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Los desprendimientos en el Desfiladero de los Beyos preocupan a los conductores leoneses

La caída de piedras por la presencia de ganado en las laderas aumenta el riesgo en una vía de alta circulación turística; vecinos y usuarios denuncian la falta de medidas en este tramo clave entre León y Asturias
La carretera nacional N-625, conocida históricamente como la vía León–Santander por Cangas de Onís y más popularmente como la carretera del Pontón, vuelve a estar en el centro de la preocupación de los conductores.
La carretera nacional N-625, conocida históricamente como la vía León–Santander por Cangas de Onís y más popularmente como la carretera del Pontón, vuelve a estar en el centro de la preocupación de los conductores.

La carretera nacional N-625, conocida históricamente como la vía León–Santander por Cangas de Onís y más popularmente como la carretera del Pontón, vuelve a estar en el centro de la preocupación de los conductores. El tramo que discurre por el Desfiladero de los Beyos, ya dentro del concejo asturiano de Ponga, se ha convertido en un foco de riesgo debido a frecuentes desprendimientos de piedras sobre la calzada.

El peligro, habitual desde hace años, se ve agravado en época estival por el aumento del tráfico, tanto de residentes como de turistas, muchos de ellos procedentes de León y otras zonas del interior. Según testimonios de usuarios frecuentes, la situación se repite de forma continua y, pese a los avisos, no se han adoptado medidas eficaces.

Cabras en las alturas, rocas en la carretera

El origen del problema, según apuntan conductores y vecinos, está en la presencia de ganado cabrío que se mueve libremente por las escarpadas laderas del desfiladero. El paso de los animales provoca desprendimientos de piedras sueltas, algunas de considerable tamaño, que caen directamente sobre el asfalto sin previo aviso.

“Lo que más asusta no es solo el golpe que puedan causar, sino que no hay forma de preverlos”, explica Alberto Martínez, conductor habitual de la N-625 que reside en Riaño y trabaja en Cangas de Onís. “Llevamos años viendo cómo se repite esto, pero nunca pasa nada hasta que ocurre una desgracia”.

Una obra histórica, hoy en riesgo

El Desfiladero de los Beyos es no solo un paso estratégico entre Castilla y León y el Principado de Asturias, sino también un lugar de alto valor histórico e ingenieril. A apenas dos kilómetros del puente Angoyu, que marca el límite provincial con León, se encuentra una gran placa esculpida que rinde homenaje a los ingenieros que hicieron posible el trazado de esta angosta carretera de montaña.

La placa, que data de los años 30 del siglo XX, mide 27 metros cuadrados y está formada por 31 losetas de piedra tallada. Se trata de un monumento singular en plena montaña, testigo de la dificultad de atravesar esta entalladura natural. Sin embargo, el deterioro progresivo de la vía y la falta de atención ponen en riesgo no solo la seguridad, sino también el legado patrimonial de esta infraestructura.