El tiempo
León en llamas

Las llamas se apagan pero la crisis ambiental no cesa: las cenizas amenazan ahora los acuíferos de la provincia activando restricciones al uso de agua

Algunos ayuntamientos como Molinaseca comienzan a imponer restricciones al consumo de agua y advierten que se convertirán en "prohibiciones" cuando la lluvia arrastre las cenizas y contaminen el agua
Efectivos de la Brif de Tabuyo realizan labores de remate y liquidación en el incendio de Santa Colomba de la Somoza. Foto: Brif Tabuyo
Efectivos de la Brif de Tabuyo realizan labores de remate y liquidación en el incendio de Santa Colomba de la Somoza. Foto: Brif Tabuyo

Las llamas que durante más de 20 días han arrasado cerca de un 10 por ciento de la provincia de León comienzan a apagarse. Este sábado solo el gran incendio de Fasgar-Colinas permanece en nivel 2 aunque va camino de ser controlado. No obstante, muchos otros focos, aunque en vías de extinción, requieren todavía de trabajo y vigilancia. Sin embargo esta "favorable" situación en lo que se refiere a la actividad de las llamas, no será el final de la mayor tragedia medioambiental de la historia de León, que comienza ahora a enfrentar los efectos de los 'daños colaterales' del fuego. Y entre ellos, la contaminación de agua por las cenizas, es uno de los más preocupantes.

Durante los incendios muchas de las localidades afectadas directamente ya sufrieron, y siguen sufriendo, restricciones de agua. Ahora, las preocupaciones van en aumento porque aunque las tímidas lluvias de los últimos días han ayudado a aliviar la explosividad de los incendios, a refrescar el terreno y a aumentar la humedad, lo que en conjunto a contribuido de manera notable a rebajar la intensidad de las llamas, también están provocando el deslizamiento de cenizas hacia ríos y balsas de agua, así como a su filtración hacia el subsuelo.

El ejemplo de Molinaseca: restricciones que serán prohibiciones con las lluvias

Algunos ayuntamientos de El Bierzo, como Molinaseca, han emitido bandos advirtiendo de que "cuando el fuego se apaga comienzan los efectos secundarios que pueden ser una gran amenaza para nuestras captaciones de agua de consumo". "Con las primeras lluvias el arrastre hacia el río Meruelo contaminará sus aguas con cenizas y nos obligará a a dejar de utilizarlas para bastecer a nuestra población", explica la comunicación oficial del alcalde Alfonso Arias que busca anticiparse a esta situación para lo que pide a los vecinos "restringir el uso de agua potable para uso doméstico" como riego de jardines, huertos, calles o piscinas y advierte: "Una vez que se produzcan las primeras lluvias las restricciones pasarán a ser prohibiciones".

En la misma situación que Molinaseca se encuentran en este momento decenas de localidades de todo León. Y eso es solo la parte que se refiere al consumo humano, pues la catástrofe para flora y fauna, con las cenizas contaminando hábitats enteros será difícil, sino imposible de reparar. Algunas especies emblemáticas de la provincia como el urogallo, el oso cantábrico o el desmán ibérico están en grave peligro ante la desaparición de sus ecosistemas. Una amenaza que se extiende sobre absolutamente todo el medio natural, desde el ganado que ha perdido sus pastos, hasta las abejas que también visto cómo desaparecía su fuente de alimentación.

Bando emitido por el alcalde de Molinaseca
Bando emitido por el alcalde de Molinaseca

Gran preocupación entre los expertos

Asociaciones como Greenpeace advierte que "en los incendios forestales seguimos perdiendo incluso después de las llamas, y es fundamental no solo la extinción del fuego, sino el seguimiento de las zonas incendiadas. Tras el paso de las llamas, se ponen en peligro los recursos hídricos por el arrastre de cenizas". El CSIC explica que "las cenizas pueden modificar mucho el agua, subir el pH, incrementarse los metales, el magnesio y la conductividad eléctrica".

También los animales acuáticos de ríos y embalses enfrentan ahora una situación límite. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) viene advirtiendo que tras un incendio forestal grave, "los mayores niveles de sedimentos en los ríos aumentan la turbidez, modifican la temperatura del agua y afectan a la abundancia de peces". "La erosión posterior a un incendio incorpora distintos nutrientes y contaminantes en las masas de agua, lo que afecta a la calidad del agua y a las especies que habitan en ella. Los nutrientes que se liberan en estas masas, como nitrógeno y fósforo, pueden provocar eutrofización y reducir los niveles de oxígeno disuelto, con el consiguiente riesgo para los organismos acuáticos", añade en su informe 'Ruidos, llamas y desequilibrios'.

Contener las cenizas es "muy difícil"

Ante esta preocupante situación no será sencillo responder. "Tendremos que poner elementos como barreras para contener la ceniza y que después se pudiera recoger", explicaba esta semana un bombero forestal consultado por Cuatro. "La contención del agua con la ceniza va a ser siempre difícil. Es muy difícil hacerla en abierto", añadía el experto para explicar la técnica más habitual en estos casos es cubrir el terreno ardido con rastrojos y paja, intentando imitar la cubierta vegetal natural que ralentiza la escorrentía e impide la erosión de los suelos.

Este tipo de trabajos, que necesitarán de profesionales y medios en terreno durante semanas y meses, serán fundamentales no solo para retener la ceniza, sino que ayuda a mantener los suelos fértiles en su sitio para que puedan sujetar la futura vegetación que repoblará la zona. El 'chapapote de monte', como algunos expertos llaman al fenómeno, ya es una realidad como atestiguan muchos vecinos en redes sociales donde proliferan imágenes de ríos leoneses convertidos en torrentes negros y viscosos.

Las llamas se apagan, pero la crisis medioambiental más grave de la historia de la provincia está lejos de acabar.