Honor y reconocimiento al 'tío Mauri'
El fotoperiodista Mauricio Peña de Haro ha recibido este viernes la Insignia de Oro de la Ciudad de León, el mayor reconocimiento que concede el Ayuntamiento, como broche a una trayectoria profesional de más de cuatro décadas dedicada a contar, a través de la fotografía, la vida de León y sus gentes.
El acto, celebrado en El Palacín, comenzó con un momento tan simbólico como conmovedor: el sonido de un violín interpretando ‘Santa Bárbara Bendita’, el himno de los mineros. Una melodía que tantas veces escuchó Peña cubriendo funerales en las cuencas, y que “tantas veces le encogió el corazón”.
“Un homenaje que suma admiración, reconocimiento y agradecimiento”
El alcalde de León, José Antonio Diez, fue el encargado de imponer la insignia a Mauricio Peña, y recordó que la propuesta fue elevada a la Junta de Gobierno Local en marzo como un “justo reconocimiento” a una carrera de referencia para el periodismo gráfico leonés.
“Esta insignia no es más que nuestra contribución a la distinción que Mauri merece, un homenaje que suma admiración, reconocimiento y agradecimiento”, señaló el regidor.
Diez quiso extender este reconocimiento a “todos los profesionales de la fotografía que han acompañado a Mauri en su camino”, y muy especialmente a “quienes aprendieron de su mano”. El alcalde destacó su carácter humano y su compromiso con el oficio: “Ha sabido transmitir a sus compañeros su pasión por el trabajo bien hecho”, apuntó, y añadió que el legado de Peña “es mucho más que miles y miles de grandes fotos, de crónica gráfica de una ciudad y de una provincia”.
Técnica, humanidad y una mirada entrenada
Durante su intervención, José Antonio Diez reflexionó sobre el trabajo del fotoperiodista, recordando que “tras esas aparentemente fáciles instantáneas que se convierten en magia, en información, que valen más que mil palabras, hay también años de preparación”.
Destacó la capacidad de Peña para “acostumbrar a los ojos a mirar”, una combinación de técnica, sensibilidad y compromiso con la verdad. Pero, sobre todo, subrayó su profundo interés por las personas: “Ese interés y preocupación por los seres humanos es algo que no se detecta a primera vista, pero que se percibe con claridad al ver su obra con perspectiva”.
Un recorrido emocional por cuatro décadas de oficio
En su intervención, Mauricio Peña no solo recibió el cariño del público y de las autoridades, sino que también lo devolvió con palabras sentidas. Hizo memoria de los muchos compañeros de profesión que le han marcado a lo largo de su carrera —“compañeros que son ya amigos”— y agradeció de forma especial a La Nueva Crónica, el medio en el que ha trabajado durante la última década.
No se olvidó de su familia, a la que ahora, tras su jubilación, podrá dedicar todo ese tiempo que el oficio le robó durante tantos años. “Ahora empieza otro capítulo, y también quiero vivirlo con la misma intensidad”, concluyó el homenajeado, visiblemente emocionado.