El Banco de Leche Materna de Castilla y León consolida su red regional tras una década de actividad y más de mil bebés amantados
El gesto altruista de 400 madres asienta un proyecto que nació con 40 litros procesados, que hoy superan los 300 y llegan a unos 130 prematuros cada año

Cuando en la primavera de 2015 el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid inauguró el Banco de Leche Materna de Castilla y León, pocos podían imaginar que aquel proyecto pionero que comenzó con apenas 29 donantes y 40 litros procesados iba a convertirse una década después en un referente autonómico de solidaridad y salud neonatal. Hoy, diez años más tarde, más de 400 mujeres han donado su leche para alimentar a más de un millar de bebés prematuros y enfermos de toda la Comunidad, un balance que no solo es “muy positivo”, sino también esperanzador.
“Empezamos en el Hospital Universitario Río Hortega atendiendo solo a nuestros propios pacientes, y hoy la leche donada llega a todos los hospitales con unidades neonatales”, explica Raquel Izquierdo, pediatra y neonatóloga del Banco de Leche y una de las profesionales que ha acompañado este recorrido. “Hemos crecido mucho, pero aún queremos llegar más lejos”.
Mucho más que un alimento
La doctora subraya que la leche materna es mucho más que un alimento para los bebés prematuros; es una herramienta terapéutica que puede marcar la diferencia entre la vida y la enfermedad. Para un recién nacido tan inmaduro, la leche materna actúa como una auténtica medicina. Aporta defensas, factores de crecimiento y enzimas que su organismo todavía no puede producir por sí mismo. Mejora la tolerancia intestinal, protege frente a infecciones graves y favorece el desarrollo neurológico y metabólico, explica Izquierdo. No existe nada comparable en la naturaleza ni en la industria farmacéutica. Por eso cada gota donada tiene un valor incalculable, añade.
El Banco de Leche Materna de Castilla y León nació en 2015 como el primer proyecto de carácter autonómico y mixto de España, al integrar en su funcionamiento tanto al Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Río Hortega como al Centro de Hemoterapia y Hemodonación de Castilla y León (CHEMCYL). A diferencia de otros bancos de leche existentes entonces -localizados en grandes hospitales y con ámbito provincial-, el modelo castellano y leonés apostó por una red autonómica, aprovechando la infraestructura logística, técnica y de seguridad del CHEMCYL, responsable también del transporte y la pasteurización de la leche, que hoy sigue implicado.
Aquel inicio fue modesto pero firme. En sus primeros seis meses, el banco logró cubrir las necesidades del diez por ciento de los bebés prematuros que nacían en la Comunidad y que necesitaban amamantarse. El salto cuantitativo y cualitativo ha sido espectacular. En aquel primer año, apenas 16 bebés recibieron leche donada. Diez años después, el Banco de Leche atiende a entre 120 y 150 recién nacidos cada año, la mayoría de ellos prematuros extremos, con menos de 1.500 gramos de peso o con patologías digestivas y cardíacas complejas.
“Estos niños son muy vulnerables”, explica la doctora Raquel Izquierdo. La leche materna les protege frente a infecciones, mejora su tolerancia digestiva, favorece el crecimiento y reduce el riesgo de una enfermedad grave como la enterocolitis necrotizante, una patología que afecta al intestino que puede ser muy barámid prematuro.s. Por eso, aunque el banco actúa como un recurso complementario, su papel resulta esencial cuando las madres aún no pueden producir suficiente leche. “Nuestro objetivo siempre es fomentar la lactancia materna directa, pero mientras tanto, la leche donada es una auténtica medicina”, resume en declaraciones a Ical.
Logística
Castilla y León es una de las comunidades más extensas de Europa y con población muy dispersa, lo que convierte la logística del Banco de Leche en un desafío constante. El sistema funciona como una cadena perfectamente coordinada: la leche se recoge en el Hospital Río Hortega y en domicilios de Valladolid y su entorno, en un radio de unos 25-30 kilómetros. En Burgos, las madres con bebés ingresados en la Unidad de Neonatología también pueden donar el excedente. Desde ambos puntos, la leche se transporta congelada al Centro de Hemoterapia, donde se procesa y se controla.
El CHEMCYL es el corazón técnico del Banco de Leche, subraya Izquierdo. Allí se analiza la acidez, se pasteuriza y se realiza un cultivo microbiológico. Solo las muestras que resultan completamente seguras se distribuyen a los hospitales de Burgos, León, Salamanca y Valladolid, que son las que tienen ucis neonatales. Gracias a esta red, cada litro donado puede viajar de una punta a otra de la Comunidad en condiciones óptimas, manteniendo la cadena de frío y garantizando su calidad biológica.
El crecimiento del centro ha sido sostenido y constante. En 2014, las donaciones apenas alcanzaban los 40 litros procesados; hoy, el Banco mantiene una media estable de 300 litros anuales, una cifra suficiente para cubrir las necesidades de los hospitales de Sacyl con unidades de cuidados intensivos neonatales.
A lo largo de la década, el Banco ha contado con más de 400 madres donantes, una cifra que refleja el compromiso social de las familias castellanas y leonesas .“El perfil más frecuente es el de madres jóvenes con bebés sanos y lactancia bien establecida, que donan su excedente”, explica Izquierdo. “Pero también tenemos madres que donan tras el ingreso de sus hijos o incluso después de perderlos. En esos casos, la donación tiene un valor emocional enorme”.
El proceso de donación combina ciencia, higiene y solidaridad. Las mujeres interesadas deben superar una entrevista médica, una analítica de serologías y recibir formación sobre extracción y conservación. La leche se extrae en casa y se congela inmediatamente. Luego se recoge refrigerada y se transporta al Centro de Hemoterapia, donde se analiza y se pasteuriza, explica la neonatóloga. “Solo cuando los cultivos confirman que no hay microorganismos se autoriza su distribución”. Esa trazabilidad garantiza la máxima seguridad para los receptores: cada frasco está identificado, analizado y registrado. Es un trabajo invisible, pero de altísima precisión.
Red de solidaridad
Detrás de cada litro de leche hay una historia de vida y de generosidad. Para las madres, donar leche es algo profundamente gratificante. Saber que su gesto ayuda a otros niños a salir adelante les llena de orgullo, afirma Izquierdo.
Algunas de esas madres, cuyas criaturas recibieron leche donada en sus primeras semanas, deciden más tarde devolver ese gesto donando ellas mismas. “Es cerrar un círculo de solidaridad. Muchas nos dicen que les cuesta dejar de donar porque sienten que forman parte de algo importante”, precisa. Ahora, una década después, el Banco de Leche se enfrenta a un nuevo desafío: extender su red de donación y distribución a todas las provincias.
“De momento llegamos a los hospitales de Valladolid, Burgos, León y Salamanca, pero queremos dar el salto al resto de la Comunidad”, confirma Izquierdo. “Estamos trabajando con el Centro de Hemoterapia para aprovechar su red de transporte y ampliar progresivamente los puntos de recogida y atención a donantes”. El objetivo es que más madres conozcan el Banco de Leche, que donar sea algo habitual y que ningún bebé se quede sin leche materna por falta de recursos o distancia, resume.
Cómo donar
Las madres que deseen colaborar pueden contactar con el Banco de Leche Materna del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid en el teléfono 983 420 400 (extensión 84 300) o escribir al correo electrónico bancodeleche@saludcastillayleon.es. “Las asesoramos, resolvemos sus dudas y les proporcionamos todo el material necesario”, indica la doctora. “Donar leche es un proceso sencillo, higiénico y absolutamente seguro. Y el impacto que tiene en los bebés es enorme”, sentencia.