La tragedia de Portilla de la Reina: exceso de confianza, una curva traicionera y un río implacable
El accidente ocurrido en el kilómetro 112 de la N-621, en el término municipal de Boca de Huérgano, remarca la dificultad que supone circular en carreteras de montaña. A la altura de Portilla de la Reina, las curvas cerradas, la proximidad del cauce del río Yuso y la limitada visibilidad en varios puntos del recorrido, conforman un escenario donde la conducción no es sencilla.
“Es una carretera en buen estado, pero hay que ser prudentes”, advierten los vecinos, acostumbrados a alguna salida de vía, aunque nunca con consecuencias tan fatales como las de este fin de semana.
Un Ferrari, demasiada potencia para una vía de montaña
La pareja, de nacionalidad británica, viajaba en un Ferrari de alta gama —valorado en casi 300.000 euros y con 570 caballos de potencia—. El deportivo, con matrícula extranjera, se salió de la vía en una curva sin llegar a volcar por completo, y terminó boca abajo en el lecho del río Yuso, que en esta época del año apenas supera el metro de profundidad.
“El agua les cubría medio cuerpo y no lograron soltarse el cinturón”, remarca el mismo vecino, aunque se remite a los comentarios de las últimas horas en la localidad.
Según expertos en emergencias, en una situación así, el margen de maniobra para escapar es extremadamente limitado: menos de un minuto para soltarse o cortar el cinturón y girar el cuerpo antes de que el habitáculo se inunde o las vías de salida queden bloqueadas.
Curvas con límites ignorados
A pesar de que el tramo permite circular a 70 km/h, las curvas y contracurvas próximas a la ermita del Santo Cristo, donde se produjo el siniestro, están señalizadas con un límite de 40. Todo indica que el conductor pudo haber subestimado el riesgo del trazado o no conocía la vía en profundidad.
“Este tipo de coches, en tramos así, son casi ingobernables si no sabes a lo que te enfrentas. Tienen la tracción trasera y es muy traicionera”, también se añade.
Sin auxilio posible y con las puertas bloqueadas
Tras el impacto, las puertas del vehículo se bloquearon, impidiendo cualquier intento de escape. Cuando los equipos de emergencia llegaron al lugar, ya no se podía hacer nada por los ocupantes. Incluso los Bomberos del Sepeis necesitaron herramientas de excarcelación para acceder al interior del vehículo.
La investigación continúa abierta, pero todo apunta a una combinación letal: exceso de confianza, desconocimiento del terreno y una vía de montaña con tramos especialmente críticos.
“Lo hemos dicho muchas veces: esta es una carretera para conducir con respeto, no para correr”, concluye uno de los vecinos de Boca de Huérgano.
