El honor ha de ser la principal divisa

Tengo la sensación de que el actual Ejecutivo, con su presidente a la cabeza, ha emprendido una huida hacia adelante y sin retorno que, si entre todos no lo remediamos, se va a llevar por delante nuestro actual Estado de Derecho.
Y la tengo porque en las últimas ese Poder Ejecutivo que ya no representa ni a los suyos- solo hay que oír a los abochornados Page, Lambán, Díaz, Redondo, o Madina, entre muchos otros-, y se muestra cada día más impotente ante el desmoronamiento del castillo de naipes que mal que bien les ha permitido resistir lo que va de esta terrible legislatura en la que, como algunos venimos denunciando-todavía pocos- se han alcanzado cotas de degeneración desconocidas hasta la fecha.
Una decadencia de la que tardaremos en reponernos y a la que deberíamos dar la rotunda respuesta que se impone a la gente de bien asqueada hasta la médula de esta sarta de personajes y personajillos como Ábalos, Koldo, Jésica y de más “sobrinas”, Leire, Hamlym, Pérez Dolset, Teijelo, el hermanísimo, la “catedrática de pega” y un larguísimo etcétera que conforman el vodevil en el que se ha convertido la política española estos últimos meses.
Pero si hay algo que me repugna sobremanera es que, ante la frustración que les supone que cada vez se les vea más el plumero, arremetan contra una de las instituciones más intachables de nuestro país, mi querida y admirada Guardia Civil y, en particular, su unidad central operativa, la UCO, encargando a esta panda de casposos buscar información comprometedora del Teniente Coronel Antonio Balas que, curiosamente, encabeza las pesquisas sobre Koldo, el Fiscal general del Estado así como las investigaciones en torno a Begoña Gómez y David Sánchez. Mucha casualidad.
Todo huele a podrido y bien podrido sin que por mucho que lo intenten se puedan esconder los estrechos vínculos entre las principales cabezas del PSOE...
Si no fuera por la preocupación que me embarga como persona normal me hace estar para pocas bromas, les diría que ha sido de traca este sainete con el que nos quieren convencer de que la tal Leire Diez no ha tenido ni tiene vínculo alguno con el PSOE. Lo de que haya sido teniente de alcalde socialista, que trabajara en Ferraz, que fuera la Jefa de Comunicación en la empresa pública Enusa (2018-2021) o la Directora de Filatelia y Relaciones Institucionales en Correos (2022- 2024)- si sí de Correos y miren en qué fechas-es una minucia.
Todo huele a podrido y bien podrido sin que por mucho que lo intenten se puedan esconder los estrechos vínculos entre las principales cabezas del PSOE y esta “valiente fontanera” cuya cutrez es difícil de superar a la vista de su procaz verbo en los sonrojantes audios a los que ella misma ha reconocido veracidad a RTVE, esa estupenda y nada sectaria televisión de “todos”.
Eso sí, no sé a ustedes, pero a mí me ha dejado muy “tranquila” que Grande-Marlaska, haya recalcado su confianza en la UCO. Aunque más que esa confianza de boquilla -o de tuit (que me ponen enferma)-, se echa de menos, señor ministro, una defensa encendida y sin ambages a quienes, pese a las constantes presiones, han demostrado con creces trabajar con la profesionalidad, la independencia y la valentía que demanda su papel de contrapeso en nuestro Estado de derecho.
Y no puede ser de otra forma sirviendo como sirven con absoluta lealtad a su lema: “el honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil”
La Guardia Civil y en particular la UCO, como policía judicial que atiende al mandato de jueces y fiscales en la lucha contra quienes vulneran la ley, sean quienes sean, ha demostrado sobradamente su eficacia, su rigor, su objetividad y su independencia en el desarrollo de sus cometidos. Y no puede ser de otra forma sirviendo como sirven con absoluta lealtad a su lema: “el honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil”; y lo es, créanme, por fortuna para todos, junto con el valor, un altísimo sentido de la justicia y el servicio absoluto al interés público.
Precisamente por ello la UCO se ha convertido a pesar de este Gobierno en un muro de contención contra la impunidad a cualquier coste en la que parece haberse afincado el poder; o más bien una falsa sensación de impunidad que les ha empujado a intentar desacreditar la labor este cuerpo policial en lo que constituye, en mi opinión, un durísimo ataque al corazón de nuestra Democracia que no debería quedar así. De nosotros depende.