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El urogallo cantábrico, una especie única, al borde del colapso tras los incendios en León y Asturias

Solo sobreviven unos 200 ejemplares en toda la cordillera y los fuegos han arrasado sus principales refugios en Alto Sil, Laciana, Omaña y el Suroccidente asturiano
urogallo
El urogallo cantábrico, una de las aves más emblemáticas y amenazadas de la península ibérica, atraviesa un momento crítico tras los incendios que en agosto devastaron el norte de León y el Suroccidente de Asturias.

El urogallo cantábrico, una de las aves más emblemáticas y amenazadas de la península ibérica, atraviesa un momento crítico tras los incendios que en agosto devastaron el norte de León y el Suroccidente de Asturias.

Según el Ministerio para la Transición Ecológica, quedan apenas 209 ejemplares en libertad. De ellos, unos 70 sobreviven en Ibias, Cangas del Narcea y Degaña, zonas severamente castigadas por las llamas. El resto, alrededor de 140 ejemplares, se localizan en el norte leonés, principalmente en Alto Sil, Laciana y Omaña, también afectados por el fuego.

"Un futuro problemático"

El investigador Rolando Rodríguez, profesor en la Universidad de Exeter (Inglaterra), advierte en declaraciones a La Nueva España que la situación es “problemática” y que habrá que evaluar en detalle los daños provocados por las llamas. Rodríguez alerta de que algunas medidas de gestión forestal aplicadas en las últimas décadas no solo no han ayudado, sino que han empeorado la supervivencia de la especie:

“Lo que quieren limpiar es el espacio en el que viven; si destruimos las pocas zonas que quedan sin quemar, vamos a darles la puntilla. Para prevenir nuevos incendios se quiere suprimir el hábitat del urogallo”.

El investigador critica además la llamada “mejora de hábitat”, que en su opinión es en realidad una “destrucción del hábitat”, aplicada sin estudios ni seguimiento que permitan evaluar su eficacia.

Una regresión del 90% en medio siglo

El declive del urogallo cantábrico no es reciente. En apenas 50 años, la especie ha reducido su presencia en un 90% dentro de la Cordillera Cantábrica. A finales del siglo XIX ocupaba hasta 30.000 kilómetros cuadrados, cifra que descendió a un tercio en los años 70 y que hoy se ha desplomado a menos de 1.000 kilómetros cuadrados.

Los incendios han agravado esta tendencia, al provocar la dispersión de ejemplares que huían del fuego y que ahora sobreviven en poblaciones más aisladas y vulnerables. La baja densidad de individuos compromete la reproducción y la viabilidad genética de la especie.

Nuevas amenazas en el hábitat

Rodríguez también denuncia la amenaza sobre el hayedo del Monasterio de Hermo (Cangas del Narcea), cercano a la Reserva de la Biosfera de Muniellos. Según explicó, los planes de zonificación podrían degradar la protección de este espacio natural, convirtiéndolo en un área de transición susceptible de usos edificatorios, lo que pondría en riesgo a los urogallos que aún sobreviven en la zona.

León, un refugio cada vez más frágil

En la provincia leonesa, los incendios han golpeado de lleno áreas críticas para la especie como el Alto Sil y Laciana, territorios que formaban parte de sus últimos bastiones. Los expertos coinciden en que el futuro del urogallo pasa por una protección estricta de su hábitat y una gestión basada en la ciencia, lejos de medidas cortoplacistas que agravan el problema.