El Supremo ratifica casi 17 años de prisión para Pedro Muñoz por agredir con una extrema violencia a Raquel Díaz
El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de 16 años y 11 meses de cárcel impuesta a Pedro Muñoz Fernández, exconcejal del Ayuntamiento de Ponferrada, por un caso de extrema violencia de género cometido contra su entonces esposa, Raquel Díaz Álvarez. La víctima, quien sufrió años de maltrato físico y psicológico, quedó parapléjica tras ser lanzada por un balcón durante una violenta agresión ocurrida en mayo de 2020 en la localidad leonesa de Toreno.
Según la resolución judicial, Muñoz fue hallado culpable de lesiones agravadas, maltrato habitual y otros tres episodios individuales de violencia en el ámbito familiar, con agravantes de parentesco y discriminación por razón de género. Además de la condena penal, deberá pagar una indemnización de 1.500.000 euros a la víctima, 97.000 euros a la Junta de Castilla y León y 47.900 euros al sistema de salud de Castilla-La Mancha por los costes de atención médica.
Un patrón de dominación y maltrato psicológico
El fallo describe una convivencia marcada por un control coercitivo ejercido por Muñoz desde el inicio de la relación, caracterizado por insultos, amenazas, aislamiento social, agresiones físicas y una clara voluntad de subyugar a Raquel Díaz por el mero hecho de ser mujer. Los informes periciales señalaron que la víctima presentaba síntomas de maltrato psicológico severo, incluyendo trastornos ansioso-depresivos, dependencia emocional y estrés postraumático.
Las cinco claves del caso

El 27 de mayo de 2020, durante una discusión en la finca Las Huelgas (Toreno), Muñoz agredió brutalmente a su esposa y la lanzó por un balcón, en un intento de acabar con su vida. Según el fallo, el agresor era plenamente consciente de que su acto podría causarle la muerte, lo que agrava su responsabilidad penal.

El Tribunal Supremo ratificó la sentencia que impone a Pedro Muñoz 16 años y 11 meses de cárcel por un conjunto de delitos: lesiones agravadas, maltrato habitual y maltrato puntual reiterado. También se le impone el pago de más de 1,6 millones de euros en indemnizaciones a la víctima y a entidades públicas por los costes sanitarios.
La resolución del Tribunal Supremo es definitiva. Se han agotado todos los recursos legales posibles tras la confirmación por parte del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. El caso se convierte así en una condena ejemplar por violencia de género, destacando la gravedad del maltrato prolongado y la firme respuesta judicial.
Un intento de homicidio con secuelas devastadoras
Los hechos culminantes ocurrieron el 27 de mayo de 2020, cuando Raquel Díaz intentaba abandonar la vivienda que compartían en la finca conocida como Las Huelgas, en Toreno. Ante esta decisión, Muñoz la amenazó con la frase: “¿No te enteras que solo muerta te puedes librar de mí?” Acto seguido, la golpeó, la arrastró hasta el balcón del primer piso y la lanzó al vacío, con la intención de acabar con su vida, según detalla la sentencia.
La caída le provocó a Raquel Díaz lesiones neurológicas y físicas irreversibles: síndrome frontal, paraplejia, fracturas múltiples, daño cerebral y secuelas estéticas. Desde entonces, necesita asistencia permanente para todas las tareas básicas de la vida diaria y ha quedado incapacitada de manera total y permanente para ejercer cualquier profesión.
Una condena firme y sin más recursos
El Supremo ha desestimado los recursos de casación presentados tanto por Pedro Muñoz como por la representación legal de la víctima. De esta forma, queda ratificada en todos sus términos la sentencia dictada previamente por la Audiencia Provincial de León y confirmada por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, que calificó la actuación del exconcejal como una “manifestación extrema de violencia estructural contra las mujeres”.
Esta resolución es ya firme y definitiva, y contra ella no cabe recurso. La defensa de Raquel Díaz ha valorado positivamente el cierre judicial del caso, aunque lamenta que, pese a la contundencia de la justicia, el daño sufrido sea irreparable.