El tiempo

Un tiro en el pie

Ya hacía tiempo que la actualidad no me pillaba con el paso cambiado, pero los azares del destino...

Ya hacía tiempo que la actualidad no me pillaba con el paso cambiado, pero los azares del destino y un don de la inoportunidad flagrante, que ahora glosaré, me hacen cambiar el rumbo de esta columna. Este inmerecido espacio que me permite nuestro director iba a estar dirigido a dar detalles de la visita de la reconocida líder sionista Ester Muñoz a la Casa de León en Madrid, donde dio cumplimiento a su habitual discurso, culpando, como no podía ser de otro modo, a los propios leoneses de su desgracia, defendiendo en su acción al Consejero Quiñones y, en general, desentendiéndose de León, cosa a lo que nos tiene acostumbrados, no en vano es ya diputada y acreedora a patada hacia arriba. 

Para ello me iba a basar en la magnífica crónica de nuestro paciente editor, Nacho Gutiérrez, y en testimonios de corresponsales fiables destacados al evento. Teniendo uno amigos hasta en el Infierno, cómo no los iba a tener en la Villa y Corte.

Pero hete aquí que la dirección de la UPL ha tenido a bien producirse con alharaca y estruendo pidiendo un “referéndum” sobre la autonomía de la “Región Leonesa” en sede de las Cortes Autonómicas. Se conoce que la noche del jueves fue dura, y antes de salir del “after” alguien dijo “sujétame el cubata”. No sé si serían Alicia, Luis Mariano o Eduardo, o más, los que dejaron a alguien pendiente de la bebida. El caso es que no los veo en esa situación, pero es que, si no es bajo los efectos de algún espirituoso, su conducta no se sostiene o, directamente, se tambalea y cae.

Analicemos un poco la petición, probablemente vendida en titulares como referéndum, pero que, dado el ámbito en la que se efectúa, no pasa de consulta.

Ya perdonarán ustedes el símil jocoso, pero es para disimular el profundísimo malestar que estas ocurrencias producen en gente que, juiciosa y cabalmente, trabaja por la autonomía, lejos de personalismos, protagonismos, sueldos e infalibilidades pontificias sobre lo que León debe ser o no. Y bien se ve que ya no hay nadie al volante.

Analicemos un poco la petición, probablemente vendida en titulares como referéndum, pero que, dado el ámbito en la que se efectúa, no pasa de consulta. Y es que, refiriéndonos a las atribuciones del Presidente de la Junta (en adelante y para simplificar, Mañueco), recogidas en el Estatuto de Autonomía, figura entre sus atribuciones “Proponer, por iniciativa propia o solicitud de los ciudadanos, de conformidad con lo establecido en el presente Estatuto y en la legislación del Estado y de la Comunidad, la celebración de consultas populares en el ámbito de la Comunidad, sobre decisiones políticas relativas a materias que sean de la competencia de ésta”.

Les resumo el parrafito de Estatuto diciéndoles que sólo se pueden convocar por parte de Mañueco consultas sobre asuntos en los que pueda decidir la Comunidad. Teniendo en cuenta que, por los artículos 143 o 144 de la Constitución, cualquier cosa relacionada con la autonomía se decide en el Congreso de los Diputados, lo normal es que Mañueco se inhiba y todavía les eche un sermón diciendo que no le hagan perder su valiosísimo tiempo de presidente. Que está muy ocupado dotando económicamente a ese tremendo chiringuito llamado “Fundación para la Promoción de los Valores y la Identidad de Castilla y León” (que dan ganas de añadir “y de las JONS”) de cara al octingentésimo (800) aniversario de la falsa unificación o lo que ellos quieran inventarse de cara al año 2030.

Y, por otro lado, se inhibirá muy a su pesar. Y es que pierde una magnífica ocasión de desprestigiar definitivamente el proceso autonómico gracias al simpar planteamiento de la UPL. Yo, si fuera Mañueco y no me fuera a inhibir, ya estaría encargando unas urnas a cualquiera de las empresas implicadas en la Púnica, por ejemplo, para no perder las buenas costumbres. Plantear una consulta a nivel triprovincial es, como intitulo, darse un tiro en el pie. No se entiende, desde la insignificancia de la UPL en Salamanca y Zamora el planteamiento “Región Leonesa”. Queda dicho que pretender que Salamanca y buena parte de Zamora se sumen al tren autonomista, no habiendo pulsión popular, es una auténtica necedad y reproducir lo mismo que Martín Villa y Peces-Barba cometieron con León: un trágala a la contra de su voluntad.

Una consulta requiere un esfuerzo económico importante por parte de todos. Si existieran dudas razonables del movimiento en Salamanca o Zamora, restando Benavente y franja sanabresa, podría considerarse la hipotética consulta...

Algunos dirán que es buena cosa preguntar. Y sin duda que lo es. Pero hay otros cauces y mecanismos que no pagaríamos entre leoneses y castellanos, por cierto, también estos últimos.

Una consulta requiere un esfuerzo económico importante por parte de todos. Si existieran dudas razonables del movimiento en Salamanca o Zamora, restando Benavente y franja sanabresa, podría considerarse la hipotética consulta. Pero, sólo por si acaso, voy a recordarle a la formación de Gallego y Santos sus espectaculares resultados en ambas provincias en las últimas autonómicas, que fueron, respectivamente, 1631 y 2323 votos. En León fueron 48144, un 23%, que también da que pensar en una probable hegemonía ideológica. En su nube, y muy a gusto.

¿O es que la formación leonesista tiene que ver negro sobre blanco resultados para abandonar justificadamente el planteamiento triprovincial? Pues entonces, aparte de torpeza, soberbia. Porque es un resultado absolutamente descontado. Y eso, en un partido con 700 afiliados. Dimensionemos el fenómeno. Una encuesta demoscópica, el número de mociones aprobadas en Salamanca y Zamora, o… cualquier “cuñao” se lo diría.

Y, desde luego, también está la parte meramente emocional. Pedir opinión en una urna requiere también un esfuerzo de presencia en colegio electoral. Si tampoco ven el general desistimiento de la política por parte de la población, es que han heredado las gafas de Feijóo. Para que esa consulta fuera “políticamente” válida, requeriría una participación abultada, y eso es algo que no estamos en condiciones, ni mucho menos, de poder asegurar. Es más, viendo lo dudoso del planteamiento y su nula validez vinculante, lo normal sería un fiasco de participación.

Tenemos ejemplos internacionales recientes sobre los resultados poco previsibles y “anti-pronóstico” de este tipo de iniciativas. A referendos y consultas “los carga el Diablo”. Hoy la UPL apunta claramente con esa carga a un pie. Piensa seguramente que no es el suyo. A mí me parece que sí. Es más, creo que se apuntan a la cabeza y no lo saben.  

P. D.  Y bien que lo siento, que tradición tiene la formación y la sigla quizá sea insustituible en el panorama. Las personas, sin embargo, contingentes.