El tiempo

Llanto por Palestina en el Mihacale de Gordoncillo. De lo bello y lo terrible

Acudimos este pasado domingo atraídos una vez más por la plural oferta del Mihacale, el Museo de la Industria Harinera de Castilla y León, tan acertadamente dirigido por María Ordás

 

Jesus ferrero
Mihacale, el Museo de la Industria Harinera de Castilla y León, ha ofrecido una intensa y emocionante jornada.

Acudimos este pasado domingo atraídos una vez más por la plural oferta del MIHACALE, el Museo de la Industria Harinera de Castilla y León, tan acertadamente dirigido por María Ordás. Esta vez la propuesta reunía dos finalidades: disfrutar del maravilloso recital de poesía a cargo de esos talentos que encarnan Mercedes Herrero, Clara García Fraile, María San Miguel y Violeta Serrano, y recaudar fondos para la más que justa causa de Médicos Sin Fronteras y su más que peligrosa, mortal, misión en Gaza.

Y eso en el día que partía de Barcelona la flotilla “Global Sumud” con el propósito de levantar el bloqueo israelí en la zona y llevar ayuda humanitaria. Y eso en el día que el gobierno israelí ha decidido que esa ayuda es terrorismo, y que como terroristas serán tratados sus integrantes. Finalmente, el mal tiempo ha dado al traste con la inicial singladura y la flota ha tenido que volver a puerto. Seguros estamos que zarparán nuevamente con ánimo renovado. No es la primera vez, ni creemos, y por desgracia, que sea la última. 

Como tampoco era ésta la primera convocatoria de “Llanto por Palestina”. Se lamentaban las intervinientes de estar de nuevo reunidas y con el mismo fin: alzar la voz poniendo en sus gargantas la poesía del horror, del infinito sufrimiento del Pueblo Palestino, condenado a padecer un exterminio a manos de Israel con la complicidad y el silencio de las potencias occidentales, y aun con la tibieza del resto del Mundo.

De nuestras poetas cabría decir mucho: jóvenes, inspiradas, activas y comprometidas, y les animamos a que profundicen en su obra y actividades, fecundas y múltiples. Pero hoy creemos que el protagonismo es de las ausentes, de esas mujeres que han sufrido, algunas hasta morir, el peso de los bombardeos, de las torturas, de ver cómo muerenJesus ferreroMihacale, el Museo de la Industria Harinera de Castilla y León, sus hijos, sus hermanos. De cómo su tierra es calcinada, sus casas derribadas y su futuro fundido bajo escombros de ruina y odio.
Preferimos reproducir fragmentos de algunos de los versos que este domingo pasado resonaron en el salón del MIHACALE en esas voces firmes que pedían paz. Suponemos les conmoverán como a nosotros.

“Lo que haré” por Suheir Hammad, poeta estadounidense de origen palestino.

No voy a bailar al son de tu tambor de guerra. 
No voy a prestar mi alma ni mis huesos a tu tambor de guerra.
No voy a bailar tu ritmo. Conozco ese ritmo. Es inerte.
Conozco íntimamente esa piel que golpeas. Estuvo viva una vez.
No voy a bailarle a tu guerra de tambores.
No voy a odiar para ti, ni siquiera voy a odiarte a ti.
No voy a matar por ti. Especialmente no voy a morir por ti.
… Voy a construir mi propio tambor. Reunir a mis seres queridos cerca y nuestro canto será baile.
… Bailaré y resistiré y bailaré y persistiré y bailaré.
Ese latido suena más alto que la muerte.
Tu tambor de guerra no suena más alto que esta respiración.
Hiba Kamal Abu Nada escribió los siguientes versos la noche antes de morir el 20 de octubre de 2023, víctima de un bombardeo israelí en Jan Yunis. Había sido Premio Sharjah a la Creatividad por su novela “El oxígeno no es para los muertos”. Tenía 32 años.
La noche en la ciudad es oscura,
excepto por el brillo de los misiles;
silenciosa, excepto por el sonido del bombardeo;
aterradora, excepto por la promesa tranquilizadora de la oración;
negra, excepto por la luz de los mártires.
Buenas noches.

Rafeef Ziadah suele recitar en sus actuaciones, basadas en “spoken word”, los siguientes versos de Refaat Alareer, poeta y educador palestino asesinado en Gaza. 

Si debo morir, debes vivir para contar mi historia,
Vender mis cosas, comprar un trozo de tela y algunas cuerdas,
(hazla blanca con una cola larga)
Para que un niño, en algún lugar de Gaza
Mientras miramos al cielo a los ojos,
Esperando a su padre, que se fue envuelto en llamas,
Y no despedirse de nadie, ni siquiera a su carne.
Ni siquiera a sí mismo.
Ve la cometa, mi cometa que hiciste, volando arriba.
Y piensa por un momento que hay un ángel allí,
trayendo de vuelta al amor.
Si debo morir, deja que traiga esperanza, 
deja que sea un sueño.

De Fadwa Tuqan, considerada una de las más grandes poetas en lengua árabe, nacida en 1917, no hace falta imaginar mucho sobre las dificultades de ser mujer en esa época y en el rígido contexto familiar y religioso. A partir de la Guerra de los Seis Días, su poesía pasó a ser más reivindicativa y patriótica. Reproducimos “Mi libertad”.

Libertad. Mi libertad. 
Palabras que resuenan en mi boca espesa de rabia
Debajo de la ráfaga de disparos en medio del fuego
A pesar del peso de mis cadenas y la noche, 
persisto sobre los brotes de ira.
Libertad. Mi libertad.
Voy a tallar las palabras en el mundo,
cincelar sus sonidos en cada puerta de Levante,
en el templo de la Virgen, en su altar sagrado.
En los surcos del campo encima de la ladera,
Debajo de la pendiente de cada esquina,
Dentro de la prisión en la cámara de tortura.
Voy a grabar las palabras en la madera de mi horca,
Sin importarme las esposas, la voladura de nuestras casas.
Lo repito: Libertad. Mi libertad.
Deja que las palabras sean una chispa que se extienda,
Cubriendo cada centímetro de mi tierra nativa,
Incluso las tumbas que quizá mire.
La Libertad Roja toca en cada puerta
e ilumina en la oscuridad arrasando con la neblina.

Nidaa Khoury representa a esa minoría de israelíes que entiende la convivencia como esencial, y está empeñada en labores de difusión del árabe. Reproducimos “La Estación”. 

Parada en la estación. Cazando mi hambre.
Mis manos son bosques sin trigo, sin pedazo de pan.
Mis muslos son palmeras devoradas por fechas de Diáspora.
Mi pecho está lleno de peces hambrientos.
Y un campo de miseria es mi frente.
Ellos me cazan…
Ni bosque, ni desierto, ni mar, ni campo.
Esta es mi nueva patria para los tiempos nuevos.

También se leyeron poemas de Maya Abu Al-Hayyat, Naomi Shihab Nye, Fatena Al Ghorra, Sulaffa Hiyyawi, Natalie Handal, Noor Hindi y de Hanan Ashrawi, ex ministra de Educación de la primera Autoridad Nacional Palestina. Y no dejamos de pensar, al hilo de esto, en cómo ha cambiado la situación, en cuánto cifrábamos las esperanzas sobre un posible Estado Palestino.

Mientras los estados miran para otro lado, es la sociedad civil, la Cultura con mayúsculas, los ciudadanos, los que reaccionamos ante la injusticia y el sometimiento a un orden completamente injusto y avasallador, que sólo conduce al exterminio de un pueblo y a su borrado de la Historia. Generaciones habrán de venir que nos pidan cuentas.