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Ojeda, el pulmón que no se apaga

El 'stopper' argentino de la Cultural Leonesa es el único jugador de su posición en la Liga Hypermotion que ha disputado todos los minutos
Thiago Ojeda en un lance del partido.
Thiago Ojeda en un lance del partido.

Silencioso, constante y preciso. Así se ha ganado Thiago Ojeda el respeto de la afición y del cuerpo técnico de la Cultural y Deportiva Leonesa. El centrocampista argentino, cedido por el Villarreal CF este verano, es hoy el único jugador de campo (Badía suma todos los encuentros bajo los palos) que ha jugado cada minuto de las diez primeras jornadas. Una regularidad que lo convierte en una pieza esencial del esquema culturalista.

Un fijo con cualquier entrenador

Ojeda aterrizó en León con apenas 22 años y un contrato de cesión acompañado por la renovación con el Villarreal hasta 2028, gesto que refleja la apuesta del club castellonense por su proyección. Sin embargo, su rendimiento no ha dependido del contexto. Ni el relevo en el banquillo —de Raúl Llona a José Ángel Ziganda— ha alterado su protagonismo: ambos técnicos lo consideran intocable en el once.

El argentino ha actuado tanto en un doble pivote con Bicho como con Selu Diallo, siendo el eje sobre el que se sostiene la estructura del equipo.

El ancla del equilibrio

Su influencia no se mide en goles ni en asistencias, sino en recuperaciones y posicionamiento. Promedia más de cinco balones recuperados por partido, una cifra que lo sitúa entre los mejores de la categoría en este apartado. Su capacidad física, lectura de juego y precisión táctica permiten liberar a los jugadores más creativos del centro del campo.

Pese a su despliegue, Ojeda gestiona bien la carga física y apenas muestra signos de fatiga. Su única amenaza actual son las tres tarjetas amarillas acumuladas, que podrían obligarle a descansar por sanción antes que por desgaste.

Aporte ofensivo creciente

Aunque su perfil es eminentemente defensivo, Ojeda ha empezado a asumir protagonismo en ataque. Su potente disparo exterior y sus llegadas desde segunda línea han generado peligro, y ya ha firmado su primera asistencia de la temporada, a Manu Justo.

Desde la llegada de Ziganda, su participación ofensiva se ha moderado, pero su presencia en el campo sigue siendo determinante. Su trabajo invisible ha convertido a Thiago Ojeda en el auténtico reloj de la Cultural, el jugador que no deslumbra... pero clave para que el orden funcione.