'Alimentar a los fantasmas: Autobiografía en viñetas'. Buenas razones para un Pulitzer
‘Maus: Relato de un superviviente’, de Art Spiegelman, fue la primera novela gráfica premiada con un Pulitzer (1992). Publicada originalmente en series en la revista ‘Raw’ (que coeditaba con su esposa) entre los años 1980 y 1991, la obra es una personalísima visión de las experiencias de su padre como superviviente del holocausto.
Como hizo Art Spiegelman en su momento, Tessa Hulls utiliza el cómic para realizar un viaje emocional y cultural que indaga en la experiencia de tres generaciones de mujeres chinas: su abuela (Sun Yi), su madre (Rose) y ella misma. Pero, ¿ella es china? Ha nacido en los EE. UU., no habla chino (su madre, que habla un inglés impecable, no se lo enseñó ni ella manifestó interés alguno en esa lengua), y es tan mestiza como lo fue su madre, cuyo padre (que no la reconoció nunca) era un diplomático suizo. En realidad el libro se mueve en el territorio de la búsqueda de una identidad de la que no es consciente y para ello necesita comprender y adentrarse en sus raíces. Lo cual la lleva a bucear en las historias de su madre (con la que mantiene una incomprensible tensa relación) y, sobre todo, de su abuela Sun Yi, quien pronto perdió la razón.
El viaje a los orígenes
Tessa Hulls, para quien el viaje ha sido siempre un modo de huida de un entorno familiar asfixiante, decide adentrarse en los orígenes de la familia a través de un viaje que será físico (incluso llegará a compartirlo con su madre, Rose) pero, sobre todo, un viaje de descubrimiento que pasa por explorar la convulsa historia de China. A través de él descubrirá muchas cosas hasta entonces desconocidas de las que su madre nunca habló. Que tiene, por ejemplo, parientes cercanos en China. Y, sobre todo, la peripecia de su abuela, periodista y autora de unas valientes y exitosas memorias en el momento de la implantación del comunismo en China, en sus diferentes huidas: Suzhóu, Shanghái, Hong Kong, EE.UU. Un abuela a la que Tessa siempre ha conocido inmersa en el territorio de la locura, devorada desde entonces por una paranoia que la destrozó.
‘Alimentar a los fantasmas: Autobiografía en viñetas’ es un audaz intento de explorar los traumas que han acompañado a tres generaciones hasta encontrar las explicaciones que permiten deshacer el aislamiento y recobrar el amor entre ellas. Un amor “imperfecto”, recoge Tessa Hulls, que las ha dañado y salvado al mismo tiempo. Y, por supuesto, es un intento original y atrevido por haberlo plasmado en unas ilustraciones en blanco y negro extraordinarias, densas, concisas cuando se necesita concisión, significativas, absorbentes y, en ocasiones, estremecedoras.