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365 leoneses | María García, funcionaria

"Todo lo que soy hoy se lo debo a mi madre, que siempre fue faro, impulso y ejemplo"

María García Martínez, funcionaria, madre y eterna agradecida a una madre que fue faro en su vida, sabe lo que es empezar de cero, cambiar de ciudad, reinventarse... y volver siempre al punto de partida: León
María García
María García disfrutando de un viaje.

María García Martínez tiene 46 años y lleva a León en su corazón, aunque la vida le haya llevado a diferentes rincones del país. Es funcionaria del Estado, madre de un niño de cinco años, y una mujer que ha sabido forjar su camino, marcado siempre por la figura de su madre. "Hoy soy lo que soy gracias a ella", dice. Una frase sencilla, pero cargada de todo lo que su madre representó para ella: fuerza, sabiduría y, sobre todo, un ejemplo de independencia y valentía.

Creció entre juegos, libros y planes familiares. Estudió en el colegio de los Jesuitas, donde ya comenzaba a vislumbrarse su inclinación por el mundo de las letras. "Las matemáticas no eran lo mío, para nada… pero me encantaba leer, redactar y comunicar".

Aun así, eligió una carrera como Derecho, buscando un camino profesional que le ofreciera salidas. Al terminar la carrera, su madre le insistía una y otra vez: "Ahora es el momento de opositar". Pero María, agotada de estudiar, necesitaba otro ritmo. "Tenía 24 años, muchas dudas y pocas certezas. Empecé a trabajar en lo que salía, cosas muy diferentes… pero no encontraba estabilidad ni sentido".

Casualidades que cambian la vida

Y entonces, casi por azar, la vida le ofreció un giro. "Un día caminando por la calle vi un cartel que anunciaba preparación de oposiciones. Llamé sin pensarlo demasiado. A veces la intuición es más sabia que la razón". Comenzó a prepararse. Tres años de esfuerzo, constancia y renuncias. Tres años con muchos días grises y otros tantos de ilusión callada. "Aprobé. Y ese día supe que mi vida iba a cambiar".

Desde entonces es funcionaria del Estado, una vocación que ha ido construyendo con el tiempo. Su trabajo la ha llevado a vivir en distintos rincones del país: San Sebastián, Vitoria, Haro y también Tarancón, un municipio de Cuenca que recuerda con cariño. "Me ha tocado hacer la maleta muchas veces, pero eso me ha ayudado a valorar lo mío. Cuanto más vives fuera, más aprecias tu tierra", afirma. 

En lo personal, su vida dio otro vuelco inesperado cuando conoció a su pareja. "Apareció cuando menos lo esperaba, en un momento en el que pensaba que ya no quedaban sorpresas. Y fue la mejor de todas. Con él formé una familia". Hoy es madre de un niño que le ha dado otra dimensión a su mundo. "Es un regalo".

El golpe más duro de su vida

Pero la alegría se vio empañada por un golpe que aún duele. "El 2 de marzo de hace dos años falleció mi madre. Nada volvió a ser igual desde entonces. Ella era mi motor, mi brújula, mi raíz. La persona que más me ha marcado".

Una mujer única en su tiempo

La recuerda como una mujer adelantada a su tiempo: independiente, fuerte y brillante. "Siempre digo que vivió en el tiempo equivocado. Era moderna en una época en la que no se permitía serlo. Una mujer trabajadora, inteligente, culta, que supo darnos alas sin dejarnos caer". Fue ella quien la animó a estudiar, a opositar, a no conformarse. "Se lo debo todo a ella. Nunca se lo dije lo suficiente, pero lo pienso cada día".

María también ha heredado de sus padres la pasión por viajar. "Desde pequeña me llevaron a conocer el mundo. Viajar me abrió la mente. Me enseñó a adaptarme, a escuchar, a mirar diferente". Hay algunos lugares que no olvida: "Las pirámides de Egipto y La plaza de San Marcos, en Venecia, son de los lugares que más me han impresionado".

Siente que cada viaje vivido le ha dado algo. "Todos los sitios en los que he estado me han enseñado algo de mí misma. Pero León... León me ha enseñado a querer lo sencillo. A valorar lo auténtico".

Su madre y León siempre presentes

Y cuando mira atrás, lo hace con gratitud, aunque también con nostalgia. "La vida me ha traído de todo. Momentos buenos, otros duros, decisiones valientes, errores también. Pero si algo tengo claro es que, pase lo que pase, siempre llevaré a mi madre y a León por bandera".

Hoy, María vive una etapa de calma. Trabaja, cría a su hijo, sigue soñando con viajes y dedica cada día un pensamiento a esa mujer que le enseñó a mirar alto. "Ella fue mi primer ejemplo de libertad. De mujer con voz propia. Yo sólo intento seguir sus pasos".