Alto riesgo de escorrentías en la cuenca del río Sil tras los incendios forestales
 
                Tras los devastadores incendios que han arrasado amplias zonas de España, la organización ambientalista SEO/BirdLife advierte de que el peligro no termina con las llamas: “Las esperadas lluvias tendrán efectos invisibles cuando la atención ya no esté en estos montes quemados”, señalan desde la ONG.
El riesgo de escorrentías es especialmente crítico en la cuenca del río Sil, donde un 15 % del territorio ha quedado quemado, afectando a unas 120.000 hectáreas en distintos grados de vulnerabilidad frente a las precipitaciones. El suelo, desprovisto de vegetación, será muy frágil frente a la lluvia, aumentando la probabilidad de que se produzcan daños en cascada en los ecosistemas.
Impacto sobre ríos y suelos
La pérdida de vegetación y la aparición de suelos hidrófobos hará que la escorrentía arrastre cenizas, nutrientes y contaminantes hacia los cursos de agua. Según explica SEO/BirdLife, esto puede provocar “alteraciones y contaminación en los cursos de agua, agravando aún más la situación de los territorios afectados”. Entre los efectos previstos figuran: aumento de amoniaco y nitratos, cambios de pH, incremento de la turbidez, disminución de oxígeno y contaminación por pirorretardantes utilizados durante la extinción de los incendios.
La escala del desastre y la necesidad de actuación
Los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), dependiente del programa Copernicus, reflejan que 2025 ha registrado la mayor ola de incendios en España en lo que va de siglo, con 411.315 hectáreas arrasadas y 252 incendios en amplias zonas del norte y oeste del país. La cifra multiplica casi por diez la superficie afectada en 2024.
Ante esta situación, la ONG reclama “una valoración rápida de los daños en los ecosistemas” y la puesta en marcha de medidas de control operativo de las masas de agua por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y las comunidades autónomas. La vigilancia debe abarcar tanto cuencas intercomunitarias como intracomunitarias, para evitar que las lluvias conviertan los terrenos quemados en focos de contaminación.
Atención prioritaria a zonas de pendiente
Los expertos advierten que el riesgo será mayor en terrenos con pendientes elevadas, donde la escorrentía se intensifica. En estas condiciones, “el agua arrastrará cenizas, suelo fértil y contaminantes como nitratos, carbono orgánico, iones y metales”, alertan. La cuenca del río Sil, ya afectada en gran medida por el fuego, se sitúa como una de las zonas con mayor vulnerabilidad frente a las precipitaciones otoñales.
 
                           
                         
            
 
           
           
          