"Es la ruina": casi 1.500 trabajadores se verán afectados en León por el cierre

“Un auténtico desastre”. Así califica el alcalde de La Bañeza, Javier Carrera, el anuncio de cierre de la molturación de remolacha en la planta de Azucarera en la localidad. La decisión no solo afecta a los 160 empleados directos de la fábrica, sino también a más de 1.300 puestos indirectos, vinculados a sectores como el mantenimiento industrial, maquinaria agrícola, industrias auxiliares o servicios financieros.
El impacto es de tal magnitud que el alcalde subraya que “no solo afecta a La Bañeza y sus comarcas, sino al conjunto de la provincia”.
La producción se traslada a Toro
Azucarera ha confirmado que toda la producción de azúcar de remolacha se concentrará en Toro (Zamora), lo que implica el cierre de las instalaciones de molturación en La Bañeza y Miranda de Ebro. Esta última mantendrá parte de su actividad como refinería, pero en León la actividad cesará por completo.
La compañía ha justificado la decisión como parte de una “profunda reestructuración para garantizar la sostenibilidad y recuperar la competitividad en el mercado”.
Un ERE que golpea en todo el país
El cierre llega en pleno arranque de las negociaciones entre Azucarera y los sindicatos, después de la presentación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a 251 trabajadores en toda España, incluyendo oficinas en Madrid y Barcelona.
El consejero delegado de Azucarera, Juan Luis Rivero, ha explicado que mantener tres fábricas en funcionamiento ya “no era viable” debido a factores como los elevados costes de producción, la caída en el cultivo de remolacha, la volatilidad del mercado y la competencia de importaciones más baratas de países terceros.
Un símbolo que desaparece en La Bañeza
La fábrica de La Bañeza ha sido durante décadas un motor económico, social y simbólico en la comarca. Con su cierre, se pone fin a una larga historia vinculada al cultivo de la remolacha y a la actividad agroindustrial en la zona.
Desde la empresa se insiste en que “seguiremos del lado de los agricultores y buscaremos fórmulas para mantener la rentabilidad del cultivo”, aunque la pérdida de la planta supone un duro golpe para cientos de familias que dependían directa o indirectamente de esta actividad.
“Es la ruina para muchas casas”, lamentan los vecinos de la comarca, que aún no dan crédito al cierre de una de sus principales fuentes de empleo.