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Apuntes al atardecer en la Fundación Merayo

Atendemos el sugerente reclamo de la Fundación Merayo, que ha ofrecido este pasado viernes un recital, en su sede de la antigua “Casa Arriola”, del tándem María Rosa Sánchez Suárez-Miguel Ángel Alegre Martínez | Conocidos de la escena musical leonesa por su prolífica actividad en coros y distintos grupos, esta vez nos han ofrecido una experiencia musical, pero también literaria

Atendemos el sugerente reclamo de la Fundación Merayo, que ha ofrecido este pasado viernes un recital, en su sede de la antigua “Casa Arriola”, del tándem María Rosa Sánchez Suárez-Miguel Ángel Alegre Martínez. Conocidos de la escena musical leonesa por su prolífica actividad en coros y distintos grupos, esta vez nos han ofrecido una experiencia musical, pero también literaria.

Se trataba de combinar piezas musicales con recitados, para lo que han contado con la intervención de María Antonia Luengos Marcos, Clara Sánchez Orejas, Charo González Agudo, Juan Carlos Gutiérrez García y Manuel Alegre Pescador. Se trata de textos que aúnan experiencia y pensamiento, con reflejos de una vida ya asentada, en la calma y el reposo del atardecer vital, aún fecundo, pero marcado por la tranquilidad y la humildad, que trae más alegría que la ambición y la lucha. A ello ayuda la música que invita a la introspección.

Música que suena especial, con esa atención de estos intérpretes al empleo de diversidad de instrumentos, algunos de origen exótico y poco vistos en general. Aparte del piano/órgano, flauta de pico, melódica y zanfona, oímos en el recital un armonio y un “shruti box”, ambos provenientes de India. Emplean un aporte de aire parecido, con fuelle, pero mientras el armonio es, por así decirlo, un órgano portátil, el “shruti box” es un fuelle con una escala que se puede manipular con llaves fijas, lo que da lugar a un sonido de bajo continuo, que llena mucho y que puede ser de gran riqueza cromática.

Primera mitad

En la primera mitad del recital suenan piezas de Händel, cuya Zarabanda de la Suite número 4 María Rosa ataca con decisión y suena poderosa, de Chopin su vals número 11 en LA menor, y también la majestuosa y épica “O son do ar” de Bieito Romero, interpretada a zanfona y órgano. Los textos pasan desde Wislawa Szymborska (Nobel 1996), a Borges, Salinas o Jaime Sabines. Como colofón a esta primera parte, sobre la pieza contemporánea “Last Dance” de Beving, recitados de Dulce María Loynaz, Gloria Fuertes, Cortázar, Miguel Ángel Feria, José Emilio Pacheco, Begoña Abad y Elie Wiesel (Nobel de la Paz 1986).

La segunda parte, más pegada a la experiencia, comienza con Bach y su “In dulci iubilo”, interpretado a zanfona y armonio. A este respecto notamos que la zanfona lleva algo de amplificación. Esto se debe, según nos explica Miguel Ángel, a la poca estabilidad del instrumento, cuyo comportamiento varía notablemente en función de las condiciones de temperatura y humedad. El pequeño amplificador viene a paliar estas posibles carencias. Intercalados van recitados de Hesse, Juan Ramón Jiménez, Borges, Ana Alcaide y Alfonsina Storni.

Nos deleitan con una pieza tradicional islandesa, “Modir mín í kví kví”, ejecutada con concertina y “shruti box”, que habla sobre el perdón a su madre por parte de una hija abandonada. Tras esto, Tchaikovski y dos soberbias piezas de Schubert, “Letanía para la Fiesta de Todos los Santos” y “Misa Alemana”. En esta última nos sorprende María Rosa con su afinadísima garganta, eso a pesar del desgaste de haber estado tocando flauta y melódica. Prodigioso “fuelle” el de nuestra cantante.

Así termina el recital, en alto, con la sensación de hacer homenaje al entrante otoño, de tardes más cortas y cierta sensación de “parar máquinas” después de este tórrido y humeante verano.

Próximas citas

Nos queda sólo recordar próximas citas en la Fundación Merayo, que cualquier excusa es buena para disfrutar de la hospitalidad de Ángela y Jesús. El próximo viernes 19, conferencia de Jesús Merayo Lloves sobre la “Recuperación del olivo autóctono en El Bierzo”, un ejemplo de agricultura regenerativa. Singular, y mucho, la personalidad del ponente, un muy reconocido oftalmólogo natural de San Esteban de Valdueza. Es catedrático de Oftalmología de la Universidad de Oviedo, con labrada reputación como director del Instituto Universitario Fernández-Vega.

Pero ahora, miren ustedes por dónde, está empeñado en recuperar para su comarca natal el cultivo del olivo autóctono, desaparecido prácticamente hoy en día, pero característico de la zona hace ya miles de años, aun antes de la presencia romana. Altruista el esfuerzo, Merayo ha echado mano de grupos de investigadores y científicos expertos en recuperación y genética del olivo. Merecerá la pena escuchar de su boca su experiencia en este empeño, loable en una zona que busca alternativas viables dentro de un ambiente de crisis y abandono del medio rural.

En el recuerdo también Antonio Teodoro Reguera, recientemente fallecido, que sería el conferenciante del viernes 26. Su anhelada conferencia sobre Casa Botines, de la que era el máximo conocedor, no se podrá celebrar. Llorada la pérdida prematura del Catedrático de Geografía Humana.

Y recordar también que podemos seguir disfrutando en las dependencias de la Fundación Merayo de la exposición colectiva “Arte sin fronteras” hasta el 31 de octubre. De veras que merece la pena, marco aparte que también es fantástico.