplicación. 

Tanto los vecinos de las localidades situadas en esas comarcas  como los colectivos medioambientales donde ha ocurrido el atropello vienen insistiendo reiteradamente en la necesidad de una señalización específica y medidas de control de velocidad en carreteras que, como la de Villablino a Rabanal de Arriba, cruzan un entorno de monte cerrado y existen pasos habituales de fauna, sobre todo de osos, corzos y jabalíes, especialmente  al amanecer y al oscurecer. 

Me consta, como aficionado a la bicicleta y por las velocidades excesivas a las que circulan algunos vehículos en algunas carreteras de la provincia leonesa donde está señalada la posible presencia de fauna en la calzada, que de nada sirve esta señalización si no hay controles que sancionen el exceso de velocidad sobre la que está marcada. Muy pocos la respetan, por lo que  no es raro ver alguna víctima de esa fauna en las cunetas.

Somos los seres humanos los huéspedes de un territorio que les es propio  y que hemos contribuido a invadir hasta el punto de poner en peligro su sobrevivencia

Me gustaría pensar que el conductor del todoterreno que atropelló a la osa iba a la velocidad marcada en esa carretera, si es que había señales. Celebro que saliera ileso del accidente, pero me gustaría saber también el lugar del impacto en su automóvil, así como  si el animal iba por el centro de la calzada o por la orilla como suele ocurrir en este tipo de avistamientos, al advertir las luces del vehículo y a la espera de encontrar el camino de fuga hacía el monte. 

Los osos suelen usar rutas marcadas por sus costumbres ancestrales. Somos los seres humanos los huéspedes de un territorio que les es propio  y que hemos contribuido a invadir hasta el punto de poner en peligro su sobrevivencia. Hablar ahora de exceso de población en esta especie, con motivo de un atropello que mata a un ejemplar y, sobre todo, a una hembra, me parece un despropósito. Se debe hablar de convivencia, de cómo las personas y la fauna deben habitar un territorio común sin riesgo para unas y otra. Sobran los despropósitos cuando se trata de defender nuestro patrimonio natural privilegiado y la convivencia de sus lugareños con la fauna que lo habita. 

Hasta trece osos han sido atropellados en las carreteras de Asturias, Cantabria, León y Palencia desde 2008, según la Fundación Oso Pardo. Diez murieron en el atropello y de los otros tres no se pudo recuperar el cadáver. En ninguno de los accidentes se registraron víctimas humanas. Estos datos evidencian la recuperación de la población osera, según la citada fundación, pero también la peligrosa colisión entre esa recuperación y la infraestructura viaria.