El viento amenaza La Vuelta en El Morredero
La Vuelta a España vuelve a caminar sobre el alambre. El final de la 17ª etapa, previsto en el Alto del Morredero, podría modificarse por culpa de las fuertes rachas de viento que este miércoles han alcanzado más de 50 kilómetros por hora en la cima berciana. La organización se ha visto obligada a reunirse de urgencia para evaluar alternativas, ya que el montaje de la meta resultaba prácticamente inviable.
Una cima expuesta y crucial para la general
El Morredero, puerto de categoría especial situado en la sierra que rodea Ponferrada, debía estrenarse en esta edición con una vertiente inédita: 8,8 kilómetros al 9,7% de media, con un tramo inicial demoledor de 5 kilómetros al 12%. Una ascensión que los técnicos habían señalado como decisiva en el pulso entre el danés Jonas Vingegaard y el portugués João Almeida, los dos grandes aspirantes al maillot rojo.
Sin embargo, la cima pelada, desprovista de vegetación alta tras los incendios de este verano, se ha convertido en un escenario incontrolable para el viento. Ante esta situación, se baraja finalizar la etapa a mitad de subida o en otra localidad cercana, lo que rebajaría notablemente la dureza del día.
Ajustes de emergencia en la organización
Por ahora, la dirección de carrera ha decidido suprimir la zona VIP para agilizar el montaje de la meta y minimizar riesgos. No obstante, la decisión final se tomará en las próximas horas, según confirmó un portavoz de Unipublic: “La prioridad es la seguridad de los corredores y del público. Estamos trabajando para mantener el trazado original, pero no se descarta un plan alternativo”.
Una Vuelta marcada por incidentes
El viento no es el único contratiempo de esta edición. La prueba ya ha sufrido la cancelación de dos finales de etapa por motivos de seguridad ligados a las protestas propalestinas: Bilbao la pasada semana y Castro de Herville (Pontevedra) ayer martes. El dispositivo policial se refuerza cada día, y en la llegada final a Madrid se desplegarán 850 agentes para blindar el recorrido.
Con el Morredero en duda, La Vuelta afronta un nuevo reto logístico y deportivo en la recta final de una edición en la que la incertidumbre no solo se mide en segundos de cronómetro, sino también en la capacidad de resistir al viento y a las protestas.
