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El hombre de Anotop AT

Andaba yo buscando catenaria ferroviaria en la que encaramarme, que es última moda entre las leonesas y leoneses según opinión del ínclito José Antonio Santano Clavero...
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Andaba yo buscando catenaria ferroviaria en la que encaramarme, que es última moda entre las leonesas y leoneses según opinión del ínclito José Antonio Santano Clavero, secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible por la gracia de Óscar Puente, el de “los millones para mi cortijo”. Eso, que estaba yo en tan arriesgada y bizarra empresa, cuando un amigo me envía, cansino a veces Whatsapp, un vídeo del final de la deposición (dicho con algo de mala baba, pero desde el respeto) de Alberto Núñez Feijóo en la sesión de control al Gobierno. 

En su encendida diatriba contra Pedro Sánchez, Feijóo se permitió una licencia imaginando que algún día, en un futuro no muy lejano, se filmaría una serie que glosara estos últimos años de gobierno socialista, y que podría titularse… Y aquí el gallego marró y se apoderaron de él los espíritus de Ayuso y FAES unidos, y, queriendo decir “Anatomía de un fracaso”, sólo acertó a pronunciar “Anotop at”. De veras les invito a visionar el final de la intervención. Es un momento absolutamente desconcertante, que hasta a Ester Muñoz se le nubla la vista ante el lapsus de su amado y momentáneo líder.

Para su desgracia inmediatamente se cerró su micrófono y, sólo viendo la imagen y mirando sus labios, puede adivinarse su verdadera intención. Suerte que le miramos los labios, que, si le miramos a esos sus nuevos ojos, creo francamente que adivinamos solamente el vértigo de lo insustancial de su discurso. 

La mayoría de nuestra clase política circula a remolque de inercias (e inepcias) de partido, y no se esfuerzan lo más mínimo por la construcción de un discurso elaborado y argumentalmente impecable.

Y me explico. Si en verdad has construido un relato para acabar intentando epatar a la audiencia con ese símil que probablemente algún asesor te ha escrito o buscado, Alberto, hijo, demuestra al menos que te lo has leído y ensayado. No te pido que lo interiorices, contando con que se te alcance, ya que en política estamos y sólo te creerán tus partidarios, y ten por seguro que no harás un solo adepto. Así de polarizada está la cosa.

Lo que me demuestra que lo del trabajo y la capacidad de sacrificio brillan por su ausencia. La mayoría de nuestra clase política circula a remolque de inercias (e inepcias) de partido, y no se esfuerzan lo más mínimo por la construcción de un discurso elaborado y argumentalmente impecable, salvo honrosas excepciones como puede ser Gabriel Rufián, con el que, no coincidiendo en su planteamiento político, sí simpatizo en buena medida. No obstante, queda dicho que creo que “le puede” el personaje, si bien siempre argumenta corto y al pie, destacando su capacidad de descubrir las contradicciones de sus oponentes dialécticos. Fácil lo tiene, también es verdad.

Hablando de trabajo, se despachaba también el PSOE de Castilla y León con un presunto acuerdo con 33 medios de comunicación, sin que se hubiera producido reunión alguna, sobre la impugnación o modificación de la nueva Ley de Publicidad en Medios. Lo curioso es que, claro, lo tiene que hacer mediante una nota de prensa enviada a los mismos medios con los que no se ha reunido. Esto también es como que a Carlos Martínez Mínguez, “el del porrazo electoral”, le hubiera salido un “anotop at”.

Del género tirando a tonto decir que tengo una reunión contigo, si no te he visto ni en pintura para hablar de lo que dices. 

El mismo trabajo que en reunirse con los medios de prensa se toma Martínez en tratar de evitar decir “castilleón”, que sigue sin salirle la “y”, y mira que debe de cobrar por decirla. Más ahora que ha sido elegido ponente en el Comité de las Regiones de la UE para debatir el futuro marco financiero. ¡Caramba! ¡Regiones! Como la leonesa. A ver si caemos del guindo de una santa vez.
 
El caso es que su papel está ligado a la Comisión de Política Social, Educación, Empleo, Investigación y Cultura para debatir sobre el futuro del Fondo Social Europeo Plus. Con tanta dialéctica rimbombancia, fanfarria y léxico altisonante, hay que decir que es una comisión decisiva, donde nos jugamos cosas tan importantes como la PAC, pendiente de reforma severa y que tanto afecta a nuestro sector primario. Tengo mis reservas sobre la idoneidad de este Martínez para tal propósito, vista su endeblez argumental y falta de recursos. No es nada personal, pero su bagaje en el municipalismo dista mucho de esta otra órbita donde “tiburones” de colmillo retorcido en forma de “lobbies” y de políticos conservadores encallecidos campan y hacen de mangas capirotes.

No obstante, ejemplos como los referidos son más que frecuentes. El llamado “Principio de Peter” no deja de cumplirse a diario.

Hay una cifra que se maneja en redes sociales y páginas web independientes que cifra el costo de la corrupción en España en unos 125.000 millones de euros repartidos en casi 400 casos desde 1978, y donde el PP se lleva la palma con, aproximadamente, el 85% del monto total

Esta regla de las relaciones laborales podría resumirse en que, inexorablemente, cada uno alcanza en su desarrollo profesional el máximo nivel de incompetencia, o, de otra forma, que existe un riesgo más que probable de que a lo largo de su vida laboral, más bien en su ocaso, usted alcanzará una responsabilidad para la que no está, ni con mucho, preparado.

Esto en política parece una regla de oro escrita o, mejor, esculpida, a la entrada de los foros legislativos y de gobierno. No sé qué nos está pasando, pero, cada legislatura que vence, se alcanzan mayores niveles de “grisura intelectual”, una mediocridad insultante y una absoluta ineptitud para la labor encomendada. Y, en paralelo, cada vez una mayor soberbia en el ejercicio del juego político.

El ciudadano asiste perplejo e impotente a un juego entre trileros que tratan de hurtar a su mirada vergüenzas varias. Hay una cifra que se maneja en redes sociales y páginas web independientes que cifra el costo de la corrupción en España en unos 125.000 millones de euros repartidos en casi 400 casos desde 1978, y donde el PP se lleva la palma con, aproximadamente, el 85% del monto total. No se puede olvidar en este listado tampoco a la extinta “Conveniència i Unió”, con un, miren qué casualidad, reconocido 3%. De las cenizas del pujolismo ha salido este fantasma inconveniente de “Junts”, que nos va a seguir dando algún quebradero de cabeza. Y con el que ahora un aturdido Feijóo se ha atrevido a contar para una potencial moción de censura. Órdago que le saldrá rana, que no príncipe.

Y otra cosa, cantidades aparte, que en eso se lleva la medalla el caso de los ERE en Andalucía por parte del PSOE, es el, de momento y desde mi punto de vista, mayor escándalo de toda la Historia de España, que no es otro que el silenciado (por lo que sea) caso Montoro. Y es el peor y más grave porque se legisló, y se crearon normas y reformas fiscales a medida de empresas muy potentes y de los sectores energéticos y del juego a cambio de pagos directos al despacho del entonces ministro. Un tipo al que todos, creo, cogimos en general bastante asco por sus formas despóticas y por la persecución sistemática a sus oponentes políticos e ideológicos. Tengo que confesarles que, aparte de sentencia ejemplar, que no espero, le deseo a Don Cristóbal un ardiente absceso en salva sea la parte y que le dure tanto como la pasta que nos ha sisado y que, probablemente, no se vea obligado a devolver.

Recuerden que todo este mal tiene una parcial solución vía electoral, y no tanto haciendo caso a las consignas de unos y otros, sino pidiendo una reforma de la norma que rige nuestro pervertido sistema de representación.

Recuerden, empero, que no es ese el objetivo de los nuevos salvapatrias envueltos en rojo y gualda y águila de San Juan. Lo que nos quieren vender es mercancía claramente caducada. Huele.