"La poca conciencia sobre el valor de la FP debilita el vínculo entre educación y empleo"

Hay gente que no sabe estar quieta. Tan curioso como activo es Rubén Ferrero, ingeniero y uno de los pioneros en introducir en León la fabricación 3D, que cuando aquello todavía sonaba a ciencia ficción él ya estudiaba en el prestigioso MIT (el Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge). No es su única formación: súmenle títulos de Ingeniero Técnico Industrial y Graduado en Ingeniería Industrial y Automática por la ULE, así como un par de masters en Investigación Cibernética y en Formación de Profesorado. "Soy un apasionado de la electrónica y desde muy pequeño me he dedicado a desmontar y montar todo lo que caía en mis manos para aprender como funcionaban las cosas", explica.
Ferrero, que ejerce como profesor de Electrónica en Formación Profesional en Zamora, fue cocinero antes que fraile. Durante casi una década puso todos sus conocimientos en marcha desarrollando proyectos técnicos, primero para terceros y más tarde -en 2013- dando el salto al mundo del autónomo, lo que le acercó a sectores tan variados y tecnificados como el ferroviario, el aeroespacial, la defensa o la ya mencionada fabricación digital. Todos esos proyectos los compaginaba como profesor asociado en la Escuela de Ingenierías de la Universidad de León, donde impartió clases durante media década.
El salto a la Educación
El paso por las aulas de Vegazana fue determinante para que, sin abandonar nunca los cientos de ideas y proyectos que su cabeza no deja de dar forma, apostara por dar el salto definitivo a la Educación, para llegar, por oposición, a convertirse en profesor de Formación Profesional en Equipos Electrónicos. Cinco años lleva en ello y parece que está donde quiere estar. "Trabajar enseñando a jóvenes es algo que me ha enganchado desde el principio, es una sensación muy gratificante saber que estás ayudando a los alumnos a aprender un oficio que el día de mañana les va a servir para ganarse la vida", señala.
Siempre a medio camino entre León y Zamora, en coche, en bici o en caravana, no duda en asegurar que lo mejor de su trabajo es "el trato diario con los jóvenes". "Aunque se supone que yo les enseño a ellos, muchas veces son ellos los que me enseñan a mí, me ayudan a mantener una mentalidad mucho más abierta", explica Ferrero. "Muchas veces me siento uno de ellos, me ayudan y me obligan a mantenerme al día, no solo profesionalmente sino también en cuanto a los cambios en la sociedad y en la forma con la que se enfrentan a la vida", añade.
Para Ferrero resulta "muy gratificante" en lo personal encontrarse con antiguos alumnos o alumnas y siempre tiene un hueco para tomar un café y escuchar sus historias. "Me cuentan dónde están trabajando, que han seguido estudiando o que su paso por las clases les han valido para salir adelante en la vida... me produce una sensación de orgullo y trabajo bien hecho muy difícil de describir".
FP, muchas salidas pero poco interés y compromiso
Pese a las grandes oportunidades que ofrece, la Formación Profesional sigue manteniendo, sin merecerlo, el marchamo de patito feo del sistema educativo en el subconsciente colectivo. Algo que se nota, y mucho, desde dentro. "En los últimos años veo claramente una disminución muy acelerada del interés y grado de compromiso del alumnado de Formación Profesional y sus familias en cuanto al fin ultimo de su formación, que no es otro que aprender un oficio y poder ganarse la vida en un futuro en las mejores condiciones posibles", dice.
"Gran parte del alumnado acude obligado por las familias sin tener una vocación por el sector y sin ningún interés en trabajar, simplemente están ahí porque en casa les obligan a seguir estudiando", señala Ferrero tras advertir que el "único interés" de muchas familias "es que obtengan el papelito (título) aunque no aprendan a hacer nada, lo importante es que tengan el título".
"Esta falta de conciencia tanto del alumnado como de las familias sobre el valor de la FP como herramienta para construir un futuro profesional está debilitando gravemente el vínculo entre educación y empleabilidad, lo vemos cada día, no hay trabajadores en muchísimos sectores (electricidad, electrónica, automoción, construcción, hostelería, soldadura, etc…) pero todos los años se titulan miles de alumnos en los ciclos formativos de Formación Profesional", indica. "En muchas ocasiones los alumnos no están lo suficientemente preparados, tienen el papelito (titulo) y pueden trabajar, pero como no saben hacer nada... ni quieren ni pueden trabajar", asevera.
Ciclismo y escalada, la necesidad de la adrenalina
Fuera del mundo de las aulas, Ferrero tiene la necesidad física y mental de estar en movimiento, de cansar a su propio cuerpo y a su cerebro, siempre en ebullición. No es de extrañar que el deporte, así en genérico, se le quede corto y busque "un componente de aventura" que le permita asomarse al riesgo, a la adrenalina, ante lo que no ha encontrado mejor afición que la bici de montaña y la escalada. "Cuando era mas joven tuve una época muy muy “fanática”, dice y explica que así se dice en el mundo de los escaladores cuando alguien está completamente obsesionado con la escalada y busca aumentar cada día la dificultad de las paredes a las que se enfrenta.
"En esta época, como durante el invierno en León, a veces es complicado practicar la escalada en roca por las condiciones meteorológicas de la zona, sobre todo el frio", así que en cuanto Ferrero tiene algunos días libres no duda en agarrar el equipo y bajar hasta El Chorro, "un pueblecito de Málaga, que ahora es muy conocido por el Caminito del Rey, pero que es un paraíso para los escaladores, tanto por las increíbles paredes que hay, como por el buen clima durante todo el año". "La zona esta repleta de cuevas y muchos escaladores vivíamos en esas cuevas durante días para poder estar cerca de las paredes al día siguiente para seguir escalando", recuerda con entusiasmo.
"En una ocasión nos pasamos allí todas las navidades en las cuevas, nuestro menú de Noche Vieja fueron unos macarrones con atún, sin uvas ni nada más allá de 'Wasted Years' de Iron Maiden de fondo en un viejo radiocasete de pilas. A las 9 al saco de dormir y mañana más. No sé si es muy loco pero en ese momento era exactamente lo que quería hacer y tengo un valioso recuerdo de estos viajes como algo tremendamente gratificante".
León, paraíso ciclista
Claro que no siempre es necesario irse de León para encontrar aventuras. Ferrero, que se conoce todos y cada uno de los caminos, senderos y rutas de la provincia de León afirma que "no nos falta de nada... alguien diría que el mar, pero está más que bien suplido por los maravillosos pantanos y ríos que tenemos plagados de zonas de baño y playas fluviales donde realizar infinidad de actividades acuáticas o simplemente refrescarnos durante el verano".
"Tal vez lo mejor de la provincia de León sea su gran variedad, tenemos paisajes y comarcas tan diversas… Tierra de Campos, el Páramo y sus riberas, las impresionantes comarcas de el Bierzo, la Cabrera y las Omañas y, como no, nuestras majestuosas montañas de los Picos de Europa, Ancares, Laciana o Babia. Historia y cultura a raudales por toda la ciudad y provincia", apostilla para recomendar conocer este "paraíso ciclista" de León.