El tiempo

Cuatro mujeres bellas

De verdad que les prometo no bajar la guardia en el asunto de los incendios forestales que han traído la ruina no sólo a la Provincia de León, sino también a Zamora y Ourense...

De verdad que les prometo no bajar la guardia en el asunto de los incendios forestales que han traído la ruina no sólo a la Provincia de León, sino también a Zamora y Ourense. Pero hoy me toca hablar de Gaza. Y no como les tenía prometido, haciendo historia y explicación del sionismo, para ver cómo diantre podemos entender semejante barbarie, ponerla en contexto y razonar por qué hemos llegado hasta aquí, y digo aquí porque se pueden escuchar justificaciones a estas atrocidades muy, muy cerca, en este patio de vecinos cascarrabias que es Europa, y en este portal sin barrer que es España.

Este pasado domingo he estado en Gordoncillo en un acto que debería ser prescindible. Qué a gusto iría yo a escuchar a Mercedes Herrero, Clara García Fraile, María San Miguel y a “nuestra” Violeta Serrano, recitando clásicos, producción propia, o lo que de sus mentes preclaras y fecundas quiera salir. Pero no. He tenido que ir a verlas a un acto imprescindible, a levantar testimonio del dolor, del sufrimiento, del horror. De sus gargantas ha salido con voz firme el grito de poetas palestinas, esas mujeres testigos y hasta víctimas del genocidio promovido por ese estado corsario que es Israel, el Genocida. “Llanto por Palestina”. Y es verdad que lloramos. Muchos lloramos. Y les diré el porqué.

En la semana del ataque definitivo para asolar Gaza han decidido rizar el rizo del terror y han utilizado robots cargados con toneladas de explosivos, más de ochenta han usado ya.

Porque no entendemos cómo no se le para los pies a un primer ministro como Netanyahu, asesino a ojos vista de todo el Mundo con luz y taquígrafos. Pero, ojo, que cada vez le quedan menos testigos. Víctimas de la masacre más indiscriminada están siendo también los periodistas que cubren, sobre el terreno, la carnicería. Misiles, drones, y esta semana, la gran novedad armamentística: robots.

En la semana del ataque definitivo para asolar Gaza han decidido rizar el rizo del terror y han utilizado robots cargados con toneladas de explosivos, más de ochenta han usado ya. Recurso final para desplazar a los supervivientes, se calcula que unos 800000, hacia la zona que dicen estos carniceros que es segura, al sur, donde ya hay otro millón, no diré de refugiados porque creo que están todos sentenciados. Y así, las potencias europeas (no sé siquiera porqué las llamo así), mirando para otro lado, mientras Trump, ese matón, jalea el genocidio y casi pide más explosiones para acabar antes.

Es pasmoso ver cómo niños de seis años distinguen las marcas de blindados, armas cortas y largas y otros dispositivos bélicos.

Porque llevamos años alimentando a un escorpión en la esperanza de que no nos ataque y de que nos proteja del enemigo árabe ¡enemigo! Parte de la inacción contra Netanyahu y sus secuaces me malicio se debe a lo que Israel sabe de Occidente. Este país ha construido su industria sobre los pilares del armamento, súper desarrollado por ellos mismos, la inyección de plástico con múltiples fines, especialmente el aprovechamiento de la escasa agua, y de la informática aplicada, sobre todo al espionaje, no hay más que recordar a “Pegasus”.

Es pasmoso ver cómo niños de seis años distinguen las marcas de blindados, armas cortas y largas y otros dispositivos bélicos. Normal en un país donde es imposible dar un paso sin toparse con soldados fuertemente armados y puntos de control inopinados. La verdad es que no entiendo la política de la Vieja Europa hacia este Israel desbocado sino es desde el chantaje y los intereses económicos. Antes de esta última escalada se manejaba un horizonte próximo para la entrada en la UE, y nadie se habría despeinado.

Porque hay un estado en el mundo, asesino y genocida, que ha decidido que soy un terrorista. Sí, y probablemente ustedes también lo sean. Y lo peor es que estados de nuestro entorno están de acuerdo con el postulado. Vengo de ver las imágenes de la detención de Paul Laverty. Es un buen tío. Me lo ha hecho pasar bien en el cine como guionista de “Mi nombre es Joe” o “Yo, Daniel Blake”, ese bien-mal de cuando vas a ver una película de Ken Loach, que te gusta lo que te cuenta y cómo, pero te pellizca la boca del estómago porque eso que estás viendo es un retrato de la realidad, cruda y directa. Y duele. Pues eso, al bueno de Paul han venido unos “bobbies” un poco mal encarados y lo han detenido por vestir una camiseta con la siguiente leyenda: “Genocide in Palestine, time to take Action”, aquí diríamos algo así como “Genocidio en Palestina, momento de actuar”. De momento la que ha actuado es la fiscalía y lo ha acusado de delito de terrorismo. Mucha Carta Magna, pero los británicos, y algunos más, están vendidos a la Justicia… y yo pondría las barbas a remojar.

Y sigo.

Porque es a las claras la sociedad civil la que ha tomado la determinación de que esto se tiene que acabar. A Netanyahu en este pasado agosto se le organizó en Tel-Aviv una manifestación de medio millón de personas, de una población total de menos de diez… como si en La Castellana metemos a dos millones y medio, ni en los mejores sueños de Feijóo contra Sánchez. Tiene ese gobierno asesino oposición en el interior. Y en el exterior, iniciativas como la “Flotilla Global Sumud” (¡Ay, la borrasca, que se han tenido que volver!) son símbolo inequívoco de que algo se mueve.

Porque el sionismo nació como respuesta a un hecho, el “Caso Dreyfus”, al que se le dio, probablemente con razón, un sesgo xenófobo contra los judíos. Alfred Dreyfus era un oficial del Ejército Francés que fue acusado de espionaje, casi a sabiendas que el culpable era un militar de superior rango y ascendiente noble y no era cosa que pringara el preboste. De manera que Dreyfus, judío, se tragó el sapo en principio. Pero miren por dónde a Émile Zola, literato eminente en funciones de periodista, se le ocurrió levantar la liebre y la cosa pasó a mayores con el famoso artículo “J’accuse”. Lo que no sabía Zola es por allí pasaba un tal Theodor Herzl, otro periodista austrohúgaro (¡Viva Don Luis García Berlanga!) y aprovechó para formular los principios del sionismo y el retorno a la Tierra Prometida. O de cómo nos sale un propagandista cualquiera, nos calienta la mollera y, como hay detrás algo de pasta e intereses, la cosa pasa a mayores. El complejo de culpa tras el Holocausto hizo el resto.

Y paro. Que ya me voy a la Historia y eso debe quedar para otro capítulo.

Resumo. Mírense al espejo, y, si se ven tan bellos como nuestras poetas en Gordoncillo, será muy buena señal. Piensen luego cómo actuar y si les merecen respeto, consideración y, sobre todo, su voto, esos que están en la tibieza de la condena o, simplemente, en su aprobación. Miren también, por si acaso sean los mismos que han contribuido por acción u omisión a que todos estos pasados días leoneses, zamoranos y ourensanos hayamos estado en la penumbra de ese eclipse de abandono que han sido los malditos incendios forestales. Que lo mismo sí.