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La muerte silenciosa de la democracia liberal

democracia

¿Sabe qué es lo más inquietante de la crisis democrática? Que nadie la está matando.

Se está muriendo sola.

El declive de la democracia no requiere generales. Basta con votantes dispuestos a renunciar a la libertad con la misma ligereza con que renuncian a pensar. La democracia liberal no está siendo derrocada. Está siendo abandonada. Y no por militares con gafas oscuras, sino por millones de ciudadanos normales y corrientes que han decidido que alternar el poder es innecesario.

El declive de la democracia no requiere generales. Basta con votantes dispuestos a renunciar a la libertad con la misma ligereza con que renuncian a pensar.

Permítame explicarle lo que se supone que era esto. El sistema representativo liberal no era solo votar cada cuatro años. Era elegir. Juzgar. Y cuando sus representantes la cagaran, echarlos. Eso era la democracia: el derecho sagrado al "fuera de aquí".

¿Sencillo, verdad? Pues ya no.

El dato que lo cambia todo

Más del 52% de ciudadanos en países occidentales apoyan un "líder fuerte que no tenga que molestarse con parlamento o elecciones".
Léalo otra vez.

La mitad de nosotros prefiere un dictador eficiente a un presidente al que podamos echar. Esto no pasa en países remotos con nombres impronunciables. Pasa aquí. En su país. Entre sus vecinos.

¿Sigue creyendo que esto no va con usted?

Cuando "el pueblo" son solo ellos

Empecemos por la izquierda. No la izquierda de su abuelo. La nueva. La que habla de "democracia real" mientras mira con nostalgia hacia Venezuela.

¿Ve el truco? Cuando "nosotros" representamos al pueblo verdadero, la alternancia se vuelve traición. ¿Para qué arriesgarse a que gane el "enemigo"?

Cuando "nosotros" representamos al pueblo verdadero, la alternancia se vuelve traición.

Maduro sigue en el poder. Chávez murió hace una década, pero su partido sigue ahí. ¿Democracia? Técnicamente, sí. Votan. Tienen elecciones.

Pero nunca pierden.

¿Curioso, verdad?

La democracia se convierte en instrumento para llegar al poder. Después, se vuelve innecesaria. Como una escalera que tiras una vez que llegas al tejado.

La democracia se convierte en instrumento para llegar al poder. Después, se vuelve innecesaria.

El orden contra la incertidumbre

¿Cree que la derecha es diferente?

Piénselo otra vez.

Desde Trump hasta Orbán, desde VOX hasta sus votantes más fieles, escucha el mismo canto de sirena: "Necesitamos un líder fuerte. Alguien que ponga orden. Que no se ande con contemplaciones."

¿Parlamento? Estorba. ¿Prensa crítica? Molesta. ¿Jueces independientes? Innecesarios.

¿Sabe qué tienen en común un votante de Podemos y uno de VOX? Ambos preferirían que "los suyos" gobernaran para siempre. Solo discrepan sobre quiénes son "los suyos".

La democracia implica incertidumbre. No sabes quién ganará mañana. Eso, antes, se llamaba libertad. Ahora se llama problema.

Jóvenes que nunca vieron una dictadura fantasean con el "orden" autoritario. Como niños que juegan con cerillas sin saber qué es el fuego.

Jóvenes que nunca vieron una dictadura fantasean con el "orden" autoritario.

El gran engaño de las listas

¿Quiere saber por qué su diputado no le hace caso?

Porque no le debe el puesto.

Se lo debe al jefe de su partido. Que fue quien lo puso en la lista. Y quien puede quitarlo mañana.

Su diputado no representa a usted. Representa a su jefe partidario. El Parlamento no es una cámara de representación. Es una oficina de gestión de las direcciones partidarias.

¿Sistema de listas cerradas? Es el truco perfecto para que parezca que usted elige, cuando quien elige de verdad es el aparato.

 Es el truco perfecto para que parezca que usted elige, cuando quien elige de verdad es el aparato.

Por eso no hacen propuestas realistas. Hacen teatro ideológico. Porque no buscan el aplauso de usted. Buscan el del jefe que controla la lista.

¿Democracia representativa? No. Partitocracia con decorado democrático.

La máquina de la rabia

¿Ve las redes sociales?

Esa es la máquina perfecta para fabricar enemigos.

Algoritmos que le muestran solo lo que confirma sus prejuicios. Cámaras de eco donde su rabia se multiplica. Noticias falsas diseñadas específicamente para cabrearle.

¿Sabe por qué? Porque la rabia vende. La polarización es un negocio.

Como ya advirtió Orwell, cuando el lenguaje político se vacía, lo que queda es obediencia disfrazada de virtud. "Democracia" se convierte en lo que haga mi bando. "Fascismo" es lo que haga el contrario.

Como ya advirtió Orwell, cuando el lenguaje político se vacía, lo que queda es obediencia disfrazada de virtud.

Cuando su adversario político se convierte en enemigo existencial, entregarle el poder se vuelve traición. Ya no es "mi candidato perdió". Es "el país está en peligro".

¿Resultado? Cualquier medida vale para "defender la democracia". Incluso destruirla.

España: cuando nada cambia

¿Quiere ver cómo funciona en su país?

Observe.

La crispación política ya no es estrategia electoral. Es forma de gobierno. Los votantes cambian de partido, pero tendrán la idea de que nada cambia de verdad. Mismos privilegios. Mismos aforamientos. Misma puerta giratoria entre política y lobbies.

¿Se siente representado por su diputado? No. ¿Cree que las instituciones funcionan para usted? No. ¿Piensa que votar sirve de algo? Cada vez menos.

Esa es la grieta por donde se cuela el autoritarismo.

No con tanques. Con aplausos.

Cuando los ciudadanos sienten que "cambiar de gobierno" no cambia nada, empiezan a pensar: "Mejor que gobierne alguien que al menos haga algo." Aunque ese "algo" sea cargarse la democracia.

Listas cerradas. Financiación pública de partidos. Colonización de instituciones. ¿Resultado? Una clase política desconectada de la realidad que compite por demostrar una fingida, muchas veces, pureza ideológica sin plantearse como aplicarla para resolver problemas.

¿Confrontación permanente? No es casualidad. Es el modelo de negocio.

El momento del despertar

La democracia no morirá con ruido de sables. Morirá con aplausos.

Los autoritarios modernos no dan golpes. Ganan elecciones. Después, van desmantelando el sistema desde dentro. Con sonrisas. Con legitimidad electoral.

Por primera vez en décadas, hay más dictaduras que democracias en el mundo. ¿Le parece casualidad?

Por primera vez en décadas, hay más dictaduras que democracias en el mundo.

¿España? Va por el mismo camino. Democracia de fachada. Elecciones que no sirven para echar a nadie de verdad. Instituciones que no protegen al ciudadano.

¿Sabe cuál será el momento del despertar? Cuando quiera cambiar algo y descubra que ya no puede.

Cuando quiera protestar y le digan que "eso desestabiliza". Cuando quiera votar de verdad y descubra que si no cambiamos algo, todas las opciones llevan al mismo sitio.

Cuando despertemos de la ilusión del autoritarismo benevolente —sea del color que sea— puede que ya no quede ni la urna.

La última oportunidad

¿Quiere democracia de verdad?

Entonces defiéndala. Ahora. Antes de que sea demasiado tarde.

Porque los ciudadanos que no defienden la democracia liberal acabarán sin ella.

Y no la echarán de menos... hasta que descubran qué han perdido.

¿Será usted uno de ellos?