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Feliz Navidad

Hoy día de Navidad, el Ministerio de la Presidencia, es decir, Bolaños, ha subido a la cuenta oficial de X del siguiente mensaje que traslado literal...

Hoy día de Navidad, el Ministerio de la Presidencia, es decir, Bolaños, ha subido a la cuenta oficial de X del siguiente mensaje que traslado literal por si no lo han visto porque no tiene desperdicio: “Felicitamos a la comunidad cristiana en este día en el que se conmemora el nacimiento de Jesús, un momento para compartir deseos de paz, alegría y bienestar, para todos y todas”

No se quien habrá redactado semejante bodrio que, en todo caso, ha de asumir Bolaños, ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes- nada más y nada menos- porque uno debe elegir con más tino a los subordinados que llevan las redes, además de advertirles que a este nivel la estulticia no corresponde con lo que los ciudadanos esperan de sus poderes públicos.

Estaba con mi belén, que ampliamos por tradición todos los años, y en el que también hay gallinas, cabras, cerditos, y ovejas- hasta una negra ponemos- y al que sumamos este año una cigüeña adquirida en nuestra visita obligada a la Plaza Mayor

Les confieso que, como la mayoría de los españoles, soy parte de esa “comunidad cristiana” que el mensaje menciona- católica, para más concreción-  y que todos los años por estas fechas, pongo en casa el Belén con la Virgen María, San José, el niño Jesús (y no Jesús como si fuera primo del del mensaje), los Reyes Magos, los pajes y los pastores, término, por cierto,  que incluye también a las pastoras, como “todos” incluye a todas cosa que no solo  digo yo porque la Real Academia Española (RAE) ha advertido que el masculino gramatical “está firmemente asentado” y “no supone discriminación sexista alguna” y si, en mi opinión, un uso aberrante e ideológico  muy alejado de lo que yo considero buen castellano. Anda que no hay unos cuantos que parapetan tras este lenguaje “inclusivo y no sexista”, su impostada defensa de la necesaria igualdad (y si no que se lo digan a Ábalos, Koldo, y demás sujetos que proliferan como setas en los últimos tiempos…).  Bueno que me voy del tema… 

Estaba con mi belén, que ampliamos por tradición todos los años, y en el que también hay gallinas, cabras, cerditos, y ovejas- hasta una negra ponemos- y al que sumamos este año una cigüeña adquirida en nuestra visita obligada a la Plaza Mayor de Madrid el pasado lunes, con la que hago un homenaje a mi origen alcalaíno y un guiño a mi ciudad de nacencia que es patrimonio de la Humanidad. 

   Y ese belén lo montamos en casa, como antes lo ponían en las suyas mis padres, mis abuelos y mis bisabuelos,  y como espero poder hacerlo en un futuro no muy lejano con mis nietos;  y como lo ponen, por cierto,  la mayoría de los españoles en sus casas porque somos un país- aunque el que lleva las redes parece no querer saberlo-mayoritariamente cristiano, mayoritariamente católico mejor,  y nuestros orígenes, nuestra cultura y nuestros valores nos llevan a celebrar la Navidad  como Navidad,  como una fecha feliz y entrañable en la que los que somos afortunados disfrutamos un poco más que el resto del año de nuestros seres queridos. 

Por eso y dadas las fechas en las que estamos quiero desearles desde el corazón “Feliz Navidad”- y no “Felices Fiestas”- y decirles que me gusta creer en los Reyes Magos y no en un Santa Claus o un Papá Noel que no tengo interiorizado

 Para mí particularmente el sentido de la Navidad cristiana es el amor y la alegría, es la esperanza, la reconciliación, la justicia y la paz que se inspiran en la fragilidad de ese niño recién nacido, un niño salvador que ha originado la civilización occidental y del que servidora no se avergüenza, ni va a renegar. 

Por eso y dadas las fechas en las que estamos quiero desearles desde el corazón “Feliz Navidad”- y no “Felices Fiestas”- y decirles que me gusta creer en los Reyes Magos y no en un Santa Claus o un Papá Noel que no tengo interiorizado, porque mi esencia, mis valores y mis creencias heredadas de los míos, me imponen celebrar la Navidad delante de un nacimiento en el que rezo al Niño Jesús sin que esto debiera ofender a nadie.

 No pienso no cambiar mis deseos de felicidad navideña por los de celebrar las fiestas en general, o felicitar otras rarezas como el solsticio de invierno, cada vez más habituales en felicitaciones y mensajes. 

 Mas de uno pensará mientras me lean que somos un Estado aconfesional según el artículo 16 de la Constitución de 1978, en lo que no les quito un ápice de razón. Pero que ninguna religión tenga carácter oficial, no significa que no mantenga una cooperación histórica y especial con la Iglesia Católica apuntalada en una arraigada tradición cultural que impone a los poderes públicos ser especialmente cuidadosos con las creencias religiosas de la sociedad española, una sociedad  que, aunque el actual Gobierno no quiera entenderlo, tiene una profunda tradición católica, con una gran mayoría de la población declarándose tal, y con celebraciones religiosas muy arraigadas y sentidas,  como siempre ha sido la Navidad. 

Así que, desde mi más profunda convicción, Feliz Navidad a todos.