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'Territorio vaquero', el último éxito de Héctor Escobar arrasa en San Feliz de Torío

La Feria del Libro del Western congregó a lectores de toda España en el espacio Factor, con una gran acogida durante el fin de semana

San Feliz de Torío. El librero y promotor cultural leonés Héctor Escobar volvió a sorprender con una de sus iniciativas más peculiares: la Feria del Libro del Western, celebrada este fin de semana en el espacio Factor, en San Feliz de Torío. La propuesta, bautizada como Territorio vaquero, atrajo a público de diferentes rincones de España y se convirtió en un nuevo éxito para su creador.

Un público diverso y entregado

“Mil gracias a todas las personas que vinisteis ayer”, expresó Escobar tras la clausura de la feria, en la que participaron visitantes de Asturias, Burgos, Zaragoza, Madrid, Palencia, Valladolid, Zamora, El Bierzo y otras provincias. “Algún leonés también se acercó”, ironizó el promotor, con su habitual tono crítico hacia quienes, pese a la cercanía del espacio cultural, aún no lo han visitado.

Rumbo a la cuarta edición

El éxito de la cita refuerza la apuesta cultural de Escobar, que ya piensa en la continuidad del proyecto: “Desde hoy empezamos a planificar lo que será la cuarta feria, que seguramente la realicemos en otro territorio”. La feria del western, que se ha consolidado como un evento singular dentro de la programación cultural leonesa, busca seguir ampliando horizontes.

Una agenda cultural inagotable

Lejos de tomarse un respiro, Escobar adelanta que la actividad en Factor continuará esta semana con dos citas destacadas: la presentación de Una breve historia del fútbol en 10 goles de Alfredo Relaño, el miércoles, y Mitología leonesa de Toño Benavides, el sábado.

“Estemos donde estemos, haya o no correspondencia, nunca pararemos, mejor dicho, nunca pararé, y Natalia Ochobre, tampoco”, aseguró el librero, que mantiene un ritmo incesante de programación cultural.

Entre libros y montañas

Escobar, además, compartió una de sus últimas experiencias personales: la subida al Pico Polvoreda, donde colocó una cruz en la cima. “Un buen sitio para orar y leer a Rilke”, confesó, mezclando espiritualidad, naturaleza y literatura, tres de las constantes en su propuesta vital y cultural.