El tiempo

Justicia gratuita: el derecho que nos iguala todos

Cada 12 de julio, el calendario nos señala una fecha importante para la abogacía El Dia de la Justicia Gratuita...

Cada 12 de julio, el calendario nos señala una fecha importante para la abogacía El Dia de la Justicia Gratuita. No se trata solo de recordar la entrada en vigor de la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita, sino de reconocer y poner en valor un derecho que garantiza la igualdad ante la justicia y nos acerca a una sociedad más justa para todos.

Una jornada de reconocimiento a la abogacía que, desde el turno de oficio, defiende a personas sin recursos, en situaciones de especial vulnerabilidad, al borde muchas veces del abismo legal y social.

No es un acto de caridad. No es altruismo. Es un mandato constitucional. Una exigencia del Estado de Derecho para que nadie quede fuera del acceso a la tutela judicial efectiva.

La justicia gratuita no es un favor. Es un derecho. Y como todo derecho, debe ser garantizado con hechos, no solo con palabras. Debe llegar a cada rincón, a cada persona, sin importar situación económica o su lugar de residencia.
Detrás de este servicio esencial hay miles de profesionales que, con vocación firme y silenciosa, sostienen cada día el andamiaje invisible que permite a tantas personas ejercer sus derechos ante los tribunales de justicia, a ser escuchadas, protegidas, defendidas. Son los abogados y abogadas del turno de oficio.

Carlos Carnicer, expresidente del Consejo General de la Abogacía Española, y recientemente fallecido, decía con verdad y emoción hace más de una década: “Los abogados y abogadas del turno de oficio son los verdaderos héroes del siglo XXI.” Y no le faltaba razón. Porque no hay mayor heroicidad que trabajar con profesionalidad, con humanidad para que la justicia no sea un privilegio, sino un derecho.

Y la justicia para ellos empieza por el reconocimiento a su labor y a una retribución digna

Pero también los héroes necesitan justicia. Y la justicia para ellos empieza por el reconocimiento a su labor y a una retribución digna. No se puede seguir sosteniendo el sistema de justicia gratuita a costa del sacrificio de los profesionales y de los colegios de la abogacía que, con gran esfuerzo, gestionan un servicio esencial para la democracia y el Estado de Derecho.

Esta situación es muy acuciante en las comunidades donde las competencias en justicia no están transferidas, como es el caso de Castilla y León, y se depende directamente del Ministerio de Presidencia, Justicia y Relaciones con la Cortes.
En estos territorios la situación se vuelve insostenible. Retribuciones irrisorias, actuaciones no remuneradas, desplazamientos sin compensación… una realidad grave que no se puede seguir ignorando.

No es justo exigir tanto y dar tan poco. No es aceptable que se impongan nuevas obligaciones —como los Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos en civil o mercantil— sin que exista una compensación prevista para tales actuaciones. Se exige trabajo profesional, pero muchas veces no se paga. Así de simple. Así de crudo.

Y cuando hablamos de desplazamientos, hablamos también de desigualdad territorial. La abogacía del turno de oficio garantiza el acceso a la justicia en los pueblos más remotos, donde a menudo ni los servicios más básicos alcanzan. En esa España vaciada y silenciada, donde la distancia se convierte en barrera, hay una abogacía presente, especializada, cercana.

La abogacía del turno de oficio ha demostrado que se puede ser excelente sin estar en el centro

Por eso nos preocupa —y mucho— la anunciada comarcalización de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer. Valoramos profundamente la especialización judicial y la creación de nuevas secciones, pero trasladar la atención a grandes ciudades, obligando las víctimas a recorrer decenas de kilómetros en situaciones de urgencia no es especialización: es alejamiento; no es mejora: es revictimización; la justicia que se aleja deja de ser justicia. porque la inmediación, la empatía, la comprensión…se pierden en el camino.

La abogacía del turno de oficio ha demostrado que se puede ser excelente sin estar en el centro. Que se puede prestar un servicio de alta calidad en cada rincón del mapa. En pueblos donde a menudo no llega casi nada… llega la abogacía del turno de oficio.

La abogacía rural no es una excepción. Es una necesidad. Y también, una forma de vida. Un compromiso con la comunidad, con la cercanía, con la justicia humana, con el desarrollo económico y social de los territorios. En estos tiempos de reformas y reordenamientos, es más urgente que nunca dotar de medios personales y materiales a todos los territorios, sin excepción.
Porque sin justicia de proximidad, no hay igualdad real. Y sin igualdad, no hay democracia plena.

La justicia gratuita es uno de los pilares que sostiene esa igualdad. Pero para que siga cumpliendo su función necesita más que discursos: necesita recursos, voluntad política y reformas valientes, y una nueva Ley de Asistencia Jurídica Gratuita.
Hoy, más que nunca, es momento de alzar la voz. Por una justicia gratuita más justa, más fuerte y más digna.
Porque los héroes… también se cansan.