El tiempo

Ambasaguas de Curueño: el pueblo entre dos ríos que vive con sed

Sus 77 vecinos sufren cortes diarios de agua potable pese a estar rodeados por el Porma y el Curueño: "Es como vivir en otro siglo"
Ambasaguas de Curueño: el pueblo rodeado de agua, que no tiene agua.
Ambasaguas de Curueño: el pueblo rodeado de agua, que no tiene agua.

Ambasaguas de Curueño, en la montaña central leonesa, podría ser ejemplo de equilibrio entre naturaleza e historia: enclavado entre dos ríos caudalosos, el Porma y el Curueño, y con un entorno fértil que antaño alimentaba cultivos de lino, lúpulo o menta. Sin embargo, sus habitantes viven una paradoja dolorosa: tienen agua en el paisaje, pero no en sus casas.

Desde hace años, los cortes diarios de agua potable limitan el suministro a tan solo 12 horas. Cada jornada se repite la misma rutina: grifos secos durante buena parte del día, restricciones para ducharse, lavar la ropa o cocinar, y un clima de frustración generalizado.

“No podemos vivir así, es como volver al siglo XIX”, denuncia Jaime, vecino del pueblo, que resume el sentir de los apenas 77 habitantes censados en esta localidad perteneciente al municipio de Santa Colomba del Curueño.

Una anomalía crónica que no afecta a otros pueblos del entorno

Lo más llamativo es que esta situación no afecta al resto de núcleos del municipio, lo que ha generado un sentimiento de discriminación entre los vecinos de Ambasaguas. “Nos sentimos olvidados por el Ayuntamiento. No entendemos por qué no se invierte en mejorar la red de agua aquí”, lamenta Jaime.

El suministro intermitente se ha cronificado verano tras verano, sin mejoras visibles ni soluciones técnicas que apunten a una salida definitiva. El pueblo, cuyo nombre proviene del latín Inter ambas aguas ("entre ambas aguas"), sufre una realidad que contradice su topónimo: mucha agua a la vista, pero escasa en casa.

¿Falla la gestión municipal?

Según denuncian los vecinos, el problema radica en una falta de planificación y de inversión por parte del Ayuntamiento, que no ha renovado ni ampliado las infraestructuras de bombeo, almacenamiento y canalización necesarias para garantizar un suministro continuo.

A esto se suma la ausencia de estudios técnicos especializados. “No se ha pedido ayuda a ingenieros ni a ninguna empresa capacitada para resolver este problema”, señala otro residente. La falta de consulta con expertos en gestión hídrica hace que la situación permanezca estancada año tras año.

Un clamor en silencio que simboliza el abandono rural

Lo que ocurre en Ambasaguas de Curueño es un reflejo del drama silencioso de muchas zonas rurales españolas: espacios con abundantes recursos naturales, pero condenados al olvido institucional. La despoblación agrava aún más la situación, mientras los vecinos que resisten lo hacen con dignidad y con exigencias básicas.

“No pedimos lujos, solo agua. Es lo mínimo para vivir”, sentencia Jaime. Un grito sencillo, pero profundo, que recuerda que, en pleno siglo XXI, hay pueblos donde el acceso a un bien esencial como el agua sigue siendo una batalla diaria.