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Roales y Quintanilla: "Estamos en León, somos de Valladolid y tenemos el prefijo de Zamora"

Uno de los pueblos más singulares de la Comunidad se divide en tres frentes con otras tantas provincias implicadas, León una de ellas
En plena Tierra de Campos, entre vastas llanuras de cereal y caminos interminables, se esconde una singularidad administrativa que desconcierta a quien la descubre: el enclave de Roales y Quintanilla,
En plena Tierra de Campos, entre vastas llanuras de cereal y caminos interminables, se esconde una singularidad administrativa que desconcierta a quien la descubre: el enclave de Roales y Quintanilla,

En plena Tierra de Campos, entre vastas llanuras de cereal y caminos interminables, se esconde una singularidad administrativa que desconcierta a quien la descubre: el enclave de Roales y Quintanilla, 37 kilómetros cuadrados oficialmente vallisoletanos, aunque completamente rodeados por las provincias de León y Zamora.

Lo forman los municipios de Roales de Campos y Quintanilla del Molar, separados entre sí por apenas seis kilómetros y envueltos por los pueblos zamoranos de Vega de Villalobos, San Miguel del Valle y Villanueva del Campo, además del leonés Valderas, al norte.

Un enclave fruto del error

La pertenencia de este territorio a Valladolid no se debe a razones geográficas ni culturales, sino a una decisión administrativa errónea tomada en 1833. Entonces, al redefinir el mapa provincial de España, una mala cartografía dejó fuera del mapa base a Roales y Quintanilla. Como ambas localidades dependían del partido judicial de Villalón de Campos, se les incorporó a la provincia de Valladolid, creando así uno de los 33 enclaves provinciales del país.

Desde entonces, y a pesar de las evidencias físicas, geográficas y sociales, ambos pueblos siguen dependiendo institucionalmente de Valladolid, a pesar de estar a más de 100 kilómetros por carretera de la capital provincial.

Intento frustrado de cambio en el franquismo

Durante el régimen franquista, hubo un intento por parte de un párroco leonés de anexionar el enclave a la provincia de León, algo que fue frenado con rapidez por la intervención de un médico local bien relacionado con el Régimen. La situación volvió entonces a su inamovible ambigüedad.

Tres provincias, una realidad

La complejidad institucional se refleja en la vida diaria de los vecinos. “Somos de Valladolid, compartimos teléfono con Zamora y los chicos en edad escolar estudian en Valderas, de León”, resumen algunos habitantes, acostumbrados a convivir con esta triple identidad.

Religiosamente, la parroquia de Roales pertenece al Obispado de León, pero el párroco que la atiende llega desde San Miguel del Valle, asignado por la Diócesis de Zamora.

Judicialmente, ambos pueblos dependen del partido de Medina de Rioseco, también en Valladolid y administrativamente, sus presupuestos y servicios son gestionados desde la Diputación de Valladolid, aunque la asistencia médica o educativa suele llegar desde León o Zamora, mucho más próximos geográficamente.

Una singularidad que perdura

El enclave de Roales y Quintanilla sigue siendo un testimonio vivo de cómo una decisión técnica del siglo XIX puede marcar generaciones. Aunque no faltan quienes plantean su integración en la provincia más lógica territorialmente, el vínculo legal con Valladolid se mantiene firme.

En medio de Tierra de Campos, donde todo parece eterno y pausado, estos dos pueblos siguen siendo un símbolo discreto pero fascinante de la complejidad territorial española.