La lotería de Villamanín: las sentencias remarcan que sin dolo la vía judicial no permite recuperar el dinero perdido
La venta de participaciones sin respaldo suficiente abre un conflicto largo y de incierto desenlace si se acude a la vía judicial | La ausencia de dolo (se recaudaron 250 euros 'extra') puede acabar en una compensación de 500 euros por afectado
Villamanín vive entre la incertidumbre, la indignación y una decisión entre sus vecinos que tiene aire de sentencia final: ir, o no, a la vía judicial. La alegría por el primer premio de la Lotería de Navidad se tornó en tensión en esta localidad tras confirmarse un error en la venta de participaciones del número agraciado.
La Comisión de Fiestas reconoció haber distribuido 450 papeletas cuando solo contaba con diez décimos, lo que dejó 50 participaciones sin cobertura y un agujero de cuatro millones de euros por repartir entre los vecinos.
El problema se evidenció cuando los ganadores comprobaron que no todas las participaciones tenían respaldo real en décimos. Desde entonces, el pueblo vive una división interna entre quienes reclaman el premio íntegro y quienes apuestan por una salida pactada.
La propuesta que no convenció
La asamblea celebrada el pasado viernes, a la que acudieron más de un centenar de afectados, la Comisión planteó una solución: detraer un 10% del premio de cada participación, unos 80.000 euros por papeleta, para que todos pudieran cobrar. La propuesta logró una tibia unanimidad a mano alzada.
Sin embargo, parte de los asistentes rechazó ver reducido su premio, mientras otros defendieron que se trató de un error sin mala intención y mostraron su apoyo a los organizadores, que incluso pusieron sobre la mesa sus participaciones personales.
La vía judicial, sobre la mesa
Ante la falta de acuerdo, algunos vecinos valoran acudir a los tribunales. Reclamar es un derecho pero los especialistas en derecho advierten de las consecuencias prácticas. Los antecedentes judiciales en conflictos similares muestran que, cuando no existe dolo ni ánimo de engaño, como ocurre en Villamanín, los denunciantes rara vez recuperan la totalidad de las cantidades reclamadas.
Además, los procedimientos suelen alargarse durante años, con resoluciones parciales y compensaciones muy inferiores a los premios inicialmente esperados.
Casos previos en otras localidades evidencian que los jueces diferencian entre estafa y gestión imprudente. En escenarios sin intención fraudulenta, las indemnizaciones acostumbran a ser limitadas y no equiparables al premio de la lotería.
Hacienda y la incertidumbre
A la disputa se suma una incógnita fiscal: qué cantidad deberá tributar cada afectado. No está claro si Hacienda exigirá impuestos por el importe teórico del premio (80.000 euros por participación) o por lo que finalmente se perciba tras un eventual acuerdo o sentencia, un factor que añade presión a los vecinos.
Sin indicios de mala fe y con posturas enfrentadas, Villamanín encara un conflicto complejo. La experiencia demuestra que, en ausencia de dolo, la justicia no garantiza la restitución íntegra y sí un proceso largo y desgastante. Mientras tanto, el pueblo sigue dividido entre la defensa del consenso y la vía judicial, con la ilusión del Gordo convertida en una carrera de obstáculos.
El error con El Gordo en Villamanín augura un litigio largo y sin premio asegurado
Los precedentes judiciales apuntan a que, sin dolo, las reclamaciones raramente prosperan. Existen al menos tres precedentes que pesan en casos similares, porque Villamanín no es la única localidad en la que se han dado este tipo de situaciones. En 2012 en el barrio de Portuarios de Gijón se vendieron participaciones sin respaldo suficiente en décimos.
Aunque hubo denuncia conjunta, el proceso acabó con compensaciones simbólicas —500 euros por afectado— muy lejos de los 30.000 euros prometidos, al no acreditarse un ánimo claro de enriquecimiento ilícito.
En Palencia, en 1986, en el barrio del Cristo el responsable del bar del hogar del jubilado distribuyó papeletas por un valor muy superior a los décimos adquiridos. En este caso sí se probó estafa (hubo dolo), con condena de prisión y huida posterior del implicado. Aun así, los vecinos no recuperaron íntegramente el dinero que creían haber ganado.
En Sevilla, en 1951, el conocido fraude del número 2704 derivó en un macroproceso judicial con condenas severas, incluida una pena de 22 años de cárcel para el principal responsable. La restitución de premios se dilató durante más de una década, con pagos fraccionados y un complejo procedimiento administrativo.
Un horizonte incierto
A diferencia de los casos con fraude probado, en Villamanín no existen indicios de estafa (se recaudaron 250 euros 'extra'), sino de un error de gestión. Ese matiz resulta clave: los expertos recuerdan que, en escenarios similares, los reclamantes rara vez obtienen el dinero exigido y afrontan largos litigios.
Sin dolo, algo que en Villamanín parece probado, las posibilidades reales de recuperar el dinero perdido (cuatro millones de euros) son prácticamente nulas.
Mientras tanto, la incertidumbre se mantiene y la ilusión del premio sigue convertida en un conflicto sin desenlace claro.


