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Llueve

El pasado sábado día 1 de noviembre, con el pueblo entretenido en los camposantos o muertos de miedo a base de calabazas de mirada espectral...

El pasado sábado día 1 de noviembre, con el pueblo entretenido en los camposantos o muertos de miedo a base de calabazas de mirada espectral, sucedió algo bochornoso en el Pabellón de Deportes Pisuerga de la capital vallisoletana. Y digo capital, que lo es de la provincia, pero no de la autonomía de nuestros dolores.

Visitaba la Cultural y Deportiva Leonesa al Universidad Europea Miguel de Cervantes Valladolid con idea de disputar partido de la Liga de segunda de Baloncesto, pero hete aquí que, entre meteoro y gotera, todo se alió para que el pabellón hiciera honor a su nombre y se convirtiera en río su pista de parqué. Una vergüenza que se tuviera que suspender el partido por tal contingencia, con la historia que arrastra el club, ahora patrocinado por una universidad privada, y por el trastorno producido a los desplazados, equipo y afición. Miren por dónde se jaleó a León cuando el equipo visitante se acercó a saludar y agradecer el esfuerzo a los que habían viajado hasta Pucela. Chasco deportivo, pero orgullo de oír, por fin, voces en favor de León en tierras que nos niegan pan y sal por obra y gracia del gobierno de Mañueco.

Y todo me parece muy simbólico. Primero, porque hemos ido los de León a darnos cuenta de que en Valladolid también tienen carencias, y no pocas, que como casi todo en las ciudades que a la vez son corte, se cuida sólo el oropel de las “millas de oro”, las gruesas alfombras y las grandes infraestructuras que trascienden a golpe de tijeretazo en cinta inaugural. Los barrios, los pueblos y, en general, lo que poco renta electoralmente está sumido en abandono institucional e insignificancia rampante. La techumbre del Pisuerga merece la atención del “ministroalcalde” Puente que, con el sobrante del tejado de la nueva y faraónica estación de ferrocarril, bien podrá remendar la gotera o fabricarle un nuevo tejado de platino iridiado con incrustaciones “de ladrillo Zaratán” para no perder la identidad. Porque Jesús Julio Carnero, vigente alcalde, no se pone de acuerdo para que le visen el presupuesto de la reparación…que le haga una factura proforma el Somacyl, a ver si así.

Pronóstico que se cumple, que las lluvias de estos días son mero bautismo, y ya veremos el invierno. Pero algo me dice que otro año que no hablaremos de “nieve vieja” en primavera

La otra pata del simbolismo es más rebuscada, y habla de que el agua que sobra en el parqué de Valladolid falta en los embalses de León, que ya estamos con lo de siempre, pero un poco peor. No voy a ser maniqueo y comparar las cifras con las del año anterior, que fue bastante bueno, con 652 hm3 en las mismas fechas, ni con la política de ampliación de regadío hacia Palencia y Valladolid a costa de Riaño, que esto de la jurisdicción de las aguas es asunto que sólo deriva en odios y malsanos enfrentamientos territoriales. Para mí el agua es un bien escaso, de difícil dosificación colectiva, no siendo con medidas punitivas que vayan contra el abuso, y que debe utilizarse en primer término y buena medida para solventar necesidades de primer orden: consumo humano, bien directo, bien agrícola.

El caso es que tenemos en León a estas alturas solamente 452 hm3, por debajo de la media de los últimos diez años, y con embalses como el de Luna con alrededor del 20% de su capacidad. Porma y Riaño escapan algo mejor, pero ya la Aemet preveía en septiembre un otoño templado y seco. Pronóstico que se cumple, que las lluvias de estos días son mero bautismo, y ya veremos el invierno. Pero algo me dice que otro año que no hablaremos de “nieve vieja” en primavera, que es la que hace la reserva hídrica para el cada vez más caluroso verano.

Ya he dicho que no “haré sangre” del necesario regadío. Y vaya por delante que adjudica 41 litros semanales por metro cuadrado. Es una cantidad bárbara, según asegura mi amigo y vecino de columna Jesús Veci, que se evapora en gran medida y que no racionaliza el recurso. Mutis al respecto, aunque pido humildemente que se mejoren regadíos, aunque las obras las hagan en comandita esas mías “bestezuelas negras”, Tragsa y Somacyl, que ya va dos veces hoy nombrada.

Tenemos otro “socio” que es bastante ladronzuelo consentido en la generación hidroeléctrica. Éste sí que consume agua, prácticamente sin pagarla, y esquilma la reserva para su interés. Voy a iluminarles a ustedes con la composición del llamado “mix energético” de Castilla y León en el 2024. Podemos presumir de que el año pasado generamos con renovables el 92,8% del total producido. A la eólica le correspondió un 46,2%, a la fotovoltaica un 12,7% y al objeto de nuestro interés, la hidráulica, un 32,5%. Hay proporciones residuales de cogeneración y otras. Es Castilla y León primera potencia en eólica e hidráulica. En esta última no les digo la provincia que se lleva la palma porque siendo la primera en kilómetros de curso fluvial, tenemos difícil que alguien nos eche el pie. Se ha hablado además mucho estos días de la capacidad productiva aparejada a una total inoperancia en la distribución en la provincia.

Menos mal que somos la autonomía líder en eólica. Para chasco habría sido no serlo, teniendo en cuenta el tinglado que tenía montado la oficina de influencias pepera, asunto que se juzga estos días, y que terminará, seguramente y para sorpresa de nadie, en bagatelas y pocas penas. Tomás Villanueva, que en paz descanse y qué mal pensados que somos.

Maravillas de legislación debidas a ese prohombre, justo, benéfico y colmado de buenaventura llamado Rodrigo Rato, si bien los que le han sucedido han puesto poco de su parte para cambiar las tornas

En hidráulica también muy bien servidos, pero el timo es llamar renovable a una energía cuyo recurso es finito y que debería tener su uso primordial en las necesidades básicas. Más si tenemos en cuenta la bicoca ofrecida a las eléctricas, que tiran del agua de todos para producir a bajísimo coste y después cobrarnos la energía eléctrica al precio de la más cara que compone el “mix” en cada momento. Sí, un solo kilovatio producido en una central de ciclo combinado tirando de gas importado a precio de “kryptonita” autoriza a la eléctrica correspondiente a aplicar ese precio abusivo, aunque el resto de la factura energética se consiga a coste cero tirando de embalse. Maravillas de legislación debidas a ese prohombre, justo, benéfico y colmado de buenaventura llamado Rodrigo Rato, si bien los que le han sucedido han puesto poco de su parte para cambiar las tornas. Encantados deberíamos estar con esta caterva de acémilas interesados más en la puerta giratoria y el mullido sillón, que en el real interés de la población, víctima, pagana e ignorante de tanto bien producido a su costa.

Estamos haciendo el caldo gordo a las energéticas, ofreciendo nuestro territorio para la instalación de sus estructuras, herencia envenenada y de difícil gestión tras su caducidad. Pagamos religiosamente una factura absolutamente incomprensible, que a cualquier otro llevaría a un juzgado por fraude doloso e intento de estafa. Afrontamos el precio que la ley les permite sin ahorrarnos un céntimo, siquiera fuera por antigüedad de contrato. Nos hacen hasta sentirnos culpables de un consumo que pagamos, tachándolo de irresponsable, cuando la mayor de las irresponsabilidad les ha hecho partícipes y cómplices necesarios del famoso apagón, y los que vendrán. ¿Tan asumido tenemos el peaje, que consideramos normal esta situación? Esa misma que ni contempla la posibilidad del autoconsumo y obliga a la conexión a la red. Colectivizar los costes e individualizar el beneficio. Libre mercado con clientes cautivos.

Llueve, sí. Y siempre es sobre el mismo suelo de la mojada paciencia.