Eolas publica 'Arden los estanques', la "piano-novela" ganadora del Premio Monteleón 2025
La obra de la escritora asturiana Alicia Andrés Ramos propone un viaje íntimo entre Tokio y el sur de Francia donde deseo, naturaleza y sonido se funden en una misma partitura
La escritora y periodista asturiana Alicia Andrés Ramos (Avilés, 1977) regresa a la narrativa con 'Arden los estanques', una obra que consolida una mirada literaria singular, donde la naturaleza, la música y la memoria se entrelazan para explorar las resonancias más íntimas de la experiencia humana. La novela, publicada por Eolas Ediciones, ha sido reconocida con el Premio Fundación Monteleón de Novela Breve 2025, galardón que se entregará el 14 de noviembre en León.
La obra se seleccionó de entre las 582 que se presentaron al certamen, procedentes de más de 40 países. El jurado, compuesto por la profesora Ángela Díaz-Caneja; el ganador del certamen de Novela Corta de 2018, Francisco-Javier Sánchez García; y el escritor leonés Antonio Toribios García, valoró que “la novela describe, con profundidad psicológica y metáforas de gran plasticidad, un amor de infancia y su eco a lo largo de una vida. Utiliza el recurso de la música clásica para narrar la biografía de los personajes y contrasta la sofisticación de un ambiente culto de occidente, con referencias culturales de un lejano Oriente que denotan una atenta labor de documentación”.
El libro se presentará oficialmente en Madrid, el 19 de noviembre, en Espacio Barfutura, y en Gijón, el 18 de diciembre, en la librería La Buena Letra.
Una partitura emocional
Arden los estanques propone un viaje íntimo hacia la memoria como forma de conocimiento. Entre la música y el silencio, entre la vida y su eco, Alicia Andrés Ramos construye una novela donde el recuerdo se convierte en materia sonora: lo que se rememora no es tanto lo ocurrido como la melodía que ha quedado vibrando en el tiempo.
Desde una habitación de hotel en Tokio, Ivet reconstruye los fragmentos dispersos de su vida. La música actúa como un hilo invisible que la conduce hacia su pasado, al sur de Francia, donde un verano junto a su profesora de piano —la compositora japonesa Natsu— marcó para siempre su manera de mirar y escuchar el mundo. A través de esa evocación, la narradora traza una biografía sentimental en la que confluyen la infancia, los amores adultos y el eco lejano del terremoto de Japón.
Con una prosa envolvente y un tempo narrativo que sigue los movimientos de una pieza musical, la autora indaga en las resonancias del tiempo y en cómo las emociones se transforman en sonido, paisaje y memoria. Es —como la define la propia Andrés Ramos— “una novela que no solo se lee, también se escucha. Una piano-novela”.
La memoria y la identidad como territorio literario
En diálogo con las narrativas de la memoria posmoderna, Arden los estanques explora la imposibilidad de un relato lineal, donde el pasado se filtra en el presente como un eco persistente. La novela habita ese espacio incierto entre lo vivido y lo recordado, donde la identidad se vuelve una construcción cambiante, hecha de imágenes, melodías y recuerdos que se superponen.
En sintonía con las narrativas afectivas contemporáneas, Arden los estanques aborda la relación entre Ivet y Natsu como un territorio de aprendizaje y revelación interior. Lejos de los clichés del deseo, la autora construye un vínculo que se sostiene en la escucha, la curiosidad y la transformación mutua.
Desde esa perspectiva, la obra se inscribe en una corriente actual que une intimidad, memoria y una sensibilidad emocional más libre, alejada de los moldes narrativos tradicionales del canon occidental. En Arden los estanques, amor y memoria son espacios abiertos donde la identidad se forma desde la percepción y no desde la norma. De ahí surge la voz singular de Alicia Andrés Ramos y su lectura de la naturaleza como partitura vital.
Una autora que habita la palabra y el territorio
Alicia Andrés Ramos es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado la colección de relatos Melancolía y otros pájaros (Editorial LCK15), la obra teatral Un hombre sueña (Baile del Sol) y la novela Hilatura (Niña Loba). Su obra breve ha sido incluida en antologías como Trentacuentos (Casabierta) o La última noche, la primera palabra (Torremozas), y ha sido distinguida con reconocimientos literarios como los premios Manuel Siurot, Ciudad de Torremolinos, Eurostars y Ana María Matute, entre otros reconocimientos.
En paralelo a su creación literaria, ejerce una intensa labor de mediadora cultural a través de Artesavia, desde la que impulsa proyectos artísticos que vinculan arte, palabra y territorio, como los festivales pioneros de fusión cultural Bosquegrafíes, Pan y poesía o Viña y obra. Además, ofrece charlas y talleres literarios en los que comparte su experiencia creativa y su particular manera de entender la literatura como espacio de escucha y encuentro.
Su escritura —de ritmo pausado y mirada sensorial— se caracteriza por una especial atención al sonido interior de las cosas, a la textura del lenguaje y a las relaciones entre naturaleza, memoria y deseo.