Lugares comunes, errores comunes

Este pasado martes en la ciudad de León, en su auditorio, se celebró un acto reivindicativo con el lema “León nos necesita”. Empezaré siendo completamente fiel a la verdad y “retratándome”. He tenido algo que ver en él, al punto de que tuve el honor de presentarlo. Anecdótica la circunstancia. Comulgo con la idea de la necesidad de un cambio de actitud por parte de las leonesas y los leoneses sobre nuestro futuro y sobre lo que tenemos que hacer para cambiarlo. Abocados a la extinción en tres generaciones, deberíamos ser capaces de revertir tal situación en lo que de nosotros depende, que es mucho seguramente… a pesar de las administraciones y de sus herramientas, los partidos políticos, obstinados en lo contrario.
Un honor para mí el dar paso a un perfecto anfitrión como José Antonio Díez, alcalde de León, que vino a resaltar el papel de la ciudad como hogar de los pueblos de la provincia y reclamó la autonomía leonesa por dignidad y justicia. Y que aguantó bien algo de “chaparrón” por parte de Elena de la Puente, ese ángel de compromiso con los montes y el medio natural de la provincia, que le afeó su postura acerca de la biomasa. Y qué decir de la admiración que tengo por Sergio Hidalgo, ese chaval animoso y comprometido, bombero en riesgo, como todos sus compañeros este verano, reivindicando unas condiciones dignas para su colectivo y denunciando las graves negligencias del aparato de la Junta en tan terribles circunstancias.
Juan Prieto, Rogelio Blanco, Prada 'a tope' y Revilla
Y delante de otros leoneses como Juan Prieto y Rogelio Blanco también toca quitarse el sombrero, que han sido artífices en muy buena medida de la consecución del SIPAM, el primero, y de la declaración de la ciudad de León como Cuna del Parlamentarismo, el segundo. De José Luis Prada y de lo que ha conseguido como empresario, impulsor de industria local y proyección de El Bierzo a nivel nacional e internacional, todo lo que puedo aportar son ya obviedades por todos conocidas. De Miguel Ángel Revilla también no puedo decir más que evidencias, lo que ves es lo que hay. Trato cercano, directo, y los mejores sentimientos hacia este León nuestro al que considera bastante perjudicado por la reciente historia y la gestión de sus políticos. Nos resulta un buen leonés “apegao”.
Pues sí, todas esas personas son leonesismo. Y seguramente buena parte del público asistente, en el que, algunos me comentaron (mi bisoñez me libra del conocimiento del catálogo completo de personalidades), se echaba de menos el “leonesismo político”. Hombre, igual que la organización del evento haya corrido a cargo de asociaciones que han discutido la hegemonía pontifical del partido único, tarro de las esencias y confundido con el propio movimiento, tiene algo que ver. La verdad es que da igual. Creo que muchos de los asistentes han salido reforzados en ciertos propósitos que igual tenían adormecidos por culpa de estar anclados en el pesimismo secular y doliente. A ver si es verdad y nos aprestamos a ponernos las pilas, que se nos va la vida y no nos enteramos. Y ése, y no otro, fue el hilo conductor del acto.
Lo cierto es que esta columna en realidad me la inspira la lectura de otra publicada en este mismo digital, lo que deja claro la pluralidad del mismo y el buen criterio de nuestro director al reunir tan diferentes puntos de vista. Lo de haberme referido al acto, perdónenme, un tanto de autobombo, y un mucho de agradecimiento a los participantes y público asistente.
Leonesismo y leonesidad
Pongo en solfa la columna de mi compañero Jorge Díez, al que pondero mucho su claridad, aunque no comparta buena parte de su línea argumental. De entrada, confunde, y no me extraña, leonesismo con UPL. Creo que queda demostrado, por lo expuesto, que hay bastante leonesismo más allá de la formación de Gallego y Santos. Y digo, no obstante, que no me extraña, porque llevamos años confundiendo a la gente. Aquí me incluyo como juntaletras, pero reivindico mi inocencia, que llevo poco en esto y, desde corta edad de columnista, he procurado siempre delimitar y discutir la “única y exclusiva” presencia. Ahí están Alantre, Agora, “Conceyu” y el asociacionismo entero de “Xuntanza Llionesista”, Unidad Leonesa, y más, que entidades que en su ADN portan leonesismo y leonesidad hay unas cuantas.
Por la misma razón, y es que hay enfoques distintos, a algunos nos ha parecido que el intento de propuesta de consulta triprovincialista por parte de UPL, habiéndole salido bien el órdago, podía haber sido echarnos tierra encima por los siglos de los siglos y algún año más. Menos mal que Aznar está ocupado en quemar Gaza, promocionar a la sustituta de Feijóo y otras lindezas desde FAES, porque si llega a estar en los zapatos de Mañueco, arregla el entuerto reglamentario y nos endosa un referéndum vinculante. Hay que agradecer que al volante en ese PP que juega a Vox hay poca brillantez. Que lo de la consulta no es que no tenga marco legal, que sí, sino que no nos ha dado la gana desarrollar un reglamento, no vaya a ser que algún día podamos decidir algo antes de los consabidos cuatro años. Más allá del fugaz momento del voto, poca participación.
No voy a negar el declive de otras provincias. Pero es que parece que los políticos empiezan a gobernar cada día que amanece. A mí se me caería la cara de vergüenza si tuviera provincias como León, Zamora, Salamanca, Ourense o Lugo con estas cifras de decrecimiento demográfico, bajada relativa en nivel de renta y pérdida de empleo. Y como que fuera de ahora. Presumir además que las provincias sueltas pueden hacer las políticas económicas que les dé la gana es pensar en fuentes de ambrosía y caballitos voladores. Cuando tenemos un gobierno autónomo que prima construir un polo alimentario en Medina del Campo con incentivos económicos y evidentes facilidades logísticas “ad hoc” en contra del prometido en El Bierzo, creo que la provincia de León sólo puede jugar la carta del pataleo e intentar salirse de una comunidad que no hace sino perjudicarla a ojos vista. Y no voy a aburrir con más ejemplos, porque son infinitos y de aurora boreal. Y además estoy por lo positivo, no por la queja.
Y mira que tener un Ministerio para el Reto Demográfico. También…
El empuje de la sociedad civil
Además, qué tontería, la mayoría de las reivindicaciones provienen de la sociedad civil. Son los movimientos sociales los que pierden tiempo y dinero en sacar adelante derechos y servicios menoscabados. Que se lo digan a Oncobierzo, a la Plataforma para la Integración de FEVE, a Más Vuelos para León, a esos leoneses que llevan reivindicando Torneros ni se sabe. La práctica totalidad de esos movimientos tienen un apoyo residual en la clase política, ausente de compromisos que no sean su propia supervivencia y rentabilidad mediática. Si alguno de los integrantes de esas plataformas ejemplares sacara listado de sus gastos, enmudecería la platea entera de Cortes Autonómicas y Congreso de los Diputados.
Cada minuto gastado por los políticos en promesas que no se cumplen en León. Ése sí que sale caro. Y alguno nos podríamos ahorrar en la nueva autonomía, que simplifica estamentos al prescindir de diputación provincial.
Y también lo tengo claro. Si por dejar mañana de hablar de salir de este engendro, viene Mañueco y me pone seis oncólogos con plaza y bien incentivados en Ponferrada, y Sánchez me trae por la rampa de El Manzanal un tren-bala mercancías con parada en Torneros, base logística, pues lo mismo me quedo hasta calladito. Pero es que yo no creo en fuentes de ambrosía ni en caballitos voladores.
¡Ah! Y el que no es verdadero leonés es este servidor, que es gallego. Jorge Díez es tan buen leonés como el mejor. Que no creo que el leonesismo reparta carnés de pureza de intenciones.