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La CHD inicia las obras de restauración en las zonas arrasadas por los incendios de León con una inversión de cinco millones de euros

Los trabajos comenzaron el 20 de octubre y priorizan la protección de los cauces, el abastecimiento de agua y la recuperación del terreno erosionado en los valles más afectados por los fuegos de este verano.
Pacas de hierba dispuestas para su traslado vía aérea.
Pacas de hierba dispuestas para su traslado vía aérea.

La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) ha comenzado las actuaciones de restauración hidrológico-forestal en las áreas afectadas por los graves incendios que asolaron la provincia de León en agosto de 2025, donde ardieron más de 55.000 hectáreas. La magnitud del desastre —que dañó cuatro Reservas de la Biosfera y zonas protegidas como espacios Red Natura 2000 y hábitats del desmán ibérico— lo convierte, según el organismo, en “una de las mayores tragedias medioambientales de la historia reciente de la provincia”.

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) ha destinado cinco millones de euros para acometer obras de emergencia en la demarcación hidrográfica del Duero, que serán ejecutadas por la CHD en coordinación con la Junta de Castilla y León.

Los trabajos comenzaron el 20 de octubre, con el objetivo de “prevenir procesos erosivos y reducir el riesgo de aportes de cenizas a los cauces”, especialmente en las zonas de abastecimiento a poblaciones.

Albarradas, fajinas y mulching: restaurar el terreno quemado

Entre las medidas que se están ejecutando destacan la construcción de albarradas, fajinas y bermas en cauces y cabeceras de arroyos para frenar el transporte de sedimentos y cenizas. También se aplican tratamientos de estabilización de suelos y mulching —una cobertura de restos vegetales— en laderas afectadas para evitar la pérdida de suelo y favorecer la regeneración de la vegetación.

Además, la CHD realiza la retirada selectiva de madera quemada, tanto por motivos fitosanitarios como para prevenir la obstrucción de cauces cerca de núcleos urbanos, puentes e infraestructuras.
Se incluyen también actuaciones complementarias de restauración de la vegetación de ribera y masas forestales en zonas de especial interés ecológico.

Boca de Huérgano, epicentro de las primeras actuaciones

En la zona del incendio de Boca de Huérgano, donde el fuego calcinó 18.813 hectáreas y afectó a más de 230 kilómetros de cauces, las obras han comenzado en las cuencas de los embalses de Riaño y Camporredondo, priorizando los valles del río Lechada —declarado Reserva Natural Fluvial— y del hábitat del desmán ibérico (Galemys pyrenaicus).

Los técnicos trabajan actualmente en la construcción de albarradas y fajinas en los arroyos que vierten al valle principal del río Lechada, y posteriormente intervendrán en la cabecera del río Puerma y el arroyo de Mostajal, sobre la población de Portilla de la Reina. En el arroyo de Luriana, de difícil acceso, se aplicarán tratamientos de mulching mediante medios aéreos.

Asimismo, se revisarán los puntos de captación de agua de Boca de Huérgano y Villafrea de la Reina, entre otras localidades, para garantizar la seguridad del abastecimiento.

Llamas de Cabrera: frenar la pérdida de suelo

El incendio de Llamas de Cabrera, que afectó a 13.523 hectáreas y 239 kilómetros de cauces, centra también una parte importante de las actuaciones. La CHD ha priorizado los trabajos en el arroyo de la Chaqueta y en la cuenca alta del arroyo Cabrito, zonas con “alto riesgo erosivo e hidrológico”, así como en la cuenca de la Reserva Natural Fluvial del río Duerna.

En estas áreas se están aplicando tratamientos de mulching, tanto por medios aéreos como terrestres, y se construyen balsas de retención de cenizas para reducir la pérdida de suelo y la llegada de lodos y cenizas a los cauces y captaciones de agua de poblaciones como Molinaferrera, Piedras Albas y Busnadiego.
También se acondicionan caminos y accesos para facilitar la entrada de maquinaria a las zonas más afectadas.

Otras zonas de actuación: Garaño, La Uña y Murias de Paredes

En el incendio de Garaño, que devastó 1.373 hectáreas y 14 kilómetros de cauces, las obras se concentran en los arroyos del Fierro y de los Prados, afluentes del río Luna y próximos a la localidad del mismo nombre. Allí se ejecutan albarradas, fajinas y pequeñas balsas para retener sedimentos y cenizas.

La CHD también finaliza los diagnósticos y evaluaciones en los incendios de La Uña, Canalejas-Almanza y Murias de Paredes, con el fin de definir las actuaciones más urgentes en aquellas áreas donde “la afección al dominio público hidráulico o el riesgo de erosión así lo requieran”.

Recuperar el equilibrio natural tras la catástrofe

Desde la Confederación Hidrográfica del Duero subrayan que estas actuaciones constituyen “una respuesta inmediata y coordinada para mitigar los daños ecológicos y evitar riesgos futuros”.
El objetivo, según el organismo, es “restaurar la funcionalidad de los ecosistemas fluviales, garantizar la seguridad de los abastecimientos y promover la recuperación natural de los terrenos”.

Con una inversión de cinco millones de euros y una planificación que se extenderá durante los próximos meses, las labores de restauración buscan devolver el equilibrio ambiental a los valles leoneses más castigados por el fuego, y marcar un modelo de gestión preventiva ante futuros incendios.