El tiempo
OPINIÓN

Opinión | 'La caza de brujas (en defensa de Juan Carlos Suárez-Quiñones)'

Incendio en la localidad de Fasgar. Fotos: Peio García
Incendio en la localidad de Fasgar. Fotos: Peio García

La última ola de incendios que hemos vivido este verano ha resultado especialmente dramática en todos los sentidos. En primer lugar, quiero mandar desde estas líneas un recuerdo a las familias de las personas que perdieron la vida intentando salvar sus pueblos de las llamas, así como a todos aquellos que se jugaron las suyas para luchar contra unos fuegos que, lo sé bien, nos han tenido amenazados durante dos semanas, causando un daño ambiental sin precedentes en nuestra montaña.

Con el humo aún en los montes, que estará durante mucho más tiempo en nuestras memorias, llega la hora de sacar algunas conclusiones, sobre todo en torno a todo aquello que ha funcionado mal. Que ha fracasado el operativo es una obviedad, del mismo modo que ha fracasado la prevención sobre la que en vano veníamos llamando la atención desde los municipios que nos encontramos en zonas de montaña. Escuchar es una virtud que cada vez se valora menos, y tanto para reconstruir lo que nos ha dejado el fuego como para evitar que esto

vuelva a ocurrir tenemos que escucharnos todos, arrimar el hombro, no mirar los colores ni las ideologías sino intentar que sean los que mejor conocen el terreno, por lo general ganaderos y agricultores, los que nos aconsejen qué es lo mejor que se puede hacer contra esta situación tan dramática.

Mi municipio, Murias de Paredes, se ha visto afectado por un gran incendio que parecía varias veces apagado y que varias veces resucitó como en la peor de nuestras pesadillas. En medio de esta circunstancia, y pese a los esfuerzos que yo personalmente y todo mi equipo de gobierno sin excepción hemos realizado de forma incansable para conseguir que llegaran refuerzos profesionales que nos ayudasen a luchar contra las llamas en el que es uno de los parajes más hermosos de la provincia de León, hay personas que lo que ven es una oportunidad para medrar, para hacerse un hueco en el mundo de la política y, quién sabe, si para conseguir un puesto de trabajo que el mercado laboral les niega. Intentan hacerme daño de forma cruel, pero llevo ya demasiado tiempo en la política como para que consigan desanimarme y apartarme de mi verdadero objetivo, que siempre ha sido mejorar la calidad de vida de los habitantes de los pueblos que forman parte de este municipio.

Por mis propias convicciones, nunca intentaría sacar rédito político de una situación de esta envergadura, lo que no evita que reconozca lo que, a estas alturas, son ya algunas obviedades, como es el hecho de que el Partido Popular lleva tanto tiempo gobernando en esta comunidad autónoma, titular de las competencias sobre nuestros montes, que si el problema viene de un corto plazo la responsabilidad es suya, si el problema viene de medio plazo la responsabilidad es suya y el problema viene de largo plazo la responsabilidad es también suya. No pueden escudarse en competencias impropias como las que otros tenemos que asumir sin que nos toque, porque quedan en un limbo y los que tenemos que dar la cara ante nuestros ciudadanos somos los alcaldes y concejales.

Nadie puede negar que es urgente mejorar muchos aspectos, pero en medio de este panorama, y a la vista de que el fuego, como lo más primario que es, desata a su vez los sentimientos más primarios de todo el mundo, afectados o no, no comprendo cómo empezó, desde el minuto cero, una cacería en contra del consejero del área, el actual responsable de Medio Ambiente en la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones.

Estoy ideológicamente en las antípodas de su partido, pero tengo que reconocer que tanto como consejero como en los cargos que ocupó anteriormente me ha brindado, en varias ocasiones, un apoyo incondicional en todos los proyectos que le he planteado, sin mirar el color político por el que conseguí la alcaldía. Me consta que otros muchos regidores de la provincia podrían decir lo mismo, pero no se atreven en medio de este clima en el que las redes sociales se llenan de falsos justicieros y la política de oportunistas que quieren ocultar sus torpezas tras el humo de los incendios que hemos padecido. Triste que en esta circunstancia no le defiendan siquiera los alcaldes de su propio partido. Algunos parecen desear la cabeza de Juan Carlos Suárez-Quiñones colgada como un trofeo de caza en su salón, algo en lo que obviamente tiene mucho que ver, como a nadie se le puede escapar, su reciente nombramiento como presidente del PP leonés. Ha sido siempre un político cercano, preocupado por el territorio, de trato amable, un político válido, sobre todo en comparación, pues la mediocridad se ha convertido en el denominador común de buena parte de nuestra clase política, cuyos líderes son capaces de apoyarse en lo más torpe y los más ruin con tal de garantizarse la lealtad. El consejero me volvió a demostrar su compromiso durante el incendio que sufrimos en mi municipio, estando en contacto permanente conmigo, enviando los medios de extinción que estaban a su alcance en un contexto que había superado los peores augurios y desbordado al operativo, así como informándome de cuál era la situación real.

Sé que esto que escribo me ha costar muchas críticas, que voy a sumar muchos enemigos a mis espaldas, pero tengo que decir, le pese a quien le pese, que Juan Carlos Suárez-Quiñones es un consejero válido. La tragedia que han sufrido nuestros montes es tal dimensión que es obvio que se tienen que mejorar muchos aspectos, no hay que olvidar que se han destruido más de 100.000 hectáreas, pero sería tremendamente injusto que con su cese o su dimisión se quieran tapar todos los males de esta comunidad autónoma, que desde hace demasiado tiempo ha perdido el rigor y la dignidad que siempre reinaron en esta tierra, sobre todo desde que el Partido Popular abrió las puertas de nuestras instituciones a la extrema derecha.  

En las críticas que recibe el consejero hay lógicamente intereses políticos y también una buena dosis del cainismo que siempre ha caracterizado, tristemente, a esta tierra. Se deben mejorar muchos aspectos, pero con el cese o la dimisión de Quiñones, si finalmente se produce, no se va a solucionar nada. Más bien todo lo contrario.


Mari Carmen Mallo Álvarez es alcaldesa del Ayuntamiento de Murias de Paredes