El tiempo

Economía clásica

Desde siempre, o más bien desde los años treinta del siglo pasado, se ha utilizado el PIB para informarnos del estado de una economía. En los tiempos de su creación, tras el crack del 29 y las medidas aplicadas con el New Deal, tenía sentido para hacer un seguimiento de los resultados de estas medidas sobre los países en recuperación. Ya en 1968 Bobby Kennedy en un discurso en la Universidad de Kansas lamentó que este parámetro medía muchos activos de la economía pero no la salud de nuestros hijos o la calidad de su educación. Desde los años 90 las limitaciones del PIB como principal medida del estado de una sociedad y de una economía son muy conocidas y cada vez más aceptadas, hasta el punto de que se ha llegado a la conclusión de que hay que ponerse de acuerdo sobre el modo de completarlo mediante otros parámetros o incluso sustituirlo por otro tipo de indicador. No medir el progreso solamente partiendo del crecimiento económico estricto ayudaría de cara a enfocar los retos climáticos, ya que cada pequeño aumento en la producción conlleva un aumento directo en el consumo de energía. No hay, a día de hoy, aumento del PIB sin aumento de emisiones de CO2.