El óxido se come los buzones de Correos
El estado de conservación de los buzones de Correos en León capital sorprende. De los 67 dispositivos repartidos por toda la ciudad y su entorno metropolitano, una parte notable presenta signos evidentes de corrosión, abandono e inutilización.
Uno de los casos más llamativos es el buzón ubicado en la Plaza de la Inmaculada, en pleno centro de la ciudad. El deterioro de su estructura metálica es tan acusado que el óxido ha perforado parte del armazón, generando una imagen de total desatención.
Patrimonio urbano degradado
Los buzones, que en otras épocas fueron símbolo de comunicación activa y parte del mobiliario urbano, han quedado hoy como testigos silenciosos de una era en declive. León, que contaba con una red funcional para el uso postal ciudadano, hoy arrastra un problema de falta de mantenimiento y progresivo deterioro, sin que hasta ahora se haya anunciado un plan de renovación o retirada por parte de Correos.
El abandono no es sólo estético. Algunos buzones están obstruidos o presentan ranuras inservibles, impidiendo el correcto depósito de cartas. Otros se encuentran descoloridos, abollados o inclinados, lo que evidencia una ausencia de inspección y revisión sistemática.
Un servicio en retroceso
El uso tradicional del correo postal ha descendido de forma acusada, desplazado por los servicios digitales y la mensajería instantánea. A pesar de ello, Correos mantiene en la ciudad seis oficinas de atención al público y una red alternativa compuesta por diez terminales 'Citypaq' —puntos automatizados de recogida de paquetes, especialmente útiles para compras online—.
De símbolo de modernidad a objeto olvidado
Los primeros buzones comenzaron a instalarse en las calles españolas a mediados del siglo XIX. Inicialmente adheridos a muros o farolas, fue a partir de la década de 1890 cuando se popularizaron los buzones independientes sobre cuatro patas, muchos de los cuales perduran hoy en ciudades como León.
Lejos de ser meros depósitos, los buzones representaban acceso democrático a la comunicación postal. Hoy, sin mantenimiento ni protagonismo en la era digital, se han convertido en reliquias corroídas que reclaman atención o una retirada digna.
Desde asociaciones vecinales y colectivos de defensa del patrimonio urbano a nivel nacional, se reclama que Correos "asuma su responsabilidad en el cuidado del mobiliario que aún forma parte del espacio público" y que no deje pudrir, literalmente, los vestigios de su historia en las calles.